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El comandante talibán Mazlumyar posa rodeado de guardias de seguridad que trabajan en el departamento de Migración, el pasado 28 de agosto, en Kabul.
PLANETA FUTURO

Postales del Afganistán de los talibanes

Rodrigo Abd (AP)|

Mujeres que esperan largas filas para recibir comida, niños que estudian el Corán o trabajan en fábricas, guardias que no ganan lo suficiente, drogadictos o una familia de vacaciones en la región que un día albergó a los Budas Gigantes componen el mosaico de un país donde el régimen talibán ha prohibido la educación de las niñas, el trabajo de las mujeres, la música, el cultivo del opio o las películas. Estas imágenes fueron tomadas en los meses anteriores al terremoto que asoló el noroeste del país el 7 de octubre

La refugiada afgana Massouda K, en su casa de Viladecans (Barcelona).
Vidas Nuevas, un proyecto de Acnur

Cuando a un refugiado no le basta con ser un alumno brillante

La mitad de los 14,8 millones de desplazados forzosos en edad escolar no recibe educación formal a pesar de ser clave para su integración. A ello se unen particularidades como el país de acogida, si hablan su idioma, si están solos o en familia, su género o si tienen algún tipo de formación. Elena, Jorge y Massouda, que llegaron a España hace dos años, son ejemplos de esa integración y de esas dificultades

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