Ámsterdam, sin cortinas

La exposición de Alicia Framis Pabellón de género se puede ver en la sala Alcalá 31 de Madrid hasta el 27 de enero. En ella, la artista enlaza el género con temas como el espacio, la moda y el diseño. Framis es barcelonesa, pero vive y trabaja en Ámsterdam desde hace décadas. Aquí nos enseña la capital holandesa que conoce tan bien.

¿Ha cambiado desde que llegó?

Hay algo más de turismo. La ciudad no es grande y por eso se nota aún más la cantidad de turistas. Y ahora la gente joven no puede permitirse vivir en Ámsterdam y se va a la periferia o a Utrecht.

¿Se mueve siempre en bici?

Sí, pero también en ferri. Por ejemplo, para ir al nuevo museo del cine, llamado EYE Filmmuseum. Me lleva solo siete minutos de trayecto, y vienen con mucha frecuencia. Al lado del museo me gusta comer en el centro cultural Tolhuistuin, donde además hay música en vivo a menudo.

¿Qué otro sitio le gusta frecuentar?

Sin duda, el Museo Our Lord in the Attic. Es una casa burguesa del siglo XVII y arriba, en la buhardilla, hay una iglesia camuflada, porque se construyó en la época en que aquí perseguían a los católicos.

¿Y un barrio donde quedarse?

Yo vivo junto a la Facultad de Bellas Artes, pero me gusta también mucho Jordaan, que es una zona muy agradable para pasear. Los lunes montan allí un mercadillo de ropa vintage mejor que el de la plaza de Waterlooplein, que es más turístico.

¿Usted tampoco corre las cortinas de su casa, como es típico allí?

Así es, salvo las del dormitorio. No solo porque sea algo propio del calvinismo, sino porque necesitamos que entre toda luz, ya que no hay mucho sol. Es interesante ver que cuando paseas por barrios de inmigrantes se ven muchas más cortinas corridas, cosa más propia de las culturas mediterráneas.

¿Hay mucho movimiento artístico?

Sí, y muy activo. Por ejemplo, está muy bien el Art Weekend, se celebra en noviembre y las galerías presentan a sus mejores artistas y hay fiestas nocturnas.