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Cine en el desierto de Argelia

La actriz Mónica Regueiro recuerda sus noches bajo las estrellas en el festival FiSahara

La actriz Mónica Regueiro.
La actriz Mónica Regueiro.Danniel Rojas

Mónica Regueiro ultima Todas las mujeres, la obra de teatro que produce y en la que actuará del 11 de agosto al 16 de septiembre en el teatro Reina Victoria de Madrid. Ha acudido a muchos festivales de cine, pero ninguno le resultó tan especial como el FiSahara, que se celebra anualmente en Tinduf (Argelia).

¿Qué lo hace tan distinto de otros festivales?

Es el único que tiene lugar en un campo de refugiados. El viaje hasta allí es toda una odisea: no puedes entrar por Marruecos y cuando el avión llega al destino, en Argelia, después has de viajar ocho horas en autobús hasta el campamento, en la wilaya [distrito] de Dalja. Viajamos de noche por el desierto.

¿Dónde se alojaban los invitados?

No hay hoteles, así que nos instalaron en jaimas de familias de la zona. En la mía dormíamos cuatro invitados al festival. Comíamos todos juntos y amanecíamos a la vez. Vivíamos en las mismas condiciones: no hay agua corriente, por ejemplo. Fue la mejor manera de tomar conciencia de sus problemas. Al final, nos acabamos llevando a los chicos y chicas de la jaima a las proyecciones nocturnas de películas y una de ellas se escapó para encontrarse con su novio.

¿Qué tipo de películas se proyectaban?

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Principalmente era cine español, estrenos recientes. También había una sección de obras cinematográficas realizadas allí, en una escuela de cine que ha surgido gracias a este festival. Las películas las grababan in situ, y todos colaboraban en el proceso: dirección, vestuario, arte... Fue una gran experiencia para ellos y también para nosotros.

El ambiente parece de cine de verano…

Sí, se monta un cine al aire libre con una pantalla gigante. Es mágico ver películas en medio del desierto. Además, el cielo está muy despejado, no hay contaminación lumínica y las estrellas brillan a tope. Por eso una noche nos perdimos de regreso y no había modo de encontrar nuestra jaima. Nos costó orientarnos en la oscuridad.

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