El Coloquio de los Perros, inspiración cervantina

Es un poco complicado llegar en coche, pero el hotel ofrece garaje propio en un lateral del edificio. Así que todo es cosa de seguir el GPS y solicitar la apertura del portón con una llamada a recepción. Una terraza con sombrillas y un vestíbulo de ladrillo visto reciben al viajero como Cervantes lo indicó en una de sus novelas ejemplares. El coloquio de los perros, de cuyo título ha tomado el hospedaje su nombre, cuenta las peripecias de dos canes en distintas ciudades españolas hasta llegar a Valladolid, donde lo ­real y lo imaginado definen el carácter de la picaresca española de la época.

Sin este preámbulo no se entiende el contexto de un establecimiento sincrético, real e imaginado como El Coloquio, nacido de la rehabilitación de una casa burguesa del siglo XIX a la cual no se han escatimado complementos modernos ni espacios confortables para respirar la historia pucelana. Desde muchos de sus ángulos se aparece la torre catedralicia conocida como La Buena Moza.

El arquitecto Elesio Gatón ha interpretado estos rincones con decoro y devoción por los efectos gráficos de la estructura al desnudo, rotulada en la fachada del patio interior con un enorme mural de líneas geométricas. Esta identidad gráfica, debida a los artistas José Pérez y Esther Gatón, se sigue por las paredes, en la guía de los pasillos y en la propia señalización de los dormitorios, como si la escritura trascendiera desde la propia óptica cervantina. La terraza interior se ha decorado conforme a estas pautas literarias para ser usada en presentaciones de libros, fiestas privadas, tertulias, encuentros gastronómicos o catas de vino, que la Ribera del Duero discurre por ahí cerca.

Cada habitación tiene algo que contar. Desde las dobles con cama de matrimonio 115 y 215, que miran a la catedral, hasta la dúplex con amplios ventanales que miran a la plaza de la Universidad. Sin desdeñar para nada las triples 306 y 308, ligeramente abuhardilladas.

Nada que objetar al equipo profesional, algo escaso para las dimensiones de un hotel de 74 plazas, pero suficientemente amable y vocacional con unos huéspedes a los que no se les exige pagar más de 75 euros por una noche en habitación doble. Una buena relación calidad-precio.