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Por el Liverpool de los Beatles

De la verja de Strawberry Fields a The Cavern, escenarios que recuerdan los inicios de la banda británica cuando se cumplen 50 años de su celebrado disco 'Sgt. Pepper's'

La placa de Penny Lane, cruce de calles de Liverpool, es uno de los puntos más fotografiados de la ciudad británica.
La placa de Penny Lane, cruce de calles de Liverpool, es uno de los puntos más fotografiados de la ciudad británica. J. R. ÁLVARO

Nunca la reja de un parque ha sonado tan bien. Probablemente, ninguna otra haya congregado a tantos visitantes. A orillas del río Mersey, la ciudad de Liverpool vio cómo cuatro jovenzuelos se unieron para cambiar la historia de la música. Aquel Liverpool de infancia y juventud de John, Paul, Ringo y George sigue latiendo con fuerza en lugares como Penny Lane, Mathew Street, Pier Head o Strawberry Fields, aquel parque donde John Lennon pasó tantas horas jugando.

Esta ruta invita a ponerse los auriculares, darle al play y sumergirse en un viaje sonoro y mitómano por el Liverpool de los Beatles. Y como diría la Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band, uno de sus discos más celebrados que cumple este año medio siglo de historia, “We hope you will enjoy the show” (esperamos que disfruten del espectáculo).

 John Lennon tiene aeropuerto

En una ciudad en la que el 70% del turismo que llega va buscando revivir la historia de los orígenes de los Beatles, no sorprende que el aeropuerto se llame John Lennon. Un dibujo de varias curvas a modo de pelo y unas pequeñas gafas redondas son el logotipo del aeródromo, que remata el homenaje con el verso “Above us only sky” de la canción Imagine, himno pacifista compuesto por Lennon después de la disolución de la banda. La única pega, quizá, es que tal homenaje se hiciera realidad en 2002, más de dos décadas después de su muerte, en 1980. El de Liverpool se une a otros aeropuertos que honran a grandes personalidades de la música, como el Antonio Carlos Jobim de Rio de Janeiro, el Louis Armstrong de Nueva Orleans o el Frederic Chopin de Varsovia.

Vista del rehabilitado Albert Dock, en Liverpool.
Vista del rehabilitado Albert Dock, en Liverpool.

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Las tres preguntas clave en torno al nacimiento de los Beatles encuentran respuesta en el Albert Dock, un antiguo muelle convertido, actualmente, en una de las principales atracciones turísticas gratuitas de Reino Unido; cada año recibe unos seis millones de visitantes. El movimiento de los astilleros ya desaparecidos ha dejado paso a un complejo comercial de galerías, tiendas, restaurantes, bares, hoteles y museos. Entre ellos, el local más demandado es The Beatles Story.

Perfectamente ambientado hasta el más mínimo detalle, el museo de los Beatles propone un recorrido por la historia del grupo, desde la infancia de Paul, John, Ringo y George hasta el estrellato y sus posteriores carreras en solitario. A través del relato de Julia, la hermanastra de Lennon, y los testimonios de Paul McCartney, el manager Brian Epstein o el productor George Martin, nos sumergimos casi sin quererlo en la magnifica historia de cuatro jóvenes de Liverpool que acabaron convirtiéndose en los cuatro fabulosos (4Fab, como se les conoce por aquí), la banda de pop más conocida del mundo.

Durante las más de dos horas que dura el recorrido sentiremos la ansiedad que un grupo de adolescentes privilegiados experimentaron al ver actuar al grupo en Hamburgo cuanto todavía no eran nadie; nos meteremos en la piel de aquél periodista que en las páginas del Mersey Beat News relató uno de los primeros conciertos de la banda, y alucinaremos con el Yellow Submarine y la White Room, donde Lennon grabó Imagine.

Crucero por el río Mersey, en Liverpool, cuyo muelle de Albert Dock es hoy uno de sus centros turísticos.
Crucero por el río Mersey, en Liverpool, cuyo muelle de Albert Dock es hoy uno de sus centros turísticos.J. R. ÁLVARO

‘Selfie’ a orillas del Mersey

El 4 de diciembre de 1965, los Beatles dieron su último concierto en Liverpool. Fue en el Empire Theater. Ese mismo día, pero 50 años después, se inauguraba una estatua del cuarteto caminando por Pier Head en dirección al río. La escultura fue diseñada por Andy Edwards y costó 20.000 libras. La pagaron los dueños de The Cavern Club, el local que les catapultó a la fama. Los cuatro músicos aparecen caminando despistados por la calle, inmortalizados para que los turistas se hagan el ‘selfie’ correspondiente, sumándose por un instante a este paseo eterno. Dicen que antes de ser famosos en el mundo entero era fácil verlos por aquí, camino del ferri a New Brighton. En sus playas, al otro lado del río, había bastante más marcha que en la aburrida Liverpool.

Si damos media vuelta y miramos hacía arriba, contemplaremos las Tres Gracias –Royal Liver Group, Port Liverpool Building y Cunard Building–, tres edificios de principios del siglo XX, símbolo de la ciudad. Si observamos atentamente, veremos dos pájaros que vigilan desde las dos torres del Royal. Son los Liver Birds y hay muchas leyendas sobre ellos. Una de ellas afirma que el macho de la pareja mira hacia tierra buscando un pub abierto mientras la hembra dirige su mirada hacía el mar para divisar algún marinero apuesto por el río.

Estación ferroviaria de Lime Street, en Liverpool.
Estación ferroviaria de Lime Street, en Liverpool.
Lime Street: el último show

La imagen del Empire Theater ha cambiado poco. Este teatro vintage de Lime Street acogió el último concierto de los Beatles en Liverpool, en 1965. Tres años antes ya se arremolinaban miles de fans en su acera. El 3 de diciembre dieron aquí un concierto memorable dentro del programa musical Juke Box Jury, de la BBC. 2.500 personas fueron testigos directos de la actuación y el griterío que los acompañaba. 23 millones los vieron por televisión. Hoy la marquesina anuncia una actuación de Regina Spektor y un musical de los Blues Brothers.

Calle abajo encontramos la estación de trenes. Su aspecto ha cambiado mucho desde 1960, cuando John Lennon y Paul McCartney esperaban en ella (o en algún bar cercano) la llegada del ferrocarril procedente de Londres. Al menos una vez al mes, a bordo viajaba su manager, Brian Epstein, con malas o buenas noticias. Hasta 1962 casi siempre eran malas; ninguna discográfica se interesaba en los Beatles. Pero en junio de aquel año EMI dio el sí quiero. El resto es historia.

Pellas en el Ye Crake

Hace 60 años en Liverpool había una Escuela de Arte. No se parecía en nada a la famosa academia que Alan Parker retrató en la serie Fame, pero fomentaba un espíritu artístico y libre entre los jóvenes de la ciudad. Allí estudió John Lennon durante tres años y allí conoció a Stuart Sutcliffe, a quien convenció para que dejara la escuela y se fuera de gira con los Silver Beatles. Otro compañero de clase era Bill Harry, quién fundó el periódico Mersey Beat en 1960. La publicación fue un auténtico catalizador para los grupos de la escena de Liverpool.

Barra del pub Ye Cracke, en Liverpool.
Barra del pub Ye Cracke, en Liverpool.yecracke.co.uk

Junto a la Escuela de Arte, se levantaba el antiguo Instituto de Liverpool. Paul McCartney y George Harrison estudiaron allí. El hecho de que ambos centros educativos estuviera tan cerca facilitó que ambos se escaparan a menudo del instituto para practicar y actuar con John. Era normal verlos juntos tocando, sobre todo los viernes por la tarde, en la cafetería de la Escuela de Arte. También era habitual verlos en el Ye Crake, un viejo pub que todavía conserva su esencia muy cerca del instituto. Allí solían ir a tomar cervezas y Lennon se enamoró de su compañera, Cynthia Powell, con la que más tarde se casaría. Una placa en su interior conmemora las pellas mejor invertidas de la historia del pop.

Aquel instituto situado en Mount Street es ahora el Liverpool Institute for the Perfoming Arts (LIPA), gracias a la financiación de Paul McCartney, entre otros mecenas, en 1996. La reina Isabel II fue la encargada de su inauguración oficial. Muy cerca de allí, al otro lado de Hope Street, la Catedral Anglicana, que tiene cafetería y tienda, ofrece desde la torre las mejores vistas de Liverpool.

Penny Lane

El nombre de Penny Lane, en Liverpool, se refiere a una zona comercial muy concurrida y a un cruce de calles. Un lugar corriente y vulgar en las vidas de John, Paul, George y Ringo que acabó convertido en una de sus canciones más famosas. Según Lennon, cuando compuso la canción con McCartney ambos estaban recordando su infancia. La barbería (“In Penny Lane there is a barber showing photographs”) y el banco de la esquina (“On the corner is a banker with a motorcar”), todavía no han sucumbido al feroz urbanismo y se pueden ver desde la rotonda.

La verja de Strawberry Fields, que conserva la puerta de arenisca original, en Liverpool.
La verja de Strawberry Fields, que conserva la puerta de arenisca original, en Liverpool.J. R. ÁLVARO

Strawberry Fields

Aunque de aquella mansión victoriana de 1870 solo quedan la verja ornamentada de color fresa y la puerta de arenisca original, es la meca del peregrinaje de los beatlemaníacos. John y sus amigos pasaron muchas horas jugando en Strawberry Fields. Daba igual que fuera un orfanato para niñas que pasó por diversas vicisitudes. La casa de tía Mimi estaba a pocos metros de allí. Incluso Lennon, y después su viuda Yoko Ono, donaron fondos para recuperar el espíritu de aquella parcela ajardinada. Dinero que nunca podrá comprar lo que sienten los fans al acercarse a unos metros de aquella valla y aquella portera que inspiró una de las canciones más bonitas del repertorio Beatle. Lo cierto es que Strawberry Fields tiene un halo mágico.

Magical Misery Tour

Penny Lane, Saint Peter's Church y Strawberry Fields están alejadas del centro de Liverpool y su ubicación no es fácil de encontrar. La mejor manera de llegar hasta allí es con el Magical Mistery Tour, un autobús en el que suena la música de los Beatles mientras recorre los distintos escenarios de su vida y de su inspiración. Incluso recorre las casas natales de los cuatro integrantes de la banda (en la foto, la de Ringo), así como otros puntos de su más absoluta intimidad y que hoy son foco de las cámaras de los turistas.

John conoce a Paul

Estamos en Woolton, en un terreno frente a la Iglesia de Saint Peter. Aquí empezó todo. Los Quarry Men, el grupo de Lennon entonces, actuaban el sábado 6 de julio de 1957 durante las fiestas del barrio. Uno de los miembros de los Quarry Men, Ivan Vaughan, invitó a McCartney al concierto. Durante la actuación sonaron Be Bop A Lula de Gene Vincet y Come gone with me de los Del Vikings. Al terminar, Vaughan llevó a McCartney para que conociera a Lennon. John vio tocar el Twenty Flight Rock de Eddie Cochran a Paul y le impresionó que se supiera toda la letra. Tenían 15 y 16 años, respectivamente. A las pocas semanas se incorporó a los Quarry Men. Aquel encuentro se convirtió, probablemente, en uno de los momentos más significativos e importantes para la historia de la música moderna.

Donde yace Eleanor Rigby

Permanecemos en Woolton. En la Saint Peter's Church yace enterrada Eleanor Rigby. Sea realidad, lírica o producto del subconsciente de Paul McCartney, lo cierto es que esta lápida ya es un nuevo santuario para los fans de los Beatles. Durante sus años de adolescencia, McCartney y Lennon pasaban mucho tiempo en este cementerio, justo al lado de donde se habían conocido. Esté o no inspirada la canción Eleanor Rigby en esta sepultura –McCartney siempre sostuvo que era un personaje ficticio–, el caso es que no deja de ser un bello lugar para escucharla de nuevo y dejar volar la imaginación. Eleanor murió en 1939, a los 44 años. Curiosamente, muy cerca hay otra tumba en la que yace la familia Mckenzie. ¿Demasiada coincidencia...?

Mathew Street

También conocida como Cavern Quarter, Mathew Street no tiene nada que ver con la calle estrecha y gris llena de almacenes de fruta que existía en los años 60. Al entrar desde la John Street encontramos el Hard Day's Night, un hotel temático dedicado a los cuatro de Liverpool que abrió en 2008. En esta calle empedrada, una estatua de John Lennon saluda guitarra en mano, fue erigida tras su asesinato en Nueva York en 1980. Junto a ella se encuentra el muro de la fama con los nombres de más de 1.800 grupos y artistas que han actuado en el templo por antonomasia de los Beatles: The Cavern, abierto en 1957.

Nacido como club de jazz en los bajos de un almacén de fruta, enseguida dio cabida a los grupos de skiffle, una especie de mezcla de folk y rock tocado con instrumentos rudimentarios. Los tres túneles del local contribuían a hacer de cualquier actuación algo poderoso y electrizante. En este tugurio se forjó la identidad de los Beatles durante casi 300 actuaciones. Tocaron por primera vez aquí el 9 de febrero de 1961, a mediodía. El 3 de agosto de 1963 ofrecieron el último concierto. No existe ningún otro club con el aforo del Cavern que pueda igualar la lista de artistas que han actuado aquí.

The Cavern alberga cada día conciertos de bandas tributo a los Beatles.
The Cavern alberga cada día conciertos de bandas tributo a los Beatles.J. R. ÁLVARO

Junto a la leyenda musical de The Cavern hay otra historia de dejadez y olvido por parte de políticos e instituciones culturales. El club original fue sepultado bajo los escombros de unas obras del metro de Liverpool en 1973 que ni siquiera llegaron a realizarse. Para compensarlo, en la acera de enfrente se abrió una réplica que, del local original, tenía poco más que el nombre. Pero duró poco. Así hasta que en 1980, después del asesinato de Lennon, los cimientos de la ciudad se sacudieron por su apatía con el legado de los Beatles. En 1984 se levantó un nuevo Cavern Club, réplica exacta del primigenio, construido con 15.000 ladrillos originales del mítico club. Desde entonces, y buscando quizá la inspiración de los Beatles, han pasado por su escenario desde Artic Monkeys hasta Adele, Oasis o los Echo & the Bynnymen. Objetos y multitud de fotografías harán las delicias de cualquier amante de la mitología rockera. El ambiente es claustrofóbico pero acogedor.

Casi al final de Mathew Street está The Grapes, que en los años 60 era el único pub de la calle y adonde muchos de los músicos solían acudir a tomar algo antes o después de actuar en The Cavern. Merece la pena dedicar un rato a descubrir Mathew Street, la energía que sigue generando todavía.

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