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Fuera de ruta

El corazón verde del Mato Grosso

Cinco rutas por el parque nacional de la Chapada dos Guimarães, en el interior de Brasil

La cascada Véu de Noiva (velo de novia) de 86 metros de caída, en el parque nacional Chapada dos Guimarães, en Brasil.
La cascada Véu de Noiva (velo de novia) de 86 metros de caída, en el parque nacional Chapada dos Guimarães, en Brasil.Francisco Cribari

Tiene cascadas, pero no es Foz de Iguazú. Tiene una amplia vegetación y sitios paleontológicos, pero no es la Amazonia. El parque nacional de la Chapada dos Guimarães, en el estado de Mato Grosso, uno de los espacios naturales protegidos más grandes de Brasil, es un destino ecoturístico concurrido en verano. En sus 330 kilómetros cuadrados de extensión se esconden 400 cascadas, que invitan a ser descubiertas por turistas dispuestos a patear para buscarlas. Las infraestructuras son mejorables, pero la aventura está asegurada.

Las placas tectónicas que sostienen la Chapada dos Guimarães —a una altura de 811 metros— se encuentran entre las más antiguas del planeta. Los paredones anaranjados cubiertos de verde son su tarjeta postal y ejemplares de la “vegetación del cerrado”, como se denomina la sabana brasileña. Las rutas turísticas duran entre cuatro y seis horas y representan la única forma de conocer el interior del parque. Solo está permitido entrar con un guía autorizado. Son pocos los puntos de interés que se pueden ver sin necesidad de apuntarse a un recorrido oficial, como por ejemplo el Véu de Noiva (el velo de novia), una caída de 86 metros que se aprecia desde un mirador a unos diez minutos de caminata desde la entrada del parque.

Una lechuza de los arenales en Chapada dos Guimarães, en Brasil.
Una lechuza de los arenales en Chapada dos Guimarães, en Brasil.Berndt Fischer

El circuito de las cascadas

El camino hacia las cascadas (ocho kilómetros, cuatro horas de duración y nivel de dificultad medio) se hace sobre caminos de tierra roja, entre árboles retorcidos y el barullo de pájaros y monos. Entre subidas y descensos (hay que ir con cuidado y con zapatos adecuados), se escucha el ruido del agua. El trayecto prevé la parada en cinco cascadas: Andorinhas, Pulo, Prainha, Degrau y Sete de Setembro, todas aptas para un baño. La vuelta se hace menos dura porque uno se detiene en la gruta Casa de Pedra, una formación que se asemeja a una casa de rocas, con techo, puerta de entrada y salón principal.

La ruta de las cuevas

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La gran cueva de Aroe Jari —morada de almas en la lengua indígena bororo— y su bella laguna Azul son el destino de otra ruta guiada (10 kilómetros de caminatas, nivel de dificultad bajo y unas cinco horas de duración). Aunque actualmente en esta amplia cavidad —una especie de sala de un kilómetro y medio de extensión y 10 metros de altura— solo se ven mariposas de mil colores, el lugar guarda señales de que un día fue habitado. Las pinturas primitivas aún decoran las piedras de la entrada. En días de mucha claridad, el techo se vuelve dorado y el azul del agua gana distintos tonos. No está permitido el baño, pero en época de sequía se puede caminar casi por toda la cueva. Es importante usar zapatos cerrados y altos, ya que entre las hojas del suelo pueden aparecer pequeñas culebras.

Monte São Jerônimo

La ruta senderista clásica (15 kilómetros, nivel de dificultad alto y seis horas de duración) comienza con una larga caminata por una gran planicie casi sin sombra. Después de unas dos horas llega el momento de escalar el monte para llegar al punto más alto de la Chapada. El esfuerzo se ve compensado por una impresionante vista y un horizonte sobrevolado por aves como el juruva, del tamaño de un papagayo, con el pecho naranja, tonos de azul y verde en las plumas y un antifaz negro.

Javier Belloso

El valle del río Claro

Otra excursión (de unas cuatro horas de duración) recorre 37 kilómetros parque adentro; aunque solo 3,5 de ellos se superan a pie, el resto se hace en vehículo. Hace falta un coche con tracción 4u4, ya que durante el trayecto se cruza el río en varios puntos. Las paredes verticales típicas de la Chapada se vuelven enormes al caminar por su base. El recorrido en coche alcanza la formación rocosa Cresta de Gallo, donde se puede tener una vista de las zonas bajas del parque. El río Claro, como el nombre deja adivinar, es un naciente transparente en el que no hace falta gafas de buceo para apreciar los peces. Para no contaminar las aguas, está prohibido usar repelente o protector solar a la hora de bañarse.

Diversión en Nobres

Si la estancia en la zona de Chapada dos Guimarães supera los cuatro días, es interesante acercarse en un par de horas de viaje en coche al pueblo de Nobres, un paraíso de aguas transparentes, descensos en flotadores por los ríos y deportes de naturaleza.

Guía

Cómo llegar

» El aeropuerto más cercano es el de la capital del Estado de Mato Grosso, Cuiabá, una ciudad con más de medio millón de habitantes a 65 kilómetros del parque nacional de Chapada dos Guimarães. La mejor opción es alquilar un coche, pero si el presupuesto no lo permite hay que tomar un taxi hasta la terminal de autobuses. De ahí, subirse a un autobús de línea de la empresa Expresso Rubi (00 55 65 33 01 12 80), que salen cada hora entre 5.30 y 19.30.

Dormir

» Pousada Hostel Paraíso do Cerrado (00 55 65 33 01 39 59). Habitación doble con desayuno, desde 60 euros.
» Hotel Parque das Águas (00 55 65 33 01 11 71). Doble con desayuno, desde 88 euros.
» Quinta dos Quintais (0055 65 33 01 32 88). Desde 104 euros la doble.

Información

» Para contratar un guía: 00 55 65 84 25 89 71 o escribir a centraldeguias@yahoo.com.br.
» www.chapadadosguimaraes.com.

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