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Eduardo Manrique. Escultor

Mirador mágico

Para el sobrino de César Manrique, el artista Eduardo Manrique, el Mirador del Río es un paradigma de la intervención en espacios públicos que su tío desarrolló en Lanzarote desde finales de los sesenta. "Esta obra se caracteriza por la sencillez con la que resuelve los espacios. Por ejemplo, para solventar la resonancia en las bóvedas del salón principal, improvisó dos esculturas aéreas mediante varillas de metal y elementos de hierro; un diseño sencillo de una plasticidad emocionante".

"César Manrique no era arquitecto", explica, "pero empleaba elementos de la arquitectura llevándolos a su propio terreno, el dibujo y el diseño, territorios que dominaba", como demuestra "la simpleza extrema pero magistral" de la escalera helicoidal que conecta el salón con la planta superior. "Tenía una mano directa, emocional. Esa capacidad para hacer trazos rápidos, firmes y seguros en los dibujos de sus catálogos resultaba impresionante". La simplicidad en sus creaciones conecta con lo emocional. "La entrada al mirador se realiza por un pasillo limpio que oculta la vista exterior, generando una expectativa en el visitante, que recibe un impacto visual al entrar en el salón abovedado desde el que se domina la isla La Graciosa".

Más información
Un visionario entre la lava

Eduardo Manrique recomienda culminar la visita en el restaurante El Risco, en Caleta de Famara. "Está decorado con unas serigrafías de peces de mi tío, y un mural basado en un apunte de un marinero local, con su barquillo de pesca".

Eduardo Manrique, artista y sobrino de César Manrique
Eduardo Manrique, artista y sobrino de César Manrique

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