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Reportaje:VAMOS DE...CRUCERO

El Estrómboli, a estribor

Cinco escalas clásicas y tentadoras en un crucero por el Mediterráneo

Las maletas se mueven tan nerviosas como los propios pasajeros. Unas y otros se apresuran hacia Civitavecchia, hacia la terminal de cruceros que sirve de pantalán a la ciudad de Roma, y que está a una hora más o menos de la Piazza del Popolo. Muchos viajeros precavidos llevan ya uno o varios días en Roma, que en el programa figura solo como puerto de embarque. Conocerla, o recordarla, corre a cuenta del cliente. Y cada cual se toma la porción de tiempo que puede para entregarse a la ciudad que además de eterna es casi infinita.

01 Civitavecchia

La terminal de cruceros es una ciudad dentro de otra ciudad. Peor que eso, porque vallas y alambradas separan al complejo portuario de la sufrida Civitavecchia, vista y no vista. Pero el barco está esperando. Las formalidades, entrega de equipaje, etcétera, funcionan con la precisión de algo hartamente ensayado. Y los cruceristas, en pocos minutos, pasan de la vida real a esa burbuja confortable que va a ser su nicho biológico por unos días. Por más cruceros que uno lleve anotados en su cuenta particular, cada nuevo periplo conlleva el cosquilleo de la aventura: hay que explorar el territorio, marcar como felinos (visualmente) cubiertas y pasillos para orientarse; ubicar en el mapa mental la piscina, los bares, los bufés o restaurantes a la carta, las tiendas, el casino, los cines, la biblioteca, el spa y los masajes, el teatro donde habrá espectáculo cada noche, la discoteca trasnochadora... Y casi de sopetón, altavoces a lo Gran Hermano, invisibles y omnipresentes, anuncian la inminente llegada a Nápoles.

02 Nápoles

No es por nada, pero una de las mejores vistas de Nápoles es precisamente la que se tiene desde un barco crucero, por la altura. Lo mejor: solo hay que bajar la escalerilla para tener el corazón de Nápoles abierto como una granada. Se topa uno con el Castelnuovo renacentista que rehizo el monarca aragonés Alfonso I, y en cuatro zancadas se planta uno en Piazza Trieste, que es como una definición de Nápoles hecha encrucijada. A solo unos pasos están la Galleria Umberto (digna émula de la de Milán) con el teatro San Carlo enfrente, y más arriba, la Piazza del Plebiscito, con el Palacio Real y la iglesia teatral de San Francesco di Paola... Da tiempo a mucho, aunque no a todo. Da tiempo a remontar la calle Toledo hasta el Museo Arqueológico (y su gabinete erótico secreto), a husmear por esos callejones alborotados que siguen ostentando ropa tendida y altares a Maradona, a rastrear por los entornos de Piazza Dante en busca de libros viejos o nuevos (cada puerta es una librería que se derrama a las aceras), o de pelis italianas poco fáciles de encontrar fuera de Italia.

Da tiempo incluso a fatigarse, y a estar deseando volver al barco. A disfrutar de la rutina de a bordo, que pronto se intercala entre puerto y puerto como un bálsamo que engrasara a la perfección el engranaje. No hay tiempos muertos (a menos que uno quiera deliberadamente matar el tiempo). Y la manera de ocupar las horas de navegación ha evolucionado. Ya no tienen tanto público los cursillos para aprender a doblar servilletas o los bailes de salón. Ahora se valoran actividades más útiles: cursos de informática elemental, charlas de expertos, talleres muy serios de cocina o catas de vinos...

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03 Catania

El barco ha amanecido en Catania, amarrado y parados los motores. En casos como este, en que la ciudad es grande y su centro queda alejado, está previsto un constante flujo de autocares para moverse entre muelle y cogollo urbano. Lo normal es que vayas avisado (suele haber una charla el día anterior presentando el siguiente atraque), a pesar de lo cual Catania deja boquiabiertos a quienes no la conocen. No tanto (o no solo) por sus monumentos y exuberancia barroca cuanto por el estallido de vida. Al primer apartado corresponden el circo romano, el teatro clásico oculto en un patio de vecinos, la catedral, la Via Crocíferi, donde podría rodarse ahora mismo El Gatopardo sin tocar una farola. El aspecto vital alcanza su apoteosis cada día en el mercado callejero, que más parece un zoco oriental, sobre todo el mercato di pesce, con escenas a medio camino entre el puro neorrealismo y la estética gore.

04 La Goulette

La dulce rutina a bordo hace dudar de si la realidad está fuera o dentro. Pero fuera espera (no hay tregua) el puerto de La Goulette y una promesa de inmersión en exotismo oriental. No hay decepción. Túnez es un país a la altura de los tiempos (lo acaba de demostrar), pero eso no le roba un ápice de su esencia orientalista, o, más exactamente, magrebí. La jornada de Túnez queda amortizada de sobra con la visita al zoco; allí está todo, el bazar de Alí Babá y la liturgia del regateo, la magia de los cafetines y también la intrusión de venerables mezquitas y otras maravillas.

05 Gibraltar

Apenas repuestos con el bálsamo crucerista, el navío nos arroja al día siguiente a un universo diametralmente diverso. Bajamos esta vez a Gibraltar, y de Oriente pasamos a una atmósfera victoriana. Al menos en muchos edificios y costumbres; pero esta plaza es singular, en todo menos en una cosa, que a los pasajeros les hace mucho tilín y buscan con ahínco en cada puerto: las compras.

Estas pinceladas sueltas son escenas de muchos periplos posibles por el viejo Mediterráneo. Este "mar nuestro" es para naves y pasajeros como un divertido mecano donde cada uno puede armar su aventura a la medida de sus ambiciones. Y de su bolsillo. Las combinaciones son casi inagotables, y uno puede jugar con piezas como Venecia , Atenas, Estambul, islas griegas, Niza, Montecarlo, Palma de Mallorca o Barcelona.

El perfil del volcán Estrómboli, en la isla del mismo nombre del archipiélago de las Eolias, desde la cubierta de un barco crucero.
El perfil del volcán Estrómboli, en la isla del mismo nombre del archipiélago de las Eolias, desde la cubierta de un barco crucero.HUBER-GRÄFENHAIN

Guía

Buscar en la web

» Muchas rutas de cruceros por el Mediterráneo incluyen algunas o varias de estas cinco escalas: Roma, Nápoles, Catania, La Goulette y Gibraltar. Además de las webs de las propias navieras y las grandes agencias que ofrecen cruceros (como www.viajeselcorteingles.com, www.viajesiberia.com, www.halconviajes.com o www.barceloviajes.com) existen algunas agencias especializadas como www.unmundodecruceros.com, www.mundomarcruceros.com o www.xyocruceros.com. Suelen ofrecer motores de búsqueda en los que indicar un puerto y las escalas deseadas.

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