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Reportaje:24 HORAS EN ... SAN SEBASTIÁN

Con brisa y sin prisa en Donosti

Un barrio por descubrir: el Sagüés. Un pincho que no falla: el tigre. Arte atrevido en Tabakalera y el 'glamour' del festival de cine. Fin de verano en San Sebastián, la ciudad que nunca para

Comenzar un día en una de las ciudades más bellas de España tiene un inconveniente: madrugar. Si es domingo, no hay que preocuparse. Probablemente le despierten tambores o txistularis por la parte vieja de la ciudad. Si no, es necesario ponerse el despertador. En San Sebastián hay mucha tarea que hacer en una jornada: mar, montes, arte, paseos, noche, y una ciudad que prácticamente no para en todo el año. Cuando no rinden homenaje al santo patrón, están de carnavales, y cuando no, de quincena musical, de festival de jazz, de Semana Grande o de festival de cine (que comenzó ayer y finaliza el 26 de septiembre; www.sansebastianfestival.com).

09.30 Desayuno en la playa

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Uno de los mayores placeres de San Sebastián son sus terracitas en el bulevar por las mañanas, para desayunar. El Reloj Berri (1) es una buena opción, pero junto a ella se despliegan otras tantas que hacen el mismo apaño. Está todo a mano: los grandes quioscos de prensa y, si toca, algún que otro artista callejero. En cualquiera de los extremos de esta arteria peatonal se puede disfrutar de la brisa marina, bien de la playa de la Concha (2) o de la de la Zurriola (3). Casi con toda seguridad el desayuno será largo y tranquilo.

10.00 Vacíos que llenan

Las opciones son varias: monte, viento o el vacío. Si se opta por la primera, la recompensa será una vista aérea de San Sebastián y parte de sus alrededores desde la cima del monte Urgull (4), todo bajo la atenta mirada del Corazón de Jesús que lo corona. En estos momentos, gran parte de la fortaleza del Urgull está en restauración, pero arriba se ha habilitado un museo que explica con todo detalle la historia de Donosti. Para ir a ver cómo se peina el viento no hace falta cruzar ni un solo semáforo. Eso sí, una obra frente al hotel de Londres y de Inglaterra afea el camino. Lo mejor es mirar hacia la bahía de la Concha y, al llegar a su extremo, dejarse llevar por la maravilla de la escultura de Chillida (5), que se ha convertido en el logotipo de la candidatura a la capitalidad europea de la cultura para 2016 (www.sansebastian2016.eu). Y para deleitarse con el vacío, lo mejor es coger un autobús (el G2, que sale de la calle de Okendo) que en 20 minutos llega a Chillida Leku (6) (www.eduardo-chillida.com; 943 33 60 06; entrada, 8,50 euros), el caserío de Hernani que el artista donostiarra llenó de esculturas, un lugar de asombro y silencio.

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12.00 Un pote, un tigre

El aperitivo en Donosti es sinónimo de parte vieja. El poteo es un típico y un tópico de la ciudad. Los verdaderos donostiarras no se inflan de pinchos, ni van de bar en bar. Un pote, como mucho dos, y a comer. Pero el turista da buena cuenta de esos manjares con palillo incluido en los que no hay quien les gane. Tres paradas imprescindibles son Tximista, Tamboril - (ambos en la Plaza de la Constitución (7)) y el ultrafamoso Casa Alkalde (8) (Mayor, 19). Ensaladilla, champiñones y bocadillo de jamón (respectivamente, son sus platos fuertes). En la esquina opuesta a Tamboril, Astelena, al que algunos donostiarras le tienen más querencia, tal vez por esos pinchos, en cierto modo, imaginativos, pero que no superan a un tigre (mejillón relleno) ni por asomo.

14.00 ¿A cuánto está el menú?

Comer en Donosti es caro. No nos engañemos. Como dicen ellos: "Dan bien, pero no es tontería". Lo viejo es también la mejor opción. Uno de los deportes favoritos, sobre todo en vacaciones, es pasearse a la búsqueda del mejor precio en lo que a menús del día se refiere (la mayoría de establecimientos lo exhiben en la puerta). Entre semana rondan los 15 o 19 euros. El fin de semana, la cosa se dispara incluso hasta los 25. Tres buenas opciones serían el restaurante Aita Mari (9) (Puerto, 23. 943 43 13 59; menú en torno a 15 euros), con vistas hacia el muelle; José Mari (10) (Fermín Calbetón, 5. 943 42 46 45; menú, unos 12) y La Muralla (11) (Embeltrán, 3; unos 27 euros), este último uno de los mejores restaurantes en cuanto a relación calidad / precio.

16.00 'Un perro andaluz'

Después de la sobremesa entran mucho mejor las propuestas arriesgadas como las que ofrece el centro dedicado al arte contemporáneo Tabakalera (12) (Duque de Mandas, 52; www.tabacalera.eu; 943 01 13 11; entrada gratuita). Allí todo sorprende, empezando por el edificio, la antigua fábrica de tabaco de San Sebastián que está siendo convertida en un edificio singular al mismo tiempo que mantiene una programación durante el año. En estos momentos no hay que perderse la exposición de creadores que trabajan en torno al sonido (hasta el 27 de septiembre) y la retrospectiva audiovisual Un perro andaluz, 80 años después. Entre los dos cubos del Kursaal, que proyectó Rafael Moneo como dos pedazos de hielo traídos por la marea a la avenida de la Zurriola, se encuentra la sala de exposiciones Kursaal Kubo (13) (avenida de la Zurriola, 1; www.kursaal.org), que suele programar muestras interesantes.

18.00 Entre pijo y 'grunge'

Uno de los mejores lugares para ver atardecer en Donosti es el barrio de Sagüés (14). Antes, al final de la playa de la Zurriola, paramos en el Café de la Playa, una agradable terraza que acogió el año pasado una fiesta organizada por la productora de Pedro Almodóvar durante el festival de cine. Justo en la falda del monte Ulía hay que sentarse en el muro y ver a los surfistas mientras el Cantábrico se traga el sol. El barrio de Sagüés está plagado de terracitas con un público joven entre pijo y grunge. Entre terraza y terraza merece una visita la tienda outlet de Loreak Mendian (15) (José Miguel Barandiaran, 24), la marca de ropa donostiarra por excelencia. Tienen restos de temporada y prendas de temporadas pasadas a precios de no creer.

20.00 'Cookies' de mollejas

La cena a base de pinchos puede ser una buena elección. En las inmediaciones de la calle 31 de Agosto, dos locales compiten por la modernidad y por darle al tradicional trozo de pan con algo encima el carácter de nueva cocina. El primero se llama A Fuego Negro (16) (31 de Agosto, 31. 650 13 53 73), y entre sus locuras se puede encontrar el café de jamón y almendras con cookies de mollejas, nada menos. Es recomendable reservar. Sus máximos competidores se hacen llamar La Cuchara de San Telmo (17) (plaza del Valle Lersundi, esquina con Santa Corda), con un clásico de mar y montaña de morro y chipirón.

23.00 La última, en Komplot

Para terminar hay que irse de copas. Una de las mejores zonas es el entorno de la calle de los Reyes Católicos, muy cerca de la iglesia del Buen Pastor. Baretos para todos los gustos, con todo tipo de música y de público. Aquí, como en casi todo San Sebastián, lo mejor es darse una vuelta al ojeo y elegir lo que más convenga. O el bullicio de músicas estridentes o algo más calmado como en Uda Berri (18), uno de los más apreciados por los donostiarras, buena música, buen ambiente, wi-fi, terracita en verano y muy frecuentado durante el festival de cine. Para los más marchosos y jaraneros con ganas de musicón con volumen y gente guapa, lo mejor es terminar en Komplot (19) (Pedro Egaña, 5).

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El Café de la Playa, en San  Sebastián
El Café de la Playa, en San SebastiánJAVIER HERNÁNDEZ
Restaurante Itxas Magalean, de San Sebastián
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