Rarezas botánicas
El investigador Mauricio Velayos viaja regularmente a Guinea Ecuatorial en busca de plantas. La última vez que el conservador del herbario del Real Jardín Botánico, en Madrid, voló al país africano pasó un mes en la isla de Annobón
El investigador Mauricio Velayos viaja regularmente a Guinea Ecuatorial en busca de plantas. La última vez que el conservador del herbario del Real Jardín Botánico, en Madrid, voló al país africano pasó un mes en la isla de Annobón.
¿Qué le interesa de ese lugar?
Es un lugar muy poco explorado. Exceptuando una expedición alemana de principios del siglo XX, un explorador inglés que se paseó por ella poco después y otro portugués, nadie ha estudiado sus especies vegetales.
¡Menudo reto!
La isla es una maravilla, un cráter-lago de un antiguo volcán. Forma parte de una cordillera volcánica subacuática. En ella viven unas 500 personas y solo tiene un hotel.
Boletín
No será difícil encontrar habitación.
No, pero hacer turismo en Guinea Ecuatorial no es fácil. Y para llegar a la isla desde Malabo hay solo un vuelo semanal.
Normal que haya encontrado rarezas botánicas.
Estamos intentando elaborar el catálogo de plantas de la isla porque se trata de un ecosistema cerrado. Por ahora hemos encontrado un par de especies nuevas para la ciencia, y hemos descrito 11 más que no se sabía que había en el país. También investigamos el género al que pertenecen los helechos, que en algunas especies de Guinea son arborescentes. Y hemos encontrado orquídeas y begonias con gigantismo insular, más grandes que las del continente.
¿Y los annobenses, qué opinan de todo esto?
Nos llaman "los locos de las plantas". Una vez dimos la vuelta a la isla entera; les pareció maravilloso.
Parece un aventurero... del siglo XIX.
Lo de la isla perdida suena muy emocionante, pero en realidad la recorremos tranquilamente, de sol a sol, y de manera muy metódica.
¿Y qué tal es el sitio para un turista?
Tiene mucho encanto. Con playas de arenas blancas que brillan. Y fondos marinos preciosos. Además, hay un marisco y un pescado inigualables. Pescan con gafas y tubo y luego se compra en un puesto o a alguien del pueblo porque tampoco hay restaurantes. Allí nada está comercializado.
¿Va a volver?
El viernes me voy otra vez.
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