Paisajes de vendimia y vino dulce

El mes de octubre corre sus días de otoño entre racimos maduros de uva en la comarca más famosa de Portugal por sus vinos. Las aguas del Duero o Douro, según la orilla que le nombre, esculpen a lo largo de 120 kilómetros una de las gargantas más impresionantes de la península Ibérica. Protegida como parque natural en las dos riberas de su trayecto por la excepcionalidad de su paisaje y por sus valores naturales, sirviendo de refugio a varias especies de aves rupícolas, como cigüeñas negras, alimoches, buitres leonados, águilas reales y águilas de Bonelli (también llamada perdicera). La margen española se conoce como Parque Natural de los Arribes del Duero, mientras que la portuguesa se hace llamar Parque Natural do Douro Internacional.

De esta forma, entra el Douro en tierras portuguesas por la comarca de Tras osMontes, resbalando por la frontera desde Miranda do Douro hasta el Vale do Coa, para cambiar el rumbo en busca de la puesta de sol por la ribera vitivinícola más conocida de Portugal.

El apreciado vino de Oporto, que reinventaron los británicos en el siglo XVII añadiendo brandy al mosto, se cría en su totalidad en estas empinadas laderas. Todavía quedan algunas bodegas ilustres, como Taylor's, Graham's o Cockburn's. La denominación de origen de estos caldos dulces está considerada la más antigua del mundo, con más de 250 años de trayectoria.

Eterna sucesión de bancales cubiertos de dorados viñedos, incluso en las precipitadas faldas del Douro Internacional, allá donde la tierra se ha podido sujetar unmínimo, proliferan las terrazas cultivadas en su mayoría de vides, pero también con olivos, naranjos, higueras y almendros. La carretera nacional 221 entre Figueira deCastelo Rodrigo y Miranda do Douro recorre el parque natural asomándose al cauce del río desde innumerables miradores.

Desde Barca de Alba, mientras el río se interna en el Vale do Coa, se inicia la verdadera ruta vitivinícola del Douro. Estos ondulados valles pegados a la raya de España inician un viaje fluvial, hasta la desembocadura de las aguas en Oporto, en donde se suceden cientos de quintas agrícolas colgadas de las laderas aterrazadas con una única dedicación: la producción y elaboración de los vinos de Oporto.

VilaNova de Foz Coa es la localidad más grande en este primer tramo del cauce, mundialmente famosa por el hallazgo en el cercano río Coa de la mayor colección de arte paleolítico al aire libre que se conoce. Miles de petroglifos con una antigüedad de entre 10.000 y 40.000 años con representaciones animales de caballos, uros, íbices y algunas figuras humanas, que le han valido la declaración de patrimonio mundial por la Unesco.

En barco hasta España

El río hila la ruta a favor o en contra de su corriente, desde la frontera española o desde Oporto, pero con tres posibilidades para recorrerla: por carretera, en tren y en barco.

Hay mucho que escudriñar tras cada curva de una carretera de virajes infinitos y kilómetros de dos mil metros. El trayecto en tren rememora los viajes de antaño, sobre todo si se realiza con la locomotora de vapor que los sábados remonta la ribera desde Oporto a 30 kilómetros por hora. Hay que prestar especial atención a las estaciones de Peso da Régua y Pinaho, una de las más bellas del país, con las fachadas decoradas de azulejos que ilustran los paisajes y la vendimia. El crucero en barco es otra de las sugerentes alternativas de esta ruta enológica, que se puede hacer entera, puesto que el Douro es navegable desde su desembocadura hasta la misma frontera española, o combinarla con alguna de las otras dos opciones tomando el barco desde alguno de los puertos de la singladura.

Cualquiera de las fórmulas para descubrir este sendero de vino es válida, siempre que se preste especial atención a su protagonista, el vino de Oporto. Y para ello lo mejor es visitar alguna, o todas las posibles, de las bodegas que a lo largo del recorrido salpican cada pocos pasos de la margen del río. Son muchas las quintas agrícolas que han abierto sus puertas al turismo con visitas guiadas por los viñedos, catas de vino e incluso hospedaje en la misma hacienda. Quinta de la Rosa (www.quintadelarosa.com), Quinta do Portal (www.quintadoportal.com), QuintaNova de Nossa Senhora do Carmo (www.quintanova.com), Quinta do Vallado (www.wonderfulland.com), Quinta do Seixo (www.quintadoseixo.com) o Quinta do Castro (www.quintadocastro.com), son algunas de las muchas quintas que se pueden visitar.

El tramo más singular de la ruta se acota entre las localidades ribereñas de Pinaho y Resende, donde las laderas se empinan de forma vertiginosa y las revueltas del río se acentúan mostrando los mosaicos de bancales y viñas en su mejor esplendor. Amitad de camino aparece el pueblo de Peso da Régua, centro vital de toda la región.

En las cercanías del Douro hay otros parajes que merece la pena conocer aprovechando la estación otoñal, como el parque natural do Alvao, en las inmediaciones de Vila Real, donde se localizan las cascadas de Fisgas de Ermelo; y el parque biológico da serra das Meadas, en Lamego, con una buena representación de la fauna autóctona.

Más propuestas e información práctica en la Guía de Portugal