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Reportaje:VAMOS A... DUBLÍN

Niños y otros duendes

A la caza de los legendarios leprechauns en la ciudad irlandesa. Marionetas, sagas vikingas y un mercado medieval. Travesuras para todos

Si Yoda, ET o un alien aterrizasen en Dublín , ¿tendrían la suerte de encontrar a sus semejantes? Cuentan las leyendas que los campos irlandeses están poblados por minúsculos seres con extraños tonos verdes. Los leprechauns (icónicos duendes de la buena suerte) no solo recorren el imaginario colectivo; estos hombrecillos, acompañados siempre por un trébol, tienen en Dublín un museo dedicado a su historia, el Leprechaun Museum (www.leprechaunmuseum.ie). El inigualable espacio de fantasía de la ciudad es ideal como reclamo para viajar a la ciudad con niñas y niños de todas las edades. Pero la capital irlandesa ofrece mucho más: un paseo en un barco anfibio; cultivar el campo en una comunidad ecosostenible; reír con los juegos del mercado medieval o visitar el teatro de marionetas más popular de Europa. De los duendes a Dublinia, del Viking Splash Tour a The Ark, de Cultivate al teatro Lambert. Cambio de escala para volver al reino de Dublín y disfrutar como un enano.

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Diez barras entre mil

Isla de cuentos

Si existe una capital de los cuentacuentos en Occidente, sin ninguna duda es Dublín, y la experiencia leprechaun, su claro reflejo. "No se pueden confundir con elfos, gnomos o trolls. Los leprechauns reparan zapatos y saben que el botín, una olla llena de oro, siempre está al final del arcoiris", anuncia el diseñador Tom O'Rahilly en el innovador museo que él ha creado al norte del río Liffey. Nada más entrar, un túnel estilo pop art recibe a los visitantes y les precipita en un mundo mágico de ilusiones visuales. Rápidamente, uno se encoge y se siente mínimo, muy pequeño. La sensación es magnífica. Como en una instalación de Pippilotti Rist, al salir del pasadizo surge una habitación con muebles gigantes y tazas de té desmesuradas, del tamaño de una gran sandía.

"Las hadas se mueven en nubes de polvo", explican en el museo mientras invitan a entrar en la habitación de la lluvia. El sonido de las gotas que caen sobre las decenas de paraguas que cubren el techo de la estancia acompaña la visita. "Lluvia y más lluvia. ¡Ay, con este temporal no va a salir el arco iris!", exclaman los duendecillos. Según el día, la cortina multicolor cambia de sitio en el museo y la excursión leprechaun, la búsqueda de la olla de oro, es diferente. Una voz en off recuerda que los hombrecillos del trébol aparecen en la literatura, el cine y la cultura popular irlandesa. En su libro Fairy and Folk Tales, el poeta y político W. B. Yeats incluye el "Tip-tap, rip-rap, / Tick-a tack-too!", la cantinela que entonan los leprechauns mientras trabajan. Una suerte de himno laboral.

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Versiones curiosas de estos personajes y de otros protagonistas juveniles de la literatura irlandesa pueden encontrarse en la librería Winding Stair, en Bachelor's Walk, también al norte del río. Seguro que en el espacio se está desarrollando alguna actividad interesante organizada por Children Book's Ireland, Léabhair Pháisti Éireann en gaélico (www.childrenbooksireland.ie). Una de ellas es un Tea Party. Un taller de creación literaria para niños que no tiene nada que ver con el movimiento político ultraconservador estadounidense. También puede estar desarrollándose una lectura de Tom O'Nelly y Maeve Friel, los escritores más destacados de la nueva editorial Little Island. Su cuidado catálogo invita a relajarse en los cómodos sillones de orejas y mirar a través de una ventana para disfrutar de una vista privilegiada del Ha'Penny Bridge, el primer puente de la ciudad, con filigranas de hierro decimonónico, que atraviesa al otro lado.

Las chicas son guerreras

En la zona sur las actividades para grandes y pequeños son innumerables. Los amantes de la historia adorarán Dublinia, en Patrick Street, junto a Christ Church. Además de la afamada miniatura que recrea la capital en tiempos de los bárbaros y de charlas periódicas sobre historia, arqueología, legado y turismo, el espacio-museo enseña a explorar la ciudad vikinga y medieval de modo interactivo y muy ameno. Las niñas se disfrazan de vikingas, prueban las armas, reciben un curso sobre cómo convertirse en guerreras, aprenden el alfabeto rúnico, poesía vikinga y escuchan sus hipnóticas sagas. En el Dublín medieval, los niños se empapan de los sonidos, los olores y las visiones de los mercados de la bulliciosa ciudad. Les cuentan historias sobre crimen y castigo, muertes medievales, epidemias y remedios para curar el dolor de muelas de hace 700 años. También visitan la cocina de un acaudalado mercader donde huele fuerte a especias asiáticas y donde es recomendable no olvidar darle una limosna al mendigo allí apostado. Ya en el mercado, al aire libre, aprenden juegos medievales. La nueva atracción de Dublinia es la exposición History Hunters. En ella es fácil sumergirse para investigar el pasado de la ciudad. Se aprende cómo la arqueología entramada con la historia y la ciencia forman el puzle de los ancestros isleños y sus costumbres. Aquí se investigan los primeros mapas de Dublín, un esqueleto medieval cortesía del Museo Nacional de Irlanda , y al desenterrar los tesoros del laboratorio comprenderán cómo los insectos y la suciedad pueden ser el oro de un buscador de historias.

Famoseo en el 'fish & chips'

Pero no todo es historia en la ciudad. Si la cocina medieval ha abierto el apetito es hora de cruzar la calle y parar en Leo Burdock's, uno de los mejores Fish & Chips de la isla. El espacio es diminuto pero eso no quita para que grupos de fans, turistas norteamericanos principalmente, se hagan fotos frente al hall of fame (paseo de la fama) de la entrada. Allí, un listado de estrellas del cine y rockeros que han comido en Leo Burdock's hacen de carta de presentación. No faltan Sean Connery, Sinead O'Connor, Stephen Rea, Tilda Swinton, todos adictos al bacalao nórdico, según la cocinera brasileña que fríe las piezas. Justo al doblar la esquina aparece un local mucho más discreto, el pub Lord Edward's. El espacio es frecuentado a diario por los jueces de los Four Courts que disfrutan del marisco fresco. El punto vegetariano reina en la cercana Dame Street con un chiringuito de zumos de fruta naturales como emblema. El detox de apio, guayaba, perejil y espinaca es muy recomendable.

Yoga ecológico

Siguiendo la buena onda ecológica, hay que acercarse a Cultivate The Green House, en el área lúdico-creativa de Temple Bar (esta zona medieval es, además, el mejor lugar para salir de fiesta en la capital). Allí, gente extraordinaria estudia y enseña nuevas prácticas comunitarias, para todos los públicos, que favorecen la vida verde ecosostenible. Debaten sobre las oportunidades de reducir energía fósil y fomentar la regeneración; hablan sobre sistemas inteligentes de transporte con menos carbono; piensan nuevos proyectos de cultivo autóctono e investigan trabajos comunitarios que generen economías más verdes. Todo ello en grupos participativos, alegres, que incluyen en sus reflexiones sesiones de yoga y chi-kung, en un local bellísimo de madera y cristal. Los niños lo pasan en grande.

Arte animado

Sin salir de Temple Bar, aparece The Ark, el centro cultural infantil, donde programan espectáculos de danza y teatro de compañías internacionales, además de talleres de artes visuales. Este año triunfa Animal Magic, un taller de ilustración con movimiento, en el que se pintan animales salvajes y se animan mediante pop-up.

¡Afina esa nota!

En el vecino Gaiety School of Acting, el Musical Youth Theatre organiza cursos para estudiantes con dotes musicales que desean mejorar su entonación. Algo así como asistir en vivo a la grabación de un capítulo de Glee. Film Base, frente a The Ark, es la versión cinematográfica y organiza estancias de cuatro días para iniciarse en la edición de documentales.

Agua y tierra

Un buen plan para cuando cae la tarde es subir al Viking Splash Tour, que recorre Dublín por agua y asfalto a bordo de barcos anfibios de la Segunda Guerra Mundial, ahora, por fortuna, destinados a usos lúdicos. Otra, trasladarse con el tren de cercanías (montarse en el famoso DART es una atracción en sí misma) al pueblo costero de Monkstown. El trayecto garantiza una vista privilegiada de la bahía de la ciudad y del mar de Irlanda.

Títeres mágicos

De ahí a la casa-teatro Lambert y su compañía de marionetas. Se trata de un edificio de dos plantas, rojo vivo y azul celeste, en el que cada espacio es un homenaje a la magia de los títeres. Muñecos australianos, húngaros o tailandeses, conviven con los creados en Irlanda gracias a la destreza de Eugene Lambert, fundador y director del teatro desde 1972, y abuelo de la prolija familia Lambert. No hay niña o niño irlandés que no adore este teatro. Una tradición que ha pasado de padres a hijos, pues muchos crecieron con sus programas infantiles en RTE, la televisión pública irlandesa. Del carromato satírico tirado por el caballo Padraig a personajes como Rory, la madrastra, la zorrita Loxy (Foxy Loxy en inglés) o el tradicional muñeco Finnegan y su ventrílocuo.

Además de adaptaciones de clásicos como Los celos de Emer, de Yeats; El pescador y su alma, o El Gigante Egoísta, de Oscar Wilde, cada fin de semana la familia Lambert ofrece espectáculos divertidos y sobrecogedores en su auditorio.

San Patricio y las serpientes

Y para culminar un gran día dublinés, una buena idea es acercarse al vecino municipio de Dun Laoghaire. En septiembre el ajetreo del verano se para, pero las calles del pueblecito mantienen su esencia mitológica. Se dice que Patricio (cuya festividad se celebra el 17 de marzo), antes de acabar con el poder de los druidas locales y librar de serpientes a la isla (es la única de toda la zona que no tiene ofidios), llegó aquí como esclavo. Años después evangelizó Irlanda y se tornó en patrón de la isla. Más de uno piensa que un leprechaun le ayudó en su gesta.

» Julia Piera (Madrid, 1970) es autora de Puerto Rico Digital (Bartleby).

El túnel, uno de los espacios del Leprechaun Museum de Dublín.
El túnel, uno de los espacios del Leprechaun Museum de Dublín.Ros kavanagh
Dos niños frente a una de las típicas puertas coloristas de las casas de estilo georgiano en Dublín.
Dos niños frente a una de las típicas puertas coloristas de las casas de estilo georgiano en Dublín.AGE

Guía

Visitas

» Leprechaun Museum (www.leprechaunmuseum.ie).Jervis Street. Lunes a sábado, de 9.30 a 18.30. Domingos, de 10.30 a 18.30. Entrada adultos, 10 euros; niños, 7.

» Winding Stair (www.winding-stair.com). 40, Ormond Quay.

» Dublinia (www.dublinia.ie). Saint Michael's Hill esquina a Patrick St. Adultos, 6,95 euros; niños, 4,95.

» Cultivate The Green House (www.cultivate.ie ). Saint Andrew St. Lunes a sábado, de 10.30 a 18.30.

» The Ark (www.ark.ie ). 11a Eustace Street. Lunes a viernes, de 10.00 a 17.00.

» Gaiety School of Acting

(www.gaietyschool.com ). Sycamore St.

» Film Base (www.filmbase.ie ). Curved Street Building.

» Viking Splash Tour (www.vikingsplash.ie ). Adulto, 20 euros; niño, 10.

» Teatro Lambert (www.lambertpuppettheatre.ie). Clifton Lane.

Comer

» Leo Burdock's (www.burdocks.ie). 2 Werburgh Street.

» Lord Edward's (www.lordedward.ie). 23 Christ Church Place.

Información

» Oficina de Turismo de Dublín (www.visitdublin.com).

»www.discoverireland.com

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