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Reportaje:

Ocho razones para escapar a la Riviera Maya

Vuelos directos y paquetes a bajo precio con destino a la península de Yucatán

En la cornucopia centroamericana, allí donde acaba o empieza el desierto, se encuentra el semillero de la interioridad yucateca, el ombligo maya, exuberante, pero también luminosamente inexistente, épico y frutal, cuyas ruinas, en su retórica, representan la organización de una cultura que hoy se resiste a desaparecer. En la península de Yucatán, el rastro del pasado permanece ahí, tangible y verídico: azul turquesa en sus playas, gris en los vestigios de su monumental civilización, blanca en sus ciudades -su capital, Mérida, la romana emeritense-. La inspirada aspereza con que México proclama la singularidad de su vínculo con la historia encuentra en su enorme brazo tropical el ejemplo de la generosidad de un pueblo que no ha archivado ningún rencor, con su escueta precisión realista unida a una sanguínea y ardiente necesidad de distancia.

Lo mejor de playa del Carmen, al atardecer, es tomarse en una cantina una margarita o un mezcal con gusanos tostados de magüey (muy nutritivo), o una Corona en el superfamoso bar de Frida
Dentro de la ruta 'puuc' se encuentran, en Uxmal, las ruinas mayas más incontestables, por espectaculares. Su rarísima pirámide del Adivino sobresale entre un inmenso bosque de arbustos como un Everest

En el gran tablero maya peinado por los huracanes, un gran escultor colectivo ha creado, en medio de una inmensa sabana de monótonas selvas, el monumento al perenne presente de una cultura de más de 3.000 años de antigüedad; al orden matemático con que aquélla persigue al caos del inframundo, la xibalba, pero sobre todo a sus vampíricos dioses, Itzamná e Ixchel, venerados por los refinados indígenas desde sus portentosas estructuras piramidales. En el aeropuerto de Cancún, la luz cósmica que baña el atardecer y el verde iguana de la selva aparecen como el perfecto marco para el prólogo que nos llevará por un paisaje continuo e indiferenciado hasta que en lo profundo y callado surja obstinada la belleza de sus costas y ese rumor quedo del instante absoluto de las ruinas.

1 Playa del Carmen

A una hora en coche al sur de la megaturística Cancún (que en lengua maya significa "nido de serpientes") se halla Playa, a secas, un antiguo pueblecito de pescadores del que apenas quedan algunas barcas varadas en la arena color perla y tras el que se alinean una docena de calles bulliciosas que mezclan el antiguo y el nuevo México. Si no se malogra por la masificación turística, Playa es ideal para el que quiera ir por su cuenta: a lo largo de una de las arterias peatonales (andadores), recién empedrada, que los lugareños llaman la Quinta Avenida, el turista encuentra todo tipo de hoteles, posadas, restaurantes y tiendas de antigüedades, de licores y de plata de Taxco. Los perfiles de sus esquinas tienen en sus enmarañados postes eléctricos a los guardianes de una fotografía siempre convincente. Lo mejor, si vamos al atardecer, es buscar algún regalito para la familia en la avenida Juárez o en la Primera Avenida Sur, tomarse en una cantina una margarita o un mezcal con gusanos tostados de magüey (muy nutritivo), o una Corona en el superfamoso bar de Frida (Quinta Avenida, 217); cenar algún plato de pescado típico yucateco en el Pez Vela (Quinta Avenida, entre la 2 y la 4), y acabar sobre una hamaca en cualquier chiringuito de la playa, donde siempre hay algún mariachi que toca a la carta o un profesor de buceo, auténticos indios mayas que explican, no sin recelo, la resistencia de su orgullosa cultura al asedio de las costumbres y las lenguas francas en América, el español y el inglés.

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2 Cozumel

Es el reino de los submarinistas, y cuenta con el segundo arrecife más largo del mundo. Incluso hay un avión hundido. Su nombre proviene de Cuzamil, que en maya significa "isla de las golondrinas", tierra sagrada donde los peregrinos, que en su mayoría eran mujeres, rendían culto a Ixchel, la diosa de la Luna y la fertilidad. Pero quien realmente la hizo famosa fue el oceanógrafo francés Jacques Cousteau, que en los años cincuenta exploró el gigantesco arrecife coralino de Palancar, de cinco kilómetros de largo. En su parque nacional se pueden alquilar equipos de submarinismo, y entonces la inmersión se convierte en una de las más fascinantes películas naturales: ver el coral negro, que destaca entre los peces de colores, a la luz del sol crea un efecto parecido a un viaje por la realidad virtual. Descubrir la Muralla de Santa Rosa, que tiene una inclinación de 21 metros de profundidad, es una experiencia única. Los más temerarios se atreven con el arrecife Maracaibo, a 1,5 kilómetros de la punta sur de la isla, en mar abierto: el más difícil por las fuertes corrientes que lo atraviesan. Lo mejor para ir a la isla es desde playa del Carmen, donde zarpan cinco transbordadores diarios y ocho barcos rápidos.

3 Isla Mujeres

Esta isla, de apenas ocho kilómetros de largo por uno de ancho, es la Formentera maya: tiene unas playas estupendas y unas pocas piedras que señalan las ruinas del templo de Ixchel. La fortuna de estar poco explotada, unido al atractivo de sus parques nacionales submarinos -en Playa Lancheros hay un criadero de tortugas de carey-, convierte esta isla en un destino privilegiado para los que buscan sol y tranquilidad. La playa de los Cocos, con sus esbeltas palmeras, es la menos recomendable si se busca la privacidad; mejor coger un coche de golf, que alquilan por toda la isla, y buscar algún rinconcito salvaje donde poder recibir en solitario la influencia de Venus. Cerca del faro hay un pequeño zoo de iguanas, y bares donde preparan zumos de frutas de lo más extraño, como el de nopal, hecho con las orejas de los cactus chumberos, muy sano y energético.

4 Tulum

Una de las postales más atractivas de la Riviera Maya. Dicen que fue la primera ciudad habitada que vieron los españoles en el Nuevo Mundo. Sus ruinas son pequeñas, pero se conserva un castillo construido sobre un acantilado que sirve de mirador para contemplar el gran azul. Muy cerca, un templete sirve de morada a la escultura del Dios Descendente, con cola de pájaro y grandes alas, que representaba el ocaso del sol.

5 Chichén Itzá

Típica tópica maya, pero única. Una vez el viajero ha llegado a la Gran Plaza de este enclave arqueológico, la pirámide escalonada de Kukulcán le invita a tocar el cielo, desde el castillo que la corona, a través de una gran escalinata de 55 metros. Sólo son accesibles dos de los lados, cada uno con 91 peldaños, que, multiplicados por cuatro, nos dan 364, y sumándole la plataforma superior salen 365: los días del año. Los arqueólogos pensaron que esta pirámide de influencia tolteca (del siglo X) podía tener una función astronómica, ya que sus ejes están alineados en perfecta matemática con los cuatro puntos cardinales. Durante los equinocios de primavera y otoño, las sombras que proyecta su estructura geométrica en la escalinata norte hacen el efecto de una serpiente ondulante, como el jaguar, un animal sagrado en los ritos mayas. En el gran recinto de Chichén hay más sorpresas, como el templo del Hombre Barbudo, dedicado al culto de Quetzalcóatl; el circo del Juego de la Pelota (un espectáculo en el que los jugadores movían una pesada bola con las caderas, los muslos o los brazos, nunca con las manos, hasta introducirla en un aro; el que ganaba, ¡perdía!, ya que era sacrificado), con una acústica muy especial; el altar de las águilas y los jaguares; la Casa de las Monjas, o el Grupo de las Mil Columnas: un bosque de piedra para una foto vanity.

6 Uxmal

Dentro de la ruta puuc (significa "colinas") se encuentran las ruinas mayas más incontestables, por espectaculares (del periodo clásico, hacia el año 900). Su rarísima pirámide del Adivino, de base ovalada, sobresale entre un inmenso bosque de arbustos como un Everest. La escalinata de su lado oriental es de vértigo. El templo que corona la cúspide está muy bien conservado, y cuenta la leyenda que fue construido por un enano en una sola noche y que gracias a esta gesta pudo destronar al gobernante de turno. El Juego de la Pelota conserva uno de los aros de piedra.

7 Mérida

El área de esta ciudad constituía para los mayas el centro del universo. T'ho es la ciudad blanca y la capital de la península de Yucatán. El centro de la vida ciudadana está en la plaza Grande, o Zócalo, con sus curiosos bancos confidenciales en forma de ese. La catedral de San Idelfonso, el Museo de Bellas Artes, el palacio de la Gobernación (vivienda del fundador de la ciudad, Francisco de Montejo, El Mozo, que bautizó a la ciudad con el mismo nombre que la romana emeritense por el parecido con sus ruinas de piedra), la casa de Montejo, y su avenida, con sus mansiones bajo la sombra de árboles de tamarindo, que recuerda la de los Campos Elíseos. El mercado es el lugar ideal para buscar artesanías; hay que desconfiar de las llamadas cooperativas mayas, que, bajo el reclamo de asociaciones que ayudan a la escolarización de la población infantil, esconden la picaresca del timo al turista. La casa de las Artesanías del Gobierno del Estado de Yucatán (calles 63 y 64) es fiable. En Casa Ramón (calle 66, cerca del bazar), doña Gabriela pone música de Paquita la del Barrio -"rata inmunda, animal rastrero..."- mientras atiende a su nutrida clientela, atraída por la justa fama de sus guayaberas.

La pirámide maya-tolteca de Kukulcán, una de las grandes atracciones en Chichén-Itzá. Dos de sus escalinatas, cada una de 91 peldaños, son accesibles al público. Fue construida principalmente en el siglo X.
La pirámide maya-tolteca de Kukulcán, una de las grandes atracciones en Chichén-Itzá. Dos de sus escalinatas, cada una de 91 peldaños, son accesibles al público. Fue construida principalmente en el siglo X.M. L. SINIBALDI
Mujeres y niños mayas, en una de las playas cercanas a las ruinas de Tulum, en la costa oriental de la península mexicana de Yucatán.
Mujeres y niños mayas, en una de las playas cercanas a las ruinas de Tulum, en la costa oriental de la península mexicana de Yucatán.MACDUFF EVERTON

CIUDADES PERDIDAS EN LA SELVA

LA RUTA MAYA, uno de los grandes reclamos viajeros de Centroamérica, atraviesa cinco países -México, Guatemala, Belice, Honduras y El Salvador- y ofrece a partes iguales arqueología, ecoturismo, ciudades coloniales, el segundo mayor arrecife del planeta y la riqueza cultural de sus poblaciones indígenas, los descendientes de aquellos cuatro ancestros que, según el libro sagrado Popol Vuh, fueron creados de pasta de maíz.En la tierra de los hombres de maíz "existe la creencia de que los árboles respiran el aliento de las personas que habitan las ciudades enterradas, y por eso, costumbre legendaria y familiar, a su sombra se aconsejan los que tienen que resolver casos de conciencia, los enamorados alivian su pena, se orientan los romeros perdidos del camino y reciben inspiración los poetas", según el premio Nobel Miguel Ángel Asturias, que en Leyendas de Guatemala desgrana el universo mágico de las antiguas ciudades mayas: la suntuosa Quriguá, con una arquitectura que hace pensar en ciudades orientales; Copán, cuyo rey recibe como tributo una lluvia de corazones palpitantes; Tikal, habitada por "sombras perdidas y fantasmas con los ojos vacíos"...Tikal(Guatemala)Con sus templos piramidales elevándose por encima del dosel de la jungla, el sitio arqueológico de Tikal es uno de los más impresionantes enclaves mayas, con más de 3.000 construcciones repartidas por una superficie de 16 kilómetros cuadrados dentro del parque nacional Tikal, zona protegida de 370 kilómetros cuadrados de la selva del Petén, al norte de Guatemala. En su época de mayor esplendor, durante el periodo clásico (de 250 a 909 después de Cristo), cuando compartía con la gran metrópoli de Teotihuacán -con la que mantuvo relaciones comerciales y de la que recibió una gran influencia- la hegemonía de Mesoamérica, llegó a contar con 100.000 habitantes. Fue abandonada por causas desconocidas a finales del siglo X, y permaneció oculta por la jungla hasta 1848, cuando fue redescubierta. La acrópolis norte y los templos I y II, que se elevan hasta 47 metros del suelo, constituyen el núcleo central del complejo, limitado por el recinto ceremonial Mundo Perdido y el gigantesco templo IV, al oeste, y por el conjunto de pirámides gemelas del Grupo Norte.Copán(Honduras)La ciudad de Madrugada, el último señor de Copán, es un fabuloso conjunto de edificios residenciales, foros, juegos de pelota, templos, pasajes subterráneos, y orgánicas y abigarradas estelas de piedra. La escalinata de los Jeroglíficos, con cerca de 2.200 glifos individuales, es la mayor inscripción maya conocida, y constituye una completa crónica dinástica que abarca desde el año422 hasta el 800 después de Cristo.Palenque(México)Las extraordinarias ruinas de Palenque, en el extremo norte de las tierras altas de Chiapas, constituyen uno de los conjuntos más armoniosos de la arquitectura maya. En su enigmático templo de las Inscripciones se halló en 1949 una escalera que conducía al interior de la pirámide, con la tumba del rey Pacal (615-683) y un tesoro de joyas y máscaras de jade.El valle del Usumacinta(México)Los ríos Pasión y Salinas convergen para convertirse en el Usumacinta, la gran vía fluvial que enlaza el Petén con el golfo de México a través de la selva Lacandona, al este del Estado mexicano de Chiapas. En sus orillas se alzan las románticas ruinas de Yaxchilán, descubiertas en 1882 por el arqueólogo británico Alfred Maudslay; Piedras Negras, y Bonampac, con vívidos frescos que muestran batallas y escenas cortesanas.

GUÍA PRÁCTICA

LA COSTA ORIENTAL de la península mexicana de Yucatán, entre Cancún y las ruinas mayas de Tulum, es uno de los tres pilares -junto con la República Dominicana y Cuba- del turismo español en el Caribe.Cómo irLa mayoría de los vuelos directos a la Riviera Maya son chárteres que forman parte de los paquetes todo incluido, aunque en temporada baja es posible adquirir sólo el pasaje.- Air Europa (902 401 501; www.aireuropa.com) tiene vuelos directos entre Madrid y Cancún, desde 584 euros, más tasas y cargos.- Iberia (902 400 500; www.iberia.com) vuela a Cancún desde varias ciudades españolas, con escala en Ciudad de México, desde 542 euros, más tasas.- American Airlines (902 11 55 70) vuela entre Madrid y Guatemala, vía Miami, desde 640 euros, más tasas.Viajes organizadosAparte de las sugerencias que siguen, las agencias ya disponen de programas para Semana Santa. Hasta finales de febrero, Halcón Viajes (902 300 600; www.halconviajes.com) tiene una oferta para viajar a la Riviera Maya que incluye los vuelos de ida y vuelta desde Madrid con Air Europa, traslados y cinco noches en el hotel de cinco estrellas Barceló Maya Beach, en régimen todo incluido, desde 889 euros, más tasas, por persona en habitación doble. Si se desea ampliar la estancia, cada noche extra cuesta 87 euros por persona. En las mismas fechas, este operador tiene una promoción 2×1: vuelos, traslados y siete noches en hoteles de cuatro estrellas de Cancún, para dos personas y con todo incluido, por 1.419 euros, más tasas, en total, y en un cinco estrellas de la Riviera Maya, por 1.919 euros. Iberojet (en agencias) organiza vuelos chárter a Cancún los lunes, martes y sábados de febrero. Combinados con estancias de siete noches en el hotel de cinco estrellas Radisson Hacienda de Cancún, y media pensión, cuestan desde 775 euros, más tasas, con siete noches en el resort de lujo Club Maeva de la Riviera Maya, todo incluido, desde 999 euros. Marsans (902 30 60 90; www.marsans.es) también programa viajes al Caribe mexicano: vuelos de ida y vuelta, traslados y siete noches en un cuatro estrellas de la Riviera Maya, con todo incluido, desde 799 euros, más tasas, por persona.Con la mayorista Solplán (en agencias), y para viajar el 12, 19, 22 y 26 de febrero, un combinado de vuelos chárter, traslados y siete noches en un hotel de tres estrellas de Cancún, todo incluido, cuesta desde 700 euros por persona, más tasas, y un programa similar en hoteles de cinco estrellas de la cadena Riu, en la Riviera Maya, desde 899 euros, más tasas.Hasta el 17 de marzo, Viva Tours (en agencias) propone un viaje de nueve días (siete noches) repartido entre Nueva York y las playas del Yucatán, desde 1.537 euros.

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