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Crítica:COMER
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El exótico cruce de Perú con la cocina asiática

HAKKASAN, un restaurante de puro mestizaje recién abierto en Madrid

José Carlos Capel

Cuando se toma acomodo en las mesas de este nuevo restaurante se tiene la sensación de estar en un asiático más de los muchos que inundan Madrid y Barcelona. Local bien diseñado, atendido por abundante personal de ojos rasgados que apenas conoce nuestro idioma. Tras un rápido vistazo a la carta la impresión se consolida: panasiático del montón (chino / japonés) con algunos platos peruanos. Si nadie explica que detrás anida una idea original del matrimonio chino que forman María y Hai, propietarios en Madrid de China Crown y Ayala Japón, resulta difícil entender el proyecto.

Haciendo valer el nombre cedido a esta familia por Alan Yu, patrón del famoso y sofisticado Hakkasan londinense, restaurante fashion de amplia vida nocturna, se ha pretendido ofrecer en España cocina peruana de puro mestizaje. En suma, un reflejo de la interesantísima realidad gastronómica de aquel país suramericano, donde se fusionan la vieja cocina española con la africana, la japonesa y la china. Comida excelente que ha dado el salto a la modernidad de la mano de profesionales tan brillantes como Rafael Piqueras, Gastón Acurio y Marilú Madueño.

HAKKASAN

Estafeta, 2. Plaza Nueva de La Moraleja. Alcobendas (Madrid). Teléfono 916 50 84 80. Menú degustación, 30 euros. Precio aproximado por persona, entre 35 y 45. 'Sushi' crujiente, 10,50. Tiraditos de lenguado, 12,50. Anticucho de solomillo, 12. Filloa de crema de mango, 7 euros.

Pan ... (no se sirve)

Café ... 4

Bodega ... 6,5

Aseos ... 5

Ambiente ... 7,5

Servicio ... 4

Ceviche de atún

Lamentablemente, su intención inicial resulta fallida. Entre los platos de la carta, apenas algunos detalles de cocina nikkei ( fusión peruana / japonesa) y chifa (fusión peruana /china). En su lugar, platos chinos, japoneses y peruanos que campan sueltos a su aire. De los peruanos, pocos. Ni la causa limeña, ni el ají de gallina, ni el chupe de camarones, por ejemplo. Hechos estos reparos, hay que reconocer que en Hakkasan se come bien, a excepción de detalles concretos. Decepciona el pato laqueado, de una mediocridad manifiesta, así como los California roll, bastante discretos. Y están bien los tiraditos de lenguado, los ceviches de atún con jengibre, el pulpo al olivo (con pimiento y jugo de lima) y las yuquitas rellenas, bastante finas. Por razones evidentes, las especialidades chinas son el punto fuerte. Sabrosos el solomillo de cerdo caramelizado, el pollo al sésamo, las delicias del chef (langostinos y muslos de codorniz fritos), el chow mein de arroz y los tallarines mil delicias.

El local, muy aparente, cuyo interiorismo firma el argentino Luis Gallussi, resulta ruidoso y está mal iluminado. Hasta tal punto que por las noches casi no se ve la comida.

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Luis Gallussi es el autor del proyecto de interiorismo del restaurante madrileño Hakkasan.
Luis Gallussi es el autor del proyecto de interiorismo del restaurante madrileño Hakkasan.SANTI BURGOS

UNA RELAJANTE TERRAZA

EL NUEVO HAKKASAN no está bien organizado. A las pocas semanas de su inauguración, el personal de servicio anda descontrolado e incurre en una sucesión de errores graves. Fallos que se intentan compensar con amabilidad y buenos modales. Una opción interesante la brinda su menú degustación (30 euros, IVA no incluido), que incluye seis sugerencias de la carta, además de un postre y té chino. Se empieza con las delicias Hakkasan (muslitos y langostinos fritos), dim sum al vapor y ceviche de atún, y se sigue con sambate (arroz aromatizado de té), tempura de verduras y pato a la chepan (crujiente con cebollinos y jugo de naranja). Como suele ser habitual en los chinos de relumbre, en éste se intentan hacer pinitos para satisfacer los paladares occidentales. Pese a ello, los postres son malos, incluso deplorables. En la fruta cortada con leche merengada, las frutas presentan una clara oxidación y atrasamiento, mientras que la leche se sustituye por un mal helado de chocolate. El helado con castaña crujiente y chocolate es impresentable, y las filloas con crema de mango no pasan de una vulgaridad manifiesta. Teniendo en cuenta que para acompañar este tipo de platos lo mejor es fino de Jerez, blancos fermentados en barrica, champaña o cerveza, la bodega anda sobrada. Cuenta con una aceptable selección de marcas, incluidos vinos extranjeros de cierta talla. El café es malo y merecería mejor trato. Con la llegada del calor, Hakkasan se ha apresurado a inaugurar su terraza. Un espacio relajante para las noches veraniegas.

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Sobre la firma

José Carlos Capel
Economista. Crítico de EL PAÍS desde hace 34 años. Miembro de la Real Academia de Gastronomía y de varias cofradías gastronómicas españolas y europeas, incluida la de Gastrónomos Pobres. Fundador en 2003 del congreso de alta cocina Madrid Fusión. Tiene publicados 45 libros de literatura gastronómica. Cocina por afición, sobre todo los desayunos.

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