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EXTRA ANDALUCÍA

San Fernando da la hora

Su observatorio astronómico fija el patrón horario en España. Recuerdos de Camarón y visita a la iglesia donde los diputados redactaron La Pepa. Y una fiesta gastronómica con ortiguillas y puntillitas

A muchos les suena su nombre, pero no todos la conocen: San Fernando (90.000 habitantes), en Cádiz, fue capital de España. Aquí se produjo la primera victoria del ejército español en la guerra de independencia contra Francia, así que el Gobierno decidió refugiarse en este reducto. Eso propició que en 1810 se celebraran las Cortes que alumbraron, dos años más tarde y en la capital de la provincia, la primera Constitución del país, apodada La Pepa por nacer el día de San José, 19 de marzo. San Fernando, llamado entonces La Isla de León, celebra este año el bicentenario de aquellos hechos. Ahora más que nunca sale de la sombra que supone haber sido la hermana pequeña de Cádiz, a tan solo ocho kilómetros.

10.00 Plomo para el cabello

Cada cuatro pasos hay agua. San Fernando está construido en un islote en el Atlántico. Respire el olor a sal por la calle Real, la arteria principal, que anda construyendo su tranvía. Hagamos la misma ruta que los diputados, pero llevemos Cádiz, el episodio nacional de Benito Pérez Galdós. El ayuntamiento (plaza del Rey, s/n) impone sobre su escalinata. El 24 de septiembre de 1810 se reunieron aquí todos los diputados españoles y de las colonias para debatir sobre la nación. Luego se trasladaron a la iglesia Mayor C (plaza de la Iglesia, s/n). Esta escena quedó reflejada en el cuadro La jura de las Cortes, de José Casado del Alisal, que hoy decora el Congreso de los Diputados en Madrid. Momento de recordar la coplilla más famosa de las que surgieron: "Con las bombas que tiran los fanfarrones se hacen las gaditanas tirabuzones". Las mujeres cogían los restos de plomo del enemigo francés que caían en las calles y así se aguantaban los rizos del peinado en boga.

11.15 Diputados noctámbulos

En una callecita espera el Teatro Cómico, hoy Teatro de las Cortes (calle de las Cortes, 1). La Asamblea Legislativa acordó que ese edificio ocre era el más apropiado para que hiciera de Congreso. El barullo aquel día era tal que, según cuenta Galdós, el pueblo creía que se iba a representar un sainete de éxito. El teatro se tuvo que acondicionar para que tuviera forma de hemiciclo. Allí estuvieron los políticos cinco meses hasta que un brote de fiebre amarilla hizo que se refugiaran en Cádiz. Los niños chillan hoy ante el colegio religioso Compañía de María (calle Real, 142), pero de 1810 a 1812 las monjas tuvieron que abandonarlo porque allí se instaló la sede del Gobierno. La iglesia del Carmen (calle Real, 225) también funcionó como Congreso en 1813, con La Pepa ya aprobada, cuando las Cortes tuvieron que trasladarse de Cádiz a San Fernando por otro brote de fiebre amarilla. Los diputados celebraban sus sesiones por la noche para no interrumpir el culto y charlaban sobre la abolición del régimen señorial y la libertad de imprenta.

12.00 Como un capitolio

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Pega un momento de relax en la alameda de Moreno de Guerra . Caminando un poco entre los cañaíllas (gentilicio de San Fernando) se llega al callejón del Croquer , blanco y con flores. Puede que ya haya divisado la cúpula del observatorio astronómico (Cecilio Pujazón, s/n; imprescindible tener reserva previa), el más antiguo de España, inaugurado a mediados del siglo XVIII para prestar apoyo científico a los navegantes que zarpaban del puerto de Cádiz en dirección a las Américas. Tiene una curiosidad: es aquí donde se establece la hora oficial de España. Se puede visitar su biblioteca y la colección de instrumentos antiguos. Salimos de este guardián del tiempo y echamos la vista atrás: el edificio parece un capitolio estadounidense. La zona militar de San Carlos, del neoclásico, es el primer departamento marítimo de España. Allí están el Museo Naval (calle del Almirante Baturone Colombo, s/n; 956 59 90 52; sábados y domingos, de 10.30 a 13.30; grupos concertados, de martes a viernes, de 10.00 a 12.00) y un precioso Panteón de Marinos Ilustres J (paseo del Capitán Conforto, s/n; 956 59 90 52).

14.30 El té del asedio

Hora de zamparse la historia. Platos especiales con motivo del bicentenario: banderitas francesas con langostino, beicon, pimiento, calabacín y tomate en El Ancla (plaza de Santa Juana de Lestonac; 956 59 11 61), tallarines de chocos con papas en Art Fusión (Dolores, 46; 956 89 13 22) y los fusiles de espárragos con huevos de fanfarrones en La Bella Otero (General Serrano, 5; 956 89 97 25). Y sin obviar dos clásicos, por favor: pulpo en Los Gallegos (calle Real, 20; 956 88 31 85) y bienmesabe (cazón en adobo de comino, ajo y vinagre) en El Deán (calle Real, 57; 650 58 89 57). La sobremesa, un té del asedio, aromatizado con azahar, naranja amarga, canela, clavo y pasas, en la tetería Almenara (calle de González Hontoria, 16). Y para engañar al sueño, un paseo por el Jardín Botánico (Coghen, s/n; abierto de martes a domingo, de 10.00 a 14.00; por las tardes, de mayo a septiembre, de 18.00 a 20.00, y de octubre a abril, de 16.00 a 18.00; 956 20 31 87) y sus más de 600 especies.

17.00 Atardecer sin Photoshop

¿Quién quiere naturaleza? En la playa de Camposoto se encuentra el centro de visitantes del parque natural de la Bahía de Cádiz, que comprende un laberinto de dunas, playas y marismas. A caballo entre Doñana y el Estrecho, es un lugar importante para aves como flamencos, garzas y cormoranes. El sendero Punta del Boquerón, de 2,5 kilómetros, discurre junto al caño de Sancti Petri. A lo lejos, la isla de Sancti Petri y su castillo, del siglo XVI, en el lugar donde se asentaba el legendario templo de Hércules Melkart fenicio. Durante la antigüedad se le atribuían propiedades mágicas, y fue visitado por el general cartaginés Aníbal y los emperadores romanos Trajano y Julio César. Se ven las montañas blancas de San Félix, una de las muchas salineras que formó parte de toda una industria hasta bien entrado el siglo XX. Al fondo, Cádiz en miniatura. El atardecer rojizo no tiene Photoshop.

21.30 Lenguados de estero

La noche tiene el eco de Camarón, que era cañaílla (como Sara Baras o Niña Pastori) y tiene un monumento delante del medieval castillo de San Romualdo y al lado de la Venta Vargas (plaza de Juan Vargas; 956 88 16 22), donde cantaba y comía. El restaurante encierra una gastronomía que hace a cualquiera arrancarse por alegrías aunque no sepa. Ortiguillas, puntillitas, papas aliñás, jamón, lenguados de estero, gambas, pimientos asados, tortillitas de camarones... Con el compás en el cuerpo, hay que visitar la Peña de Camarón (calle de Manuel de Arriaga, s/n; 956 59 23 95) y ver algún espectáculo de cante y baile. El día se remata con el beso a la francesa (cóctel con fresa, ron y limonada) en La Espuma (calle de José López Rodríguez, 1) y el combinado del gabacho (con anís y licor de moras) en la sala Tarsis (calle de Velázquez, 5). Ojo, que puede que haga suyo el famoso grito: "¡Viva La Pepa!".

El sendero Punta del Boquerón, en San Fernando, Cádiz
El sendero Punta del Boquerón, en San Fernando, CádizEDUARDO RUiZ
La iglesia del Carmen de San Fernando, Cádiz
La iglesia del Carmen de San Fernando, CádizROMÁN RÍOS

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