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Reportaje:24 HORAS EN... ZAGREB

La ciudad que no desayuna

El primer café se toma esperando el tranvía. Pero en Zagreb, la capital croata, no faltan restaurantes donde brindar con el dueño, terrazas animadas e incluso un cementerio con visita turística

El país que inventó la corbata madruga y mucho. A las siete ya están en marcha los puestos del mercado de Dolac (1) . Frutas, verduras y flores de aspecto impecable, y vendedores que se cobijan bajo sombrillas rojas con círculos de colores, tan populares que en las tiendas de souvenirs venden paraguas con idéntico diseño. Como curiosidad, aquí no tienen costumbre de desayunar, aunque últimamente la gente bebe café mientras espera el tranvía. Nosotros no tenemos prisa, mejor cruasán o muffin en Daily Fresh (2) (Ilica, 1). Es acogedor, nada caro, y a través de su cristalera se observa el ir y venir de tranvías y viandantes. Un buen lugar para empezar.

09.00 Funicular romántico

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La plaza de Ban Jelacic (3), el centro de Zagreb. La preside, espada en ristre, la estatua del virrey que a mediados del XIX y al frente de las tropas austriacas reprimió las revoluciones en Hungría. En época de Tito -que, por cierto, era croata- se consideró un símbolo del nacionalismo croata, así que la retiraron y la plaza se llamó de la República. Con la independencia de Croacia de la antigua Yugoslavia, en 1991, volvieron la estatua y el nombre.

Podemos subir a la ciudad alta andando o, más romántico, tomar el funicular Uspinjaca (4). Un artilugio centenario no apto para impacientes: avanza metro y medio por segundo. Sale cada 10 minutos y cuesta 4 kunas (0,5 euros). Al final del trayecto, la torre Lotrscak (5). En el siglo XIII tenía una campana "de los ladrones" que avisaba cada noche antes de cerrar las puertas de la ciudad. La única puerta que queda es la de Kamenita Vrata (6), al final de la calle Radiceva, donde hay una capillita con la Virgen y el Niño que, según la leyenda, se salvaron milagrosamente de un incendio en 1731. A pocos metros, la iglesia de San Marcos (7), cuyo tejado de azulejos de colores compone los escudos de Zagreb y Croacia.

12.00 Tentempié a media mañana

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Antaño se entraba al tajo a las seis de la mañana, por eso nació el gablec, una comida sustanciosa a media mañana para ir tirando. Se tomaba a las diez, pero se ha ido desplazando hacia el mediodía. Consiste en una sopa y fasiranci (hamburguesas muy condimentadas) o pechuga de pollo empanada con cuspajz, una guarnición de vegetales con crema amarga. Spajza (8) (Kaptol, 27) es una de las tabernas que mejor conserva la tradición y a muy buen precio. Si un semialmuerzo es demasiado a estas horas, se puede optar por un strukli, un pastel de queso fresco gratinado y que se toma a cualquier hora y en cualquier sitio.

13.00 Paseo por Mirogoj

La visita guiada en Segway (www.segwaycitytourzagreb.com) arranca frente a la estación de tren (9): fue parada del Orient Express y aún conserva ese decadente encanto decimonónico. Atravesamos algunos de los siete jardines que forman la Herradura Verde hasta llegar a la catedral (10), con sus dos torres neogóticas. Enfilamos por la calle Vlaska, una de las más antiguas, y tras unos quince minutos llegamos al cementerio Mirogoj (11) (www.gradskagroblja.hr). Los vehículos se dejan en la entrada sin atar. Aquí nadie roba. Otra manera de llegar es tomar el bus 106, frente a la catedral. El cementerio, concebido en 1876 por Herman Bollé, cuenta con magníficas galerías abovedadas, mausoleos espectaculares, monumentos a los caídos en las dos guerras mundiales y amplias zonas verdes. Nada más entrar, la tumba de Franjo Tudjman, primer presidente de Croacia, aunque la más buscada es la del baloncestista Drazen Petrovic.

16.00 Perfumes exclusivos

De vuelta al centro, parada obligada en la plaza del Mariscal Tito (12). Un movimiento de memoria histórica recoge firmas para enterrar el legado comunista y cambiarle el nombre por el más neutral de plaza del Teatro (por el Teatro Nacional, que se encuentra en la plaza). A pocos metros, en la fuente El Pozo de la Vida, se fotografían dos lesbianas mientras se besan, reivindicando su lugar en la nueva Croacia.

Para las compras, la calle es Ilica: boutiques de firma, tiendas de moda local y modernas chocolaterías como Kras (13) (Ilica, 15) con una irresistible fuente de chocolate negro. Vale la pena asomarse por Croata (14) (en la galería Prolaz Oktogon; Ilica, 5), genuino fabricante de corbatas en seda y distribuidor de plumas Penkala, las primeras estilográficas del mundo. En general, las compras no dicen mucho hasta toparnos con la perfumería tetería Institut Parfumeur Flores (15) (Dezmanaz Prolaz, 2), abierta hace unos meses. En su exclusiva selección de marcas, el Nº 1 de Clive Christian, "el perfume más caro del mundo", según el dueño, Ivan Lozic. Y tanto: 2.000 euros el frasco; eso sí, con cuello de oro y un diamante. Pared con pared, el escaparate de I-gle (Dezmanov Prolaz, 4) nos deja boquiabiertos, por la innovadora moda de sus dos jóvenes diseñadoras y por la curiosa decoración a base de zapatos multicolores colgados del techo.

18.00 Hora del terraceo

Terraceo, con mayúsculas, con estilo, para ver y dejarse ver. Jóvenes que parecen sacados de un casting de modelos: guapos, sonrientes y con gafas de sol a la última. Hay dos zonas: una pija y otra más underground. La primera, en los 100 metros que dibujan las calles Bogoviceva y Margaretska (16) (para lucir palmito, el Bulldog - , y luego, al Maraschino, a probar el típico licor de guinda). Los más alternativos y roqueros prefieren la calle Tkalciceva (17) que fue cauce del arroyo Medvescak hasta que los vecinos, hartos de inundarse con sus crecidas, lo sellaron. Hoy se suceden los bares de moda: Boem, Giardino, Portal...

20.00 Cena con vistas

Despedimos el día en Strossmayer Promenade, donde los enamorados se juran amor eterno ante las increíbles vistas de la ciudad monumental y, al fondo, el skyline de la nueva. Si no se está para romances, al menos una foto de rigor junto a la estatua del poeta Antón Gustav Matos. Al lado, el restaurante Pod Grickim Topom (18) (Zakmardijeve, 5) abre una modesta terraza con vistas. Más señorial, con biblioteca y citas literarias en las paredes, el Klub Knjizevnika (19) (Ben Jelacic, 7, 1º). Y el más innovador Klub Gastronomad (20) (Jurisiceva, 1), creado por cuatro viajeros con dos máximas: buena cocina de mercado y un trato de amigo. Así, no es raro acabar brindando con los dueños con spritz (cóctel con vino espumoso, aperol y soda).

22.00 Y aún queda noche

Hay que dejarse caer por el piano-bar del hotel Regent Esplanade (21) (Mihanoviceva, 1): luces rojas, atmósfera elegante y un barman, Srecko Soh, campeón nacional de cócteles. Su especialidad: el Esplanade 1925 (ginebra, maraschino, uva y granadina). Los niños bien se concentran en el bar Hemingway (plaza del Mariscal Tito, 1). Tiene portero borde: mejor abstenerse de looks deportivos. Hablar de escena gay es poner el dedo en la llaga de un tabú que poco a poco se va desarmando.

En el Bacchus Jazz Bar (22) (Tomislava, 16), un beso furtivo no despierta reprimendas, y los fines de semana hay jazz sessions.

De izquierda a derecha, la céntrica plaza de Ben Jelacic; el pub Maraschino, ideal para probar el típico licor de guindas, y un escaparate de Zagreb.
De izquierda a derecha, la céntrica plaza de Ben Jelacic; el pub Maraschino, ideal para probar el típico licor de guindas, y un escaparate de Zagreb.Alfredo Arias
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