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Reportaje:FIN DE SEMANA

Cinco destellos de emoción segoviana

Monasterios, arboledas y leyendas, del acueducto romano al santuario de la Fuencisla

Dos ríos tiene Segovia: / el Eresma y el Clamores, / con sus huertos que compiten / en holganza y en primores". Así describía un romance antiguo las dos vegas de Segovia. En otoño, la del Eresma se transforma en una carta de colores por obra y gracia de las arboledas. Los caminos de estos sotos nos devuelven a un pasado de santos y místicos, reyes y fábricas de moneda, procesiones a media noche, y milagros con conversión religiosa incluida. Todo ello en unas dos horas de paseo. Cinco paradas ayudan a escanciar tantas emociones.

1 San Lorenzo y Santa Cruz la Real

El mejor camino para bajar desde el Acueducto al río Eresma atraviesa el arrabal de San Lorenzo. Bajando unas escalinatas, que acaban en la calle Gascos y en la de Antonio Coronel, se llega a la plaza de este barrio. Las casas populares con entramados de ladrillo y madera rodean la parroquia de estilo románico-mudéjar. Antes de que pasara a convertirse en el primer barrio obrero de Segovia, en San Lorenzo vivían muchos molineros y hortelanos.

La calle de los Molinos llega al río a la altura de la antigua fábrica de borra, y una vez cruzado el puente nos encontramos en la famosa Alameda del Parral. Si las huertas a orillas del río Eresma se cultivan desde la fundación de la ciudad, el Ayuntamiento lleva ocupándose de esta arboleda desde al menos el siglo XVI. Con el cambio de hojas del otoño, los volúmenes y los colores de plátanos, castaños, fresnos, sauces, chopos y álamos se aprecian como en ningún otro momento del año.

Río abajo, cruzando un puente de piedra, está la vereda que sube al convento de Santa Cruz la Real, fundado por santo Domingo de Guzmán y reedificado por los Reyes Católicos. Por este camino, que discurre entre las tapias de los huertos, se llega a la elegante fachada que diseñó Juan Guas a finales del siglo XV. Además de ser famoso por haber tenido como prior a Torquemada, dentro del convento se encuentra la Santa Cueva, en la que meditaba santo Domingo y donde santa Teresa tuvo uno de sus éxtasis.

2 El Parral

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De regreso al paseo de la Alameda, y siguiendo el curso del río, entre los árboles y a la derecha se pueden adivinar varios edificios. Pertenecen al monasterio jerónimo de Nuestra Señora del Parral. Lo mandó edificar Enrique IV en la falda de la vega, de manera que los volúmenes de sus jardines, iglesia, claustros, huertas y estanques se escalonaran desde el cerro hasta la ribera. Entre los tesoros con que el rey dotó al monasterio se encontraba el famoso cuadro de Van Eyck La fuente de la vida. La desamortización de principios del siglo XIX hizo que terminase en el Museo del Prado. La iglesia gótica del monasterio, de una sola nave y seis capillas laterales, también es obra del arquitecto Juan Guas. La costeó el poderoso marqués de Villena, valido de Enrique IV, quien dejó encargados para él y para su esposa, María Portocarrero, los dos sepulcros del presbiterio.

3 El Real Ingenio de la Moneda

En la orilla opuesta a la del Parral, y bien pegada a la presa de la Moneda, se halla la famosa ceca de Segovia. Felipe II mandó construir esta fábrica de la moneda en 1583, y Juan de Herrera trazó un edificio de tejados de pizarra parecidos a los que el mismo rey mandó añadir al alcázar. Hizo un trabajo tan sólido que el Ingenio siguió en funcionamiento hasta el siglo XIX.

La historia del Real Ingenio merece párrafo aparte. La maquinaria se trajo desde la ciudad tirolesa de Hall, cerca de Innsbruck, y comenzó a operar con la ayuda de técnicos austriacos. En 1586 salió de allí la primera moneda española en la que figuraba el año de acuñación, y durante el siglo XVII se produjeron en ella cincuentines de plata y centenes de oro, monedas suntuarias que el rey usaba para hacer regalos. La fábrica se hizo tan famosa que enseguida atrajo a visitantes ilustres de todos los países, príncipe de Gales incluido, y a día de hoy se considera uno de los edificios industriales más antiguos de Europa que todavía, algo maltrecho, sigue en pie.

4 San Marcos y la Vera Cruz

Sin cruzar a la orilla de la ceca, hay una senda que conduce al barrio de San Marcos, desde donde se sube a la rareza románica que es la iglesia de la Vera Cruz. Los caballeros de la orden del Santo Sepulcro la consagraron en 1208 y la custodiaron hasta 1531, cuando pasó a manos de la orden de Malta. Dentro de este templo de planta dodecagonal, con tres ábsides, sacristía y torre, cuelgan los pendones de los capítulos de la orden de Malta. Entre las peculiaridades de la iglesia de la Vera Cruz está que en ella sólo se celebran algunos sacramentos y los oficios de Viernes Santo, con la procesión nocturna del Cristo Yacente, en la que no faltan antorchas, cánticos y caballeros uniformados.

5 La Fuencisla y los carmelitas

Poco antes de llegar al santuario de la Virgen de la Fuencisla, patrona de la ciudad, se encuentra el convento de carmelitas descalzos que ayudó a construir, en donde escribió, fue prior y se enterró a san Juan de la Cruz. Fue una noble segoviana la que mandó traer el cuerpo de este divino poeta desde Úbeda hasta el convento que él mismo había fundado. Según algunos expertos, Cervantes se inspiró en esta procesión para la aventura del cuerpo muerto del Quijote.

El santuario de la Virgen de la Fuencisla se levantó exactamente bajo las Peñas Grajeras, en donde tuvo lugar el milagro de la judía Esther. A Esther la acusaron de adulterio, y los judíos, siguiendo sus leyes, la condenaron a muerte y la despeñaron desde las Peñas Grajeras. Ella, entonces, se encomendó a la imagen de la Virgen que había en la puerta de la antigua catedral, que por aquel entonces se encontraba delante del alcázar y, por tanto, se veía perfectamente desde este lugar. La Virgen obró el milagro de que Esther saliera ilesa y, como era de esperar, ella se convirtió al cristianismo, cambió su nombre por el de María del Salto y dedicó el resto de su vida a servir en la catedral.

Un poco más adelante, bajo los torreones del alcázar y al otro lado de Segovia, se adivinan las arboledas del Clamores, pero esa ya es otra vega.

Fernando Castanedo es autor de Triunfo y muerte del general Castillo (Pre-Textos).

El paseo de la Alameda, junto al río Eresma, conduce hasta el monasterio jerónimo de Nuestra Señora del Parral.
El paseo de la Alameda, junto al río Eresma, conduce hasta el monasterio jerónimo de Nuestra Señora del Parral.AURELIO MARTÍN

GUÍA PRÁCTICA

Comer y dormir- Casa Paco (921 43 14 35). Plazade San Lorenzo, 5. Platos inspirados en productos y sabores de la huerta segoviana y tapas caseras.Unos 10 euros.- La Huerta de San Lorenzo (921 44 32 25; www.lahuerta.org). San Vicenteel Real, 27. Espacio rural a un tiro de piedra del casco antiguo de Segovia. Organiza actividades y talleres relacionados con el turismo agroecológico. Habitaciones dobles con vistas a la huerta del Eresmay al perfil de la ciudad. Disponede un restaurante ecológico. La doble cuesta 55 euros, sin desayuno.Visitas- Convento de Santa Cruz la Real(921 41 24 10). Cardenal Zúñiga, 12.Es una de las sedes de la Universidad de Segovia. Se puede visitar los lunes, miércoles y viernes, de 11.00 a 13.00.- Monasterio de Nuestra Señoradel Parral (921 43 12 98; oshsmparral@planalfa.es). Entrada libre de lunes a sábado, de 10.00a 12.30 y de 16.00 a 18.30.- Real Ingenio de la Moneda(www.segoviamint.org). Judería Vieja, 12.Visitas concertadas.- Iglesia de la Vera Cruz (921 43 14 75). Abierta de 10.30 a 13.30 y de 15.30a 18.00. Entrada: 1,50 euros.- Santuario de la Virgende la Fuencisla (921 43 31 85).Entrada gratuita, de 12.00 a 14.00y de 16.00 a 18.00.Información- www.segovia.es.- www.segoviaturismo.es.- www.guiaruraldesogovia.es.

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