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Crítica:COMER
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Cambio de concepto

CALLE 54, en Madrid, renueva sus propuestas

José Carlos Capel

Tras la reciente incorporación del grupo catalán Paradis a Calle 54, conocido club de jazz madrileño, la gestión del local se ajusta a criterios más estrictos. Sin apenas alterar la estética que Javier Mariscal aportó hace algo más de dos años, sus responsables han disociado los espacios para mejorar su funcionamiento. Hasta tal punto que en ciertos aspectos casi parece un establecimiento nuevo. Al menos eso pretende el restaurante situado en la planta alta, cuya actividad ya no mantiene una vinculación tan estrecha con los recitales de música que por las noches se dan en su acogedor escenario.

Junto a la remodelación estética, la renovación de la carta, repleta de sugerencias que evidencian el empeño de Paradis por ofrecer cosas llamativas. Lamentablemente, abundan los toques extraños y los detalles rebuscados. Platos que en casos concretos entroncan con esa cocina creativa de segundo nivel que ahora tanto prolifera y contra la que comienzan a revelarse los clientes, aburridos de las mezclas estrafalarias. Hace falta mucha valentía para atreverse a ofrecer un plato tan confuso como la tostada de pan con aceite, pulpo sofrito, germinados vegetales y salmorejo de orejones, un alarde de barroquismo. O poseer la suficiente audacia gastronómica para aromatizar con vainilla unos lomos de salmón semicurado (no ventresca, como indica la carta), que nadan sobre un puré de melón, cítricos y menta, receta que no pasa de refrescante.

CALLE 54

Paseo de La Habana, 3. Madrid. Teléfono 902 14 14 12. Cierra sábados al mediodía y domingos. Precio aproximado por persona, entre 50 y 60 euros. Ensalada de tomates en rama confitados, 10. Atún con dátiles y coliflor, 22. Dados de ternera del Esla, 20. Variación de tocino de cielo, 6 euros.

Pan ... 5,5

Café ... 7

Bodega ... 7

Aseos ... 8

Ambiente ... 7,5

Servicio ... 6

Cocina rara, difícil de encasillar en un estilo concreto, y con resultados que varían. Resulta agradable el gazpacho verde con picadillo aromático; es acertada la tempura de verduras; no convencen los flácidos espárragos blancos a la parrilla, que parecen de lata aunque sean frescos, y desilusionan los ravioles rellenos de buey de mar en salsa de coco, en cuyo relleno aflora un tufillo de atraso. Entre los aciertos, tres platos concretos: el atún con dátiles y crema de coliflor; los dados de ternera de los valles del Esla y el meloso de ibérico, suculento guiso de albóndigas con chutney de calabaza.

La cocina del restaurante Calle 54, tras una gran cristalera.
La cocina del restaurante Calle 54, tras una gran cristalera.SANTI BURGOS

DOS ESPACIOS DIFERENCIADOS

LA ACTIVIDAD de Calle 54 se ajusta a ritmos independientes. Por las tardes- noches abre sus puertas la barra y sala de jazz de la planta baja, donde se ofrecen cócteles y una carta diferente a la del propio restaurante. Recetas desenfadadas o incluso platos de cierta consistencia, como la hamburguesa con beicon y queso, el sándwich club de la casa, el pepito de solomillo, el tartar de bonito y el steak tartar clásico. Para compartir, un grupo de ensaladas; un repertorio de platos calientes (tortilla abierta de ajos tiernos con bacalao, langostinos con fideos chinos, canelones fritos rellenos de espinacas), y un surtido de montaditos (guacamole con anchoas, rosbif con manzana, jamón ibérico con tomate, pimientos asados con ventresca). Además, postres en la misma línea destinados a cubrir el expediente.Desde el restaurante de la planta superior también se puede contemplar el espectáculo, si es que no se opta por reservar en su acogedora terraza, rincón apartado, escondido entre otros edificios, que resulta muy agradable en las noches veraniegas.Dentro del restaurante principal, la oferta golosa se mantiene a nivel semejante al de las propuestas saladas. Carece de interés el bizcocho tierno de mango con frambuesas y yogur. En cambio, son delicados la variación de tocino de cielo, el postre de los tres chocolates, la tarta tatín de plátano y la piña estofada con chocolate. Tampoco desmerece la carta de vinos, en la que se aprecia un interesante equilibrio entre las bodegas españolas y extranjeras, con sugerentes marcas de Francia e Italia, además de Chile, Australia y Estados Unidos.

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Sobre la firma

José Carlos Capel
Economista. Crítico de EL PAÍS desde hace 34 años. Miembro de la Real Academia de Gastronomía y de varias cofradías gastronómicas españolas y europeas, incluida la de Gastrónomos Pobres. Fundador en 2003 del congreso de alta cocina Madrid Fusión. Tiene publicados 45 libros de literatura gastronómica. Cocina por afición, sobre todo los desayunos.

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