_
_
_
_
_
Entrevista:TROTAMUNDOS | ALEJANDRA BOTTO - CANTANTE | PROPUESTAS

Por la selva venezolana

Toda su vida ha estado rodeada de animales (irracionales, entiéndase), pero cuando viajó al Amazonas venezolano eran los bichos (insectos, entiéndase) los que lograron soliviantarla. Valga como carta de presentación de esta cantante que, tras un largo exilio, regresa con el disco Pagando condena.

Y a usted ¿qué se le perdió en la selva venezolana, si puede saberse?

Me tira mucho el mundo indígena, así que pasé varios meses en la frontera de Venezuela con Colombia. Allí lo más conocido es la catarata El Salto del Ángel, que se ve desde la avioneta, y lo suyo es subir en balsas que te llevan a los poblados.

Supongo que en el encuentro con los indígenas habrá vivido momentos auténticos y otros más turísticos.

Sí, entre lo más auténtico vi un caldero donde cocinaban un mono escaldado. Enterito. También probé tortuga y lagarto. Lo más turístico fue una ceremonia de alucinógenos.

Interesante... ¿Se colocó?

Boletín

Las mejores recomendaciones para viajar, cada semana en tu bandeja de entrada
RECÍBELAS

No me gustan las drogas. Probé la pipa que me ofreció el chamán, pero como no me trago el humo, no sentí nada. Él sí parecía en trance.

Creo que es de las que se ponen una iguana en el hombro, pero huyen de un mosquito.

Sí, sobre todo de los de allí, que son gigantes. Si te pican, te rascas veinte días. Además transmiten enfermedades.

Para terminar, un placer.

Las puestas de sol desde la montaña. Eran de morir. Lentas, silenciosas y de un naranja tan puro que te dejaban sin habla.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_