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Viaje por las minas leonesas

La escritora y periodista Noemí Sabugal, hija y nieta de mineros, nos invita a conocer varias zonas mineras del norte de León

Noemí Sabugal es hija y nieta de mineros leoneses, de ahí que haya publicado la exitosa crónica Hijos del carbón (Alfaguara), en la que recorre diversas cuencas mineras españolas y da voz a quienes han trabajado en ellas. Aquí nos invita a conocer varias zonas mineras del norte de León.

¿Qué destacaría de su cuenca de la montaña central?

Sin duda, la mina a cielo abierto de Santa Lucía de Gordón. La comparo con un anfiteatro griego porque los taludes que la forman parecen las gradas del teatro. También me gusta visitar el Pozo Ibarra, en Ciñera de Gordón. No solo porque allí trabajó mi abuelo, sino porque es posible ver el típico castillete minero que señala dónde estuvo la mina. Y no me quiero olvidar del bosque de El Faedo de Ciñera.

Háblenos de él.

Es un hayedo. El Ministerio de Medio Ambiente lo consideró en 2007 el bosque mejor cuidado de España. En otoño tiene unos colores rojos y ocres maravillosos. Y además tiene su propia leyenda, la de la bruja Haeda. En él hay también un haya de 500 años llamada Fagus.

Sigamos la ruta. ¿Cuál es la siguiente parada?

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Sabero, donde se encuentra el Museo de la Siderurgia y la Minería de Castilla y León. La sede del museo es espectacular: es la antigua Ferrería de San Blas, construida por el inglés James Nasmyth a mediados del siglo XIX. Es como la catedral de la minería. El edificio sale en Escenas de cine mudo, un libro de Julio Llamazares. Además, tienen un proyecto de archivo muy bonito: han ido grabando en vídeo a cientos de mineros durante años.

¿Es posible ver allí el interior de una mina?

Para eso hay que ir a Fabero, donde se ofrecen visitas guiadas al espacio minero Pozo Julia. Muestran cómo eran las condiciones de trabajo de los mineros. Por ejemplo, se puede bajar al vestuario donde se cambiaban, que tenía la ropa colgada en el techo porque llegaba mojada y sucia del interior de las galerías. Lo valioso es que lo enseñan antiguos trabajadores, de forma que se convierte en un espacio vivido donde escuchas sus experiencias e historias.

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