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Encuentra tu refugio ideal: 25 casas rurales para una perfecta escapada

Una habitación-burbuja en Girona, una cueva en Navarra o un antiguo molino en Lanzarote. Casas rurales para una escapada postcuarentena

La piscina y el domo para yoga y meditación de MasQi The Energy House, en Banyeres de Mariola (Alicante).
La piscina y el domo para yoga y meditación de MasQi The Energy House, en Banyeres de Mariola (Alicante).
Paco Nadal

Las casas rurales han cogido impulso ante el que será un verano diferente. Y es que el turismo rural se va a beneficiar de la nueva realidad que impone el coronavirus, con el distanciamiento social como factor clave. Así que serán muchos quienes opten por unas vacaciones en plena naturaleza para evitar masificaciones. Desde que se hizo oficial que a partir del 22 de junio nos podremos mover entre comunidades, las reservas están en auge. Un dato: la búsqueda de este tipo de alojamientos ha crecido un 310% en los primeros días de junio respecto al año pasado, según la plataforma Milanuncios. Proponemos 25 casas rurales para una perfecta escapada y para todo tipo de huéspedes. Eso sí, no hay que pensárselo mucho, pues en algunas empieza a ser complicado encontrar disponibilidad.

Para alquiler completo

El Sequer (Benimeli, Alicante)

Un antiguo secadero de pasas rehabilitado situado en un pueblo de la montaña alicantina de evocadoras raíces moriscas: Benimeli. La vivienda derrocha luz mediterránea y colores caribeños, y es el alojamiento perfecto para una pareja en busca de intimidad o para una familia con niños. El entorno no puede ser más idóneo: una casita en planta baja con dos dormitorios, rodeada de un jardín privado con piscina, césped y una huerta de frutales. Memorables los atardeceres en la terraza con vistas a la sierra de Segaria.

Cuevas de Bardenas (Valtierra, Navarra)

Dormir en una cueva, pero con todas las comodidades que en su día no pudieron disfrutar los habitantes de estas viviendas trogloditas. Muchos las identifican con Andalucía, pero en esta comarca de la Ribera Navarra también fueron muy frecuentes. En total, 10 cuevas de diferentes capacidades, con patio, jardín o terraza con barbacoa. La cueva-sutie (Passion Bardenera) es perfecta para una escapada romántica, con gran cama japonesa y bañera de hidromasaje.

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Cortijo La Gabrielina (Esparragalejo, Badajoz)

Lo más destacable de este cortijo extremeño de 1868 no es la posición que ostenta, en mitad de una deliciosa dehesa y a solo 15 kilómetros de Mérida. Lo que hay que agradecer a su propietaria es que, pese a la modernización y rehabilitación, haya conservado en su interior el reflejo fiel de cómo fue la vida diaria en este tipo de haciendas. El cortijo tiene piscina, cuatro habitaciones con capacidad para 10 personas, chimenea, patio y toda la tranquilidad y privacidad para unas vacaciones en familia.

Cal Closca (Gironella, Barcelona)

Uno se quedaría horas embobado en el salón de esta masía del Berguedà, dejando pasar las horas en un dolce far niente en torno a la chimenea central de esta estancia embriagadora que realmente parece hecha para embaucar. La casa, con capacidad para 17 personas, es un primor y está perfectamente equipada, como el resto de alojamientos rurales que la familia Parcerisa tiene en la comarca. Un sitio de lujo para grupos familiares grandes.

El Cortijo de Rojas, en Murcia.
El Cortijo de Rojas, en Murcia.

Cortijo de Rojas (Moratalla, Murcia)

Se trata de un histórico del turismo rural en Murcia, compuesto por la Casa Principal más la Casa de La Almazara y la Casa del Mulero (que se pueden alquilar todas juntas o por separado). Los propietarios han logrado mantener el espíritu original de la finca, con sus puertas de madera, muros de cal, sus minúsculos ventanos y la irregular distribución de estancias que caracterizaba a estas viviendas de campo. Además, está ubicada en la comarca más verde y montañosa de la región: las sierras de Moratalla.

Un capricho para cuerpo y mente

MasQi The Energy House (Banyeres de Mariola, Alicante)

En plena sierra de Mariola, rodeada de pinos y silencio, esta vieja masía del siglo XIX tiene una nueva función: servir de retiro y descanso para almas estresadas. Ofrecen clases y práctica de yoga, meditación, terapias bioenergéticas y ayurveda. Además de alimentación bio gourmet y consejos para adquirir nuevos hábitos y estilo de vida. Cuenta con ocho habitaciones dobles, en régimen de media pensión o pensión completa.

Una habitación de Mar de la Carrasca (Castellón).
Una habitación de Mar de la Carrasca (Castellón).

Mar de la Carrasca (Villahermosa del Río, Castellón)

Flotando sobre un mar de hojas en el interior de Castellón, Mar de la Carrasca es un espacio sostenible de gestión familiar donde disfrutar de la belleza y el silencio de la naturaleza y renovarse (por eso no tiene ni wifi, ni televisión). Las reservas pueden ser por casas o por habitaciones. Ofrecen experiencias de yoga y meditación, una cuidada gastronomía y acogen mascotas.

La Calma (Ribadesella, Asturias)

Otro santuario para mentes agitadas. Su ubicación es ideal en un entorno verde con vistas al campo asturiano, el marco perfecto para mimar el cuerpo y el alma y encontrar la calma, como indica su nombre. Ofrece tratamientos holísticos, talleres para meditación, yoga y rutas para recargar energías, descansar y renovarse. Cuenta con cinco habitaciones dobles.

Akassa (Pinofranqueado, Cáceres)

Un estupendo lugar de retiro integrado en la naturaleza y a tan solo dos kilómetros de las poblaciones más importantes de las Hurdes. Los chozos de Akassa son refugios bioclimáticos de arquitectura moderna optimizada para generar el mínimo impacto en el entorno. Ofrece un total de 16 plazas. Imparten clases de yoga y aeroyoga, masajes, y preparan con mucho mimo un desayuno tradicional hurdano con productos ecológicos y de temporada.

Can Canà (Bor de Cerdanya, Lleida)

En el norte de Cataluña, esta antigua masía de payés tiene capacidad para alojar 16 personas y es el punto de partida perfecto para realizar actividades guiadas en el marco de los majestuosos Pirineos en bicicleta o a caballo, como las que organizan sus anfitriones, Roger y Neus. El alojamiento cuenta también con la sala Bor Natura, el antiguo pajar de la casa totalmente reformado y convertido en una sala polivalente perfecta para la práctica de yoga.

De pueblo, pueblo

Almohalla 51 (Archidona, Málaga)

Dos británicos enamorados de Andalucía y de su arquitectura tradicional han montado este pequeño oasis de lujo y buen gusto en uno de los pueblos blancos emblemáticos de Málaga (y a 45 minutos de la Costa del Sol). Cinco habitaciones dobles y abuhardilladas en pleno casco histórico de Archidona con una ambientación tradicional andaluza.

Casa Antolina (San Martín de Trevejo, Cáceres)

Un edificio de tres plantas y jardín interior en el casco urbano de una de las más bonitas localidades del norte de Cáceres. Cinco habitaciones para disfrutar en primera fila de la más pura vida noble cacereña, en un entorno de muebles recuperados, recuerdos familiares y buen gusto decorativo.

Casa do Romualdo (Taboada, Lugo)

Esta vieja casa de labranza del siglo XVII ha pertenecido ininterrumpidamente a la misma familia. En ella los actuales herederos han creado su propia vivienda y, anexo, un encantador alojamiento rural sobre la base de compartir todo con los huéspedes. A destacar el enorme salón, poco habitual en estos caseríos. Y la lareira (cocina) original, que permite imaginar cómo era la vida diaria en el mundo rural gallego.

La Graja (Chinchón, Madrid)

Más de dos siglos contemplan esta auténtica casa señorial en el centro histórico de la villa. Tan centenaria es que el patio claustral incorpora cuatro columnas pertenecientes al antiguo palacio de los duques de Chinchón, destruido durante la invasión napoleónica de 1808. Las ocho habitaciones y el salón común ocupan la primera planta, que en su día fue el granero. A la meritoria rehabilitación hay que añadirle complementos como el spa.

Aldea Bordóns (Sanxenxo, Pontevedra)

El antiguo poblado de Bordóns, en Pontevedra, se ha transformado en un original alojamiento rural

Más que una casa de pueblo es un pueblo en sí, el antiguo poblado de pescadores de Bordóns, asomado sobre una loma a la ría de Pontevedra, que un visionario supo rescatar y transformar en un originalísimo establecimiento rural con tres casitas independientes en las que las soluciones arquitectónicas más atrevidas ni se ven ni desentonan con el ambiente tremendamente gallego que proporciona el verdín del granito, el cruceiro de piedra y la morriña nubosa que cubre sus piedras con 300 años de antigüedad.

Paraísos isleños

Las Breveritas (Icod de los Vinos, Tenerife)

Se respira un ambiente rural pero de lujo en esta finca con 3.000 metros cuadrados de jardín canario llenos de cactus, plantas tropicales y muebles de teca. Una auténtica casa isleña de piedra volcánica y más de 150 años de antigüedad que se recorta sobre la silueta imponente y picuda del padre Teide.

Finca Casa Nanita (Moya, Gran Canaria)

Tres casas auténticas canarias construidas hacia 1830 y rodeadas por frutales que la dueña recuperó para el turismo rural. Sin grandes lujos, pero con un entorno soberbio y silencio y paz asegurados. Las tres casas comparten el espacio de la piscina y el exuberante jardín repleto de macizos de hortensias, naranjos, limoneros y manzanos.

Las Laderas (Caleta de Famara, Lanzarote)

De la rehabilitación de un antiguo molino centenario y una fábrica de quesos aislado en mitad de una ladera volcánica que termina en la playa de Famara (posiblemente, el lugar más encantador de la isla) salieron estos cinco agradables apartamentos. Sin lujos, pero muy evocadores, comparten piscina y patio con tumbonas.

Can Lluc (San Rafael, Ibiza)

Una possessió típica ibicenca del siglo XIX, con 20 habitaciones, rehabilitada con criterio exquisito y amor por los detalles autóctonos. Toda una lujuria de sensaciones de acuerdo al estilo de excelencia empresarial de los agroturismos de las islas Baleares, tan diferente a los de la Península, más cercano al criterio de hotel que al de humilde casa rural por la influencia de la clientela centroeuropea. Algo que también se nota en los precios algo más elevados.

Llucasaldentet Gran (Son Bou, Menorca)

Es una masía tradicional menorquina decorada con los mismos tonos luminosos y alegres del Mediterráneo, rodeada de viñas y olivos. Tiene cuatro habitaciones dobles y es perfecta para grupos y familias. En la misma finca tiene otro hotelito de lujo, con 12 habitaciones, solo para adultos.

Una de las cabañas de Agroturismo Mari Cruz, en Navarra.
Una de las cabañas de Agroturismo Mari Cruz, en Navarra.

Conexión con la naturaleza

Guikuri (Murua, Álava)

Lo primero que llama la atención de este agradable alojamiento rural en el parque natural del Gorbea es su estampa perfecta de caserío vasco, con unos muros recios de mampostería, el tejado a dos aguas y una enredadera que trepa por las sinuosidades de la fachada. Sus dueños han acondicionado cuatro apartamentos, uno anexo al caserío y otros de nueva construcción, todos con una encantadora decoración.

Bajo los Tilos (Santianes del Agua, Asturias)

Dos enormes tilos flanquean este caserón típico asturiano con más de dos siglos de existencia y pintado de llamativo azul. La fachada es solo un preludio de lo que espera dentro: una decoración divertida, con toques entre naíf y étnicos, que incita al optimismo. Y está a un tiro de piedra de lo mejor de la naturaleza del Principado, como los Picos de Europa, el cabo de Peñas, la sierra del Sueve o la ría de Villaviciosa.

Mil Estrelles (Cornellà del Terri, Girona)

Glamping es un neologismo que hace referencia a campin pero con todo lujo y glamur. Este ofrece habitaciones-burbuja con nombres de estrellas (Altaïr, Casiopea, Sirius, Acrux y Mizar) repartidas por el bosque y el jardín. Un lugar diferente, ideal para parejas, que pueden ver las estrellas desde la misma cama y disfrutar de la playa, la montaña y los pueblecitos con encanto del Pla de l’Estany.

El Prado Mayor (Quintanilla del Rebollar, Burgos)

Las Merindades es una de las comarcas más singulares de Castilla y León. Nada que ver con extensas llanuras de cereal. Situada en el norte de Burgos y limítrofe con la cordillera Cantábrica, es un oasis de valles verdes, bosques de encina y roble y hoces calcáreas. Y nada mejor para descubrirla que esta increíble posada rural, antigua casa de labranza de finales del siglo XVI que vuelve a lucir con todo esplendor gracias a una ingente rehabilitación y una decoración exquisita.

Agroturismo Mari Cruz (Villanueva de Arce, Navarra)

En un pequeño pueblo de 23 habitantes en el que acaba la carretera, a media hora en coche de la selva de Irati y de Roncesvalles, este caserío con huerta, gallinas, cabras y ovejas es el sitio perfecto para quienes quieran disfrutar del silencio, de la naturaleza y de la verdadera esencia del turismo rural. Esta casa, que no apostó por el diseño de moda, sino por la autenticidad, dispone de habitaciones en la vivienda más dos cabañas en los árboles.

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