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Dormir
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Parador de Jarandilla de la Vera, al calor de una chimenea con cinco siglos de historia

Hospitalidad entre salones nobles en el castillo que acogió a Carlos V

El parador de Jarandilla de la Vera, en Cáceres.
El parador de Jarandilla de la Vera, en Cáceres.
Puntuación: 7
Arquitectura9
Decoración7
Estado de conservación7
Confortabilidad habitaciones7
Aseos6
Ambiente7
Desayuno6
Atención9
Tranquilidad8
Instalaciones7

Acurrucarse al amor de su chimenea presidida por el doblón con la imagen del emperador Carlos V es una experiencia aristocrática, pétrea en el silencio del salón regio. Casi cinco siglos de historia nos acompañan en el incesante crepitar del fuego. Nunca tanto como entonces la joya de la corona fue el calor de esta pieza de granito mandada construir para el confort personal del monarca en las vísperas de su retiro en Yuste, concretamente entre el 11 de noviembre de 1556 y el 3 de febrero de 1557, cuando abandonó el castillo prestado por el tercer conde de Oropesa, Fernando Álvarez de Toledo.

La fachada que nos recibe desde un puente levadizo flanqueado por dos cubos se abre a un patio de armas con dos potentes torres prismáticas en su cara norte. Más adentro corta la vista una galería gótica de dos plantas con arcos rebajados y carpaneles que añaden alcurnia a los nueve escudos de los Oropesa y los Figueroa. Y es que los ilustres caseros también ostentaban el título de marqueses de Jarandilla y maestres de la orden de Santiago. Desde estas almenas se domina toda la comarca de La Vera. En 1966 se convirtió en parador. Y tres décadas más tarde, la reforma de la interiorista Marta Medina logró infundir cierto refinamiento florentino al severo abolengo del monumento. El resultado todavía se percibe en la logia entelada con grandes cortinajes, en los salones nobles y algún que otro recoveco incógnito. La entrada, el comedor y las habitaciones se han actualizado algo más, lo justo para hacer sentir al huésped el mimo del hospedaje marca Paradores.

Uno de los salones del parador de Jarandilla de la Vera.
Uno de los salones del parador de Jarandilla de la Vera.

Olvidémonos de aquellos días en que cenar en un parador se convertía más en un acto social que puramente gastronómico. Ahora existe conciencia de afinar las recetas con más pulcritud e imaginación, sin pérdida de memoria histórica. Hoy más que ayer convence quedarnos a cenar unas patatas revolconas, un cochifrito de cochinillo o unos repápalos con anisete y canela. Juan Antonio Ramos, al frente de los fogones, se encarga de ello. Otro ambiente mejorado es el de picotear algo a cualquier hora en el patio de armas. O sentarse simplemente a leer alrededor del estanque central, que refresca las soleadas tardes extremeñas y marca el preludio ideal para el último tentempié de la jornada: la famosa chimenea de Carlos V con el toisón de oro que coronaba su vasto imperio.

Parador de Jarandilla de la Vera

  • Categoría oficial: 4 estrellas
  • Dirección: avenida de Antonio García Prieto, 1. Jarandilla de la Vera (Cáceres)
  • Teléfono: 927 56 01 17
  • Web: parador.es
  • Instalaciones: aparcamiento exterior vigilado, jardines, patio de armas, piscina exterior, salón de estar, bar, restaurante
  • Habitaciones: 3 individuales, 50 dobles
  • Servicios: algunas habitaciones adaptadas para discapacitados; animales domésticos prohibidos
  • Precios: desde 250 euros la habitación doble en fin de semana completo, IVA incluido; desayuno, 15 euros, IVA incluido

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