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Maravillas bajo tierra en Castellón

Navegar por el río subterráneo de las cuevas de Sant Josep, en La Vall d’Uixó, es una gran aventura. Un viaje al Triásico al sur de la provincia castellonense

Una embarcación en el río subterráneo de las Coves de Sant Josep, en La Vall d’Uxió (Comunidad Valenciana).
Una embarcación en el río subterráneo de las Coves de Sant Josep, en La Vall d’Uxió (Comunidad Valenciana). CHEMA LORENZO
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Hay montañas mágicas —eso lo sabía muy bien Thomas Mann— donde para asaltar los cielos es necesario escalar la ladera más escarpada de uno mismo. Otras veces, sin embargo, el viaje debe ser hacia la profundidad, y en ese caso no siempre hace falta esperar que esta inmersión sea solo metafórica. En La Vall d’Uixó, un municipio a 15 kilómetros de Castellón de la Plana, en la comarca de la Plana Baixa, existe y es visitable uno de los ríos subterráneos navegables más largos de Europa. Al río se accede por el paraje conocido como las Coves de Sant Josep, a las puertas del parque natural de la Serra d’Espadà, el segundo más extenso de la Comunidad Valenciana. A veces la naturaleza nos colma de bienes por exceso: río y sierra son dos maravillas —una interior, otra exterior— que bien merecen una visita, extensible fácilmente a otros municipios de la Plana Baixa.

Navegación y paseo

El conjunto de cuevas que alberga este curso fluvial se formó durante el Triásico, hace la friolera de 250 millones de años. El origen y el final del río todavía nos resultan desconocidos. Actualmente se han explorado unos tres kilómetros, aunque la visita, acompañado por un guía barquero, incluye una navegación de unos 800 metros más un paseo a pie por 255 metros de galerías secas. La temperatura allí dentro, como en una bodega perfecta, ronda siempre los 20 grados.

javier belloso

Las excavaciones arqueológicas realizadas in situ nos revelan que este conjunto de cuevas fue habitado desde el Paleolítico superior. Los romanos encauzaron su agua hasta la parte baja del valle, usándola para consumo y regadío y como fuerza motriz de molinos. El uso del río interior como referencia turística no empieza hasta la década de 1930. El Ayuntamiento de La Vall d’Uixó ha aprovechado las potencialidades del lugar para organizar actividades como Singin’ in the Cave, ciclo de conciertos en el vientre pétreo de la montaña (con 10 actuaciones entre el 30 de junio y el 25 de agosto).

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Afuera, la sierra d’Espadà aguarda al visitante. Se trata de una de las estribaciones más orientales del Sistema Ibérico, un espacio natural realmente prodigioso por sus niveles de conservación. De sus alcornoques se saca corcho de gran valor ecológico, y de sus pinos, resina. Además, está poblada por un valioso manojo de plantas endémicas, de gran interés científico. En el capítulo de la fauna hay que mencionar varias especies anfibias, reptiles y aves rapaces, así como 16 tipos de murciélago, algunas de ellas en peligro de extinción.

Este paraje singular ha tenido gran protagonismo a lo largo de los siglos, sea como enclave árabe, como encrucijada en las guerras carlistas o como lugar de fortificación y escaramuzas de trincheras durante la Guerra Civil. Se pueden recorrer las huellas de estos acontecimientos aprovechando las numerosas rutas excursionistas de la zona, que atraviesan lugares de gran belleza (en lavilavella.com y liniaxyz.com se detallan itinerarios). Y el caminante, por si fuera poco, siempre puede volver a casa con tesoros gastronómicos locales de calidad contrastada: el aceite de oliva o la miel, por ejemplo.

En el parque natural de la Serra d’Espadà se pueden visitar escenarios de la Guerra Civil

Borriana, la modernista

Sin salir por lo demás de la comarca se pueden hacer interesantes incursiones por localidades cercanas de interés. La capital de la Plana Baixa es Borriana, a menos de 15 kilómetros de La Vall d’Uixó. Pocos saben que en el centro histórico de esta villa, por donde el rey Jaime I inicio la conquista del reino árabe de Valencia en el siglo XIII, hay inventariados más edificios modernistas que en la propia Barcelona. A principios del siglo XX, con la extrema bonanza de la comercialización de la naranja, la existencia de una poderosa burguesía borrianense propició que se importara el estilo popularizado por Gaudí. El resultado es un rebaño de casas, peor o mejor conservadas, con la impronta decorativista del art nouveau. Por lo demás, Borriana posee un par de museos únicos en su estirpe, desgraciadamente cerrados en la actualidad a la espera de una fecha para su reapertura. Se trata, por un lado, del Museu de la Taronja (Museo de la Naranja), que recoge maquinaria de los almacenes de naranjas, elementos publicitarios y otros materiales del comercio de cítricos. La segunda instalación es el espacio museístico dedicado al cardenal Vicente Enrique Tarancón (Borriana, 1907- Valencia, 1994), carismático presidente de la Conferencia Episcopal española durante la transición a la democracia.

Fútbol y guitarras

La conexión naranjera se extiende a la vecina población de Vila-real. Este municipio, conocido popularmente por su equipo de fútbol de Primera División, posee un museo conocido como Casa de Polo. Entre sus salas destacan las dedicadas a Francisco Tárrega Eixea (Vila-real, 1852- Barcelona, 1909), célebre guitarrista y compositor, autor de obras inolvidables como Danza mora, Capricho árabe, Recuerdos de la Alhambra, Scherzo en re mayor o Fantasía. Inaugurado en 1994, el Museo Casa de Polo se llama así por ser la vivienda original de José Polo de Bernabé Borràs (Quartell, 1812-Vila-real, 1889), pionero iniciador de las primeras plantaciones de naranjos en la Plana Baixa.

La Plana quiere decir en castellano, el llano. Toda la comarca, en efecto, es una gran superficie llana ocupada por un vasto y continuado naranjal, el contraste exacto —domesticado— del bosque mágico de Espadà, con su flora y su fauna orgullosamente salvajes.

Joan Garí es autor La despensa perfecta. La cocina de Miquel Barrera (Onada).

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