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Hoteles para sentir el paisaje

De los campos de lava de Lanzarote a un bosque lucense y el desierto navarro de las Bardenas Reales, alojamientos que invitan a detenerse y disfrutar del espectáculo natural

La Montaña Negra vista desde una de las habitaciones del hotel Buenavista Lanzarote Country Suites, en La Asomada, en el centro de la isla canaria.
La Montaña Negra vista desde una de las habitaciones del hotel Buenavista Lanzarote Country Suites, en La Asomada, en el centro de la isla canaria.

Entre las definiciones fijadas por la Real Academia Española, la primera considera el paisaje como “parte de un territorio que puede ser observada desde un determinado lugar”. Sin más. Claro que existe una segunda entrada más aquilatada que otorga al paisaje un valor en su consideración de “espacio natural admirable por su aspecto artístico”. En este caso, debe tener un sentido positivo en la valoración que hacemos los humanos de su observación. Con esta idea como hilo conductor, reunimos una colección de hoteles-paisaje, alojamientos turísticos reseñables por las vistas que ofrecen desde sus dependencias y que nos provocan determinadas emociones agradables. Pero, también, porque constituyen en sí mismos un atractivo a la vista.

Los promotores del Primer Congreso Mundial de Hoteles Paisaje, que se celebró en el hotel Vivood de Benimantell (Alicante) el pasado mes de octubre, defendieron un cambio de paradigma en la definición del lujo, que deja de ser ostentoso para ser cada vez más perceptivo, donde las dimensiones o las calidades materiales de una habitación dan prioridad a las vistas, los olores o las emociones que despierta un lugar. Porque junto a las cualidades artísticas, medioambientales y emocionales del paisaje, la actividad turística aporta también una dimensión social inherente a la cultura local. Una nueva forma de entender los hoteles.

1 Frente al volcán

Buenavista Lanzarote Country Suites (La Asomada, Lanzarote)

Junto a su vivienda, rodeada de los típicos emparrados circulares de malasia que forman el paisaje de La Geria, el matrimonio formado por Mayca y Gonzalo Bethencourt han transformado los viejos galpones de aperos en cinco suites acristaladas que introducen la silueta de la Montaña Negra hasta el interior de las alcobas y las tinas de ducha. Afuera dormita el campo de lava.

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El hotel Consolación, en Monroyo (Teruel).
El hotel Consolación, en Monroyo (Teruel).

2 Emoción cúbica

Consolación. Monroyo (Teruel)

La visión arquitectónica de Estela Camprubí y Eugènia Santacana enseguida leyó el paisaje enmaderado de pinos, robles y encinas truferas del Maestrazgo turolense. Al borde del barranco fueron surgiendo, uno a uno, diez hexaedros de vidrio y madera cuperizada en torno a la ermita barroca de Nuestra Señora de la Consolación. El resultado es un trallazo minimalista de atalayas para el embeleso personal.

Una de las habitaciones del hotel Vivood, Benimantell (Alicante).
Una de las habitaciones del hotel Vivood, Benimantell (Alicante).

3 Las cajas colgadas

Vivood. Benimantell (Alicante)

Cinco es definen el hotel Vivood. La e de entorno, entre las sierras de Aitana y de Serrella, con los pueblos de Benimantell, Beniardá y Benifato visibles desde todas las habitaciones. La e de encanto, porque en su propuesta hay sensibilidad y compromiso. La e de emoción, porque el factor sorpresa ya lo produce el abismo sobre el que cuelga. La e de exclusividad, que se percibe en el silencio de sus cajas habitables y los aromas de un jardín casi vertical. Y la e de ecología, pues todo cuanto se extrae de aquí es devuelto a la naturaleza, incluidas las emociones a la hora de retornar a la vida cotidiana. Son las claves de este proyecto ideado por el arquitecto Daniel Mayo. Actualmente cerrado por obras, cuando vuelva a abrir sus puertas a mediados de julio contará con 35 habitaciones.

Terraza de la Hacienda Na Xamena, en Ibiza.
Terraza de la Hacienda Na Xamena, en Ibiza.

4 Vértigo desde los cantiles

Hacienda Na Xamena. Sant Miquel de Balansat (Ibiza)

A casi 200 metros sobre el nivel del mar, el arquitecto belga Daniel Lipszyc proyectó un conjunto de piscinas colgantes vertiginoso en sus formas. Desde la pequeña bahía que queda debajo, al norte de Ibiza, no se divisa más que un voladizo sostenido en el pinar. Desde la atalaya hotelera, el azul mediterráneo no encuentra límites en el horizonte. El alojamiento cuenta con 77 habitaciones y suites y abre la temporada a finales de abril.

Hotel Torre de Villademoros, en Asturias.
Hotel Torre de Villademoros, en Asturias.

5 Vigía del horizonte

Torre de Villademoros. Valdés-Luarca (Asturias)

En las afueras de Cadavedo, junto a un torreón cuadrado de origen romano o altomedieval que servía para alertar del arribo de naves normandas a la costa asturiana, Manolo Santullano ha dado culto al minimalismo oceánico con un pequeño hotel apacible en lo doméstico y profundo en lo visual. Sus buhardillas 8 y 9 sirven de catalejo para rememorar aquellas gestas marinas de la torre matricial.

6 Cumbres despobladas

Parador de Bielsa. Bielsa (Huesca)

Pineta y Monte Perdido. El lugar se significa en su definición de soledad. Perdido, aislado, silencioso, bravo. Concebido inicialmente como un refugio de montaña, el parador se ha ido convirtiendo en un alojamiento de mucha categoría tanto para los amantes del excursionismo pirenaico como de quienes en un todoterreno andan en busca de vistas, trufas y otras delicias veraniegas.

Exterior del hotel Aire de Bardenas, cerca de Tudela (Navarra).
Exterior del hotel Aire de Bardenas, cerca de Tudela (Navarra).Javier Campos - Tryon

7 Un frigorífico en el desierto

Aire de Bardenas. Tudela (Navarra)

Virtuosos del paisajismo, los arquitectos Mónica Rivera y Emiliano López han plantado en pleno desierto de las Bardenas Reales, cerca de Tudela, un conglomerado de cabinas térmicas extruidas como encuadre ideal de un horizonte de aerogeneradores, piedras y vacíos para admirar desde la cama. Aire y tierra. Otra percepción del tiempo que se disfruta en sus 22 habitaciones y también desde el interior de los nueve cuartos burbuja cuyo envoltorio de PVC transparente deja observar las estrellas de noche.

Habitación del Arantza Hotela, en Navarra.
Habitación del Arantza Hotela, en Navarra.Studio Kontraluz

8 La casa verde

Arantza Hotela. Arantza (Navarra)

Cada habitación parece una sala de cine, aunque la película sea la misma: los bosques frondosos del Baztán-Bidasoa, casi en la frontera de Navarra con Francia. Su autor es el escultor José Pablo Arriaga, que ha sabido conjugar diseño, limpieza, minimalismo y naturaleza en todos los rincones del caserón. La hospitalidad hecha arte natural. Cuenta con 11 habitaciones.

9 Un mar de montañas

Casa de San Martín. San Martín de la Solana (Huesca)

De entre las playas cariocas ascendió a las montañas más altas del Pirineo aragonés el simpático Mario Reis. Allí adecentó un viejo caserón desde el que se otea en su verde esplendor el parque nacional de Ordesa y Monte Perdido. En la actualidad ofrece a sus huéspedes una decena de habitaciones. La playa queda lejos, pero con tamañas cresterías a la vista, nadie la echará de menos.

Hotel La Torre del Visco, en el Maestrazgo turolense.
Hotel La Torre del Visco, en el Maestrazgo turolense.Vicent Pellicer Ollés

10 El Shangri-La del Maestrazgo

La Torre del Visco. Fuentespalda (Teruel)

Jemma Markham lleva más de dos décadas gestionando una masía del siglo XV a orillas del río Tastavins. Veinte años de hospitalidad sincera y mucho refinamiento (pertenece al sello de calidad de Relais & Châteaux) con el que agasajan a los clientes en sus 16 habitaciones. Y además, una finca de 80 hectáreas primorosamente floridas, cuajadas de olivos y frutales, peinadas con acequias y campos de labor. Es el hotel con encanto más remoto de la geografía peninsular.

11 Proa al Atlántico

Punta Grande. Frontera (El Hierro)

Avanzado sobre el océano como la proa de un buque, este hotel ha estado años figurando en el libro Guinness de los récords como el más pequeño del mundo. No en vano, sus cuatro dormitorios ocupan un viejo galpón orillado al final de un embarcadero donde no hacen más que romper las olas a todas horas del día y de la noche. Para bien y para mal, es único.

Piscina del hotel Fervenza, en O Corgo (Lugo).
Piscina del hotel Fervenza, en O Corgo (Lugo).

12 Paraíso fluvial

Fervenza. O Corgo (Lugo)


Norman Pérez tomó en sus manos la rehabilitación de una morada de molineros fechada en el siglo XVII al pie del río Miño y la convirtió en una casa grande y llena de hospitalidad galardonada en 2007 con el premio nacional Bosque del Año. Ofrece alojamiento en nueve habitaciones y, a su alrededor, una floresta de r­obles y alisos con ejemplares tricentenarios.

De Islandia a Monument Valley

Ion Adventure (Selfoss, Islandia).
Una lengua de hormigón y cristal que serpentea por el campo lávico según el diseño del estudio Minarc.

TreeHotel (Harads, Suecia).
Camuflados en un bosque de coníferas, ocho cabinas de vidrio colgadas de los árboles.

Juvet Landscape (Gudbrandsjuvet, Noruega). A orillas del río Valldola, entre montañas, glaciares, fiordos, ríos y bosques de abedules y pinos, siete cabañas de madera asoman sus morros de cristal.

PODhotel (Flims, Suiza). Tres barriles de madera partidos transversalmente por la mitad ponen su nota extravagante en un campin alpino.

Explora Patagonia (Torres del Paine, Chile). Un hotel pionero de esta modalidad, obra de los arquitectos Germán del Sol y Pepe Cruz Ovalle. Todas sus habitaciones miran a los Cuernos del Paine.

EcoCamp Patagonia (Puerto Natales, Chile). Domos inspirados en la cultura de los indios alacalufes.

Elqui Domos (Coquimbo, Chile). Es un alineamiento de siete domos convertidos en observatorios astronómicos.

Lodge La Baita (parque nacional Conguillio, Chile). Bajo el volcán Llaima, construido con tablones de coigüe, dispone de cabañas y suites.

Resort Makenna (Itacaré, Brasil). Es un complejo de 16 chalés al borde del mar.

Palacio de Sal (Uyuni, Bolivia). Situado a orillas del salar de Uyuni, está construido íntegramente en sal.

Verana (Yelapa, México). Como torres de vigilancia marítima, bungalós y palapas, casitas rústicas de piedra, pequeños estudios y las denominadas Casas V se ocultan entre el follaje tropical.

Kakslauttanen (Saariselkä, Finlandia). Un hotel formado por iglús de vidrio y cabañas de madera según la tradición lapona.

Cabanas no Rio (Comporta, Portugal). Dos antiguas cabañas de pescadores a orillas del río Sado llevan la firma siempre inmaculada del estudio de arquitectura Aires Mateus.

Encuentro (Guadalupe, México). Cabañas de acero corten distribuidas en una ladera sobre el valle de Guadalupe, en Baja California.

Pedras Salgadas (Bornes de Aguiar, Portugal). Un parque natural entre cuya arboleda el arquitecto Luís Rebelo de Andrade ha situado 13 cabañas ecológicas, dos módulos colgados de los árboles y un albergue con un complejo termal proyectado por Álvaro Siza.

Forum Homini (Letamo, Sudáfrica). Sus dormitorios están en parte soterrados a orillas de un río navegable en plena sabana africana.

Amangiri (Utah, Estados Unidos). Resort que destaca por sus curvas en hormigón con vistas al Grand Staircase Escalante National Monument.

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