_
_
_
_
_

Dibujando Mauritania

El dibujante Paco Roca plamó su experiencia en el país africano en el libro 'Viñetas de vida'

El dibujante Paco Roca.
El dibujante Paco Roca.

Paco Roca, galardonado con el Premio Nacional de Cómic en 2008, disfruta haciendo proyectos de arte colaborativo. Su trabajo más reciente es La encrucijada (Astiberri, 2017), un cómic que acompaña un álbum recopilatorio del grupo Seguridad Social. Pero también colaboró en el libro colectivo Viñetas de vida (Astiberri, 2014), donde dibuja su experiencia en Mauritania.

¿Cuál era su misión allí?

La ONG Oxfam Intermón me invitó a recorrer el país durante 15 días para conocer los proyectos de ayuda al desarrollo que ellos fomentan. Yo dibujé un cuaderno de viaje. Y comprobé que el dibujo sirve para romper el hielo con las personas.

¿Se le acercaban para verle dibujar?

Sí, porque el dibujo tiene algo mágico. Hace años llevabas tu cámara de fotos a un pueblito y la gente que no estaba acostumbrada a la fotografía te pedía que te sacaras una con ellos. Ahora en Mauritania, en una aldea en mitad del desierto, hay torre de telefonía y casi todos tienen un móvil, así que las fotos ya no sorprenden, pero el dibujo sigue siendo especial, y la gente, al verme en acción, se juntaba a mi alrededor.

¿Regaló muchos dibujos?

Boletín

Las mejores recomendaciones para viajar, cada semana en tu bandeja de entrada
RECÍBELAS

Un montón, especialmente a los niños. Me solían pedir retratos. Los hacía con rotuladores o bolis que tuviera a mano.

¿Cuál es la paleta de colores mauritana?

En principio el país es muy blanco. La arena de sus zonas desérticas está muy quemada por el sol. El cielo es azul pálido también. Y al igual que en otros sitios de África, al atardecer todo cobra color. Además, las casas y ropas son muy coloridas. Hay un determinado tono de azul, casi ultramar, que es muy común al sur de Mauritania, y ves sobre todo a hombres vestidos con él.

Sigamos con el azul… ¿Llegó a ver el mar?

Me acerqué a la costa, sí, y fue de las cosas más espectaculares que he visto nunca. El lugar se llamaba Nuadibú, casi en la frontera con Marruecos. Al atardecer era cuando llegaban cientos de barquitos de pescadores, porque su caladero es de los más ricos de África, y se juntaban con las gaviotas.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_