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Comer
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Alma, platos ligeros presentados al estilo nórdico

El joven chef Leandro Gil despliega su técnica y sensibilidad en el hotel Muga de Beloso, en Pamplona

El restaurante Alma, en Pamplona.
El restaurante Alma, en Pamplona.

A partir de la llegada del joven cocinero Leandro Gil al hotel Muga de Beloso, situado a las afueras de Pamplona, la oferta gastronómica del restaurante Alma, icono gastronómico de este establecimiento, no ha dejado de evolucionar al alza. Tras graduarse en la escuela de Luis Irizar en San Sebastián, y pasar por lugares de tanto peso como El Celler de Can Roca, Gil recalaría en el restaurante El Molino de Urdaniz (Pamplona), junto al gran David Yárnoz, su último maestro. Ahora, a sus 31 años, en calidad de cocinero jefe de este restaurante de hotel, se reafirma en su deseo de rescatar productos en riesgo de olvido en su propia tierra. Ingredientes pobres o silvestres, aunque de notable valor gastronómico. En su lista figuran cosas tan dispares como los sesos de cordero, con los que elabora magníficos buñuelos, el té de roca o las bayas de sauco, de las que extrae zumos que ofrece de aperitivo. Una carta escueta, pero de enunciados atractivos, además de un menú de precio moderado para lo que contiene, dejan en evidencia las mejores virtudes de su cocina, su envergadura técnica, la ligereza de las recetas y su sensibilidad estética, que parece inspirarse en el estilo nórdico.

Puntuación: 7
Pan8
Bodega4
Café6,5
Ambiente8
Aseos7,5
Servicio6
Cocina7,5
Postres6,5

Aderezos parcos

“Me gustan las presentaciones limpias, los aderezos parcos, los platos con sentido que parecen desordenados”, asegura. Gil no guisa como es habitual las famosas “palomas torcaces de pasa”, tan típicas del otoño navarro. Tan solo asa sus pechugas y las presenta sonrosadas al corte con un glaseado de algarroba y café, y una tartaleta de sus menudillos. Algo memorable. Con alcachofas y angulas de monte compone la guarnición de un corzo estofado de textura pastosa, impropia de una pieza de caza. Nada que ver con las cocochas a los ajos encurtidos, de punto impecable, que cubre de un pilpil verde al eneldo. Testimonios de una cocina sólida que, según los casos, se arriesga con los puntos de cocción de las hortalizas de Tudela.

Uno plato del restaurante Alma, en Pamplona.
Uno plato del restaurante Alma, en Pamplona.

Resulta delicioso el cardo rojo, casi crudo y crujiente, que acompaña de hojas de oxalis, uvas y gelatina de agua de vegetación de tomates, y son muy finas las cebollas tiernas con salsa de manitas y regaliz, hervidas al dente.

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Algunos de sus postres, ordenados por trilogías de sabores (zanahoria, albaricoque y rosa; pino, manzana verde y enebro) ahondan en la liviandad de su cocina. Es una lástima que la bodega, aún en formación, no acompañe de la misma forma. Por el contrario, el pan del obrador El Panadero de Eugui posee una calidad infrecuente.

Alma

  • Dirección: hotel Muga de Beloso; Beloso Bajo, 11; Pamplona.
  • Teléfono: +34 948 29 33 80.
  • Cierra: no cierra.
  • Precio: entre 45 y 55 euros por persona. Menú, 35 euros. Fuagrás de pato de Navarra, 14; chipirones en su jugo, 20; paloma de Pasa, 29; torrija de pan brioche caramelizada, 6.

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Sobre la firma

José Carlos Capel
Economista. Crítico de EL PAÍS desde hace 34 años. Miembro de la Real Academia de Gastronomía y de varias cofradías gastronómicas españolas y europeas, incluida la de Gastrónomos Pobres. Fundador en 2003 del congreso de alta cocina Madrid Fusión. Tiene publicados 45 libros de literatura gastronómica. Cocina por afición, sobre todo los desayunos.

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