México son mil países en uno; cada rincón esconde un lugar diferente al anterior, siempre dispuesto a dejar huella en quien lo visite. En esta ocasión nos acercamos a Río Lagartos, un santuario de flamencos, cormoranes, pelícanos y toda clase de aves. En la zona se encuentran los barros que utilizaban los mayas para protegerse del sol, un lugar ideal para probar esta tradición a la que aún a día de hoy algunos lugareños recurren con frecuencia. Y, hablando de mayas, empezamos la visita a emplazamientos históricos en Uxmal, lugar mágico donde los haya. Un pequeño madrugón nos brindó la mayor de las recompensas: ver solos el yacimiento, con permiso de los mosquitos y las iguanas.
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