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24 horas

Liubliana, una ciudad en ebullición

Edificios del Ejército yugoslavo convertidos en centros de ocio juvenil y otras sorpresas en la capital eslovena. Más una ruta por los puentes, iglesias y jardines de Joze Plecnik

El centro de Liubliana, con el puente Triple al fondo.
El centro de Liubliana, con el puente Triple al fondo.Toni spagone (agefotostock)
Héctor Llanos Martínez

A Liubliana (Ljubljana), capital de Eslovenia, poco le falta para ser un escenario de cuento. Ayudan a ello las calles adoquinadas de su bonito casco antiguo y su castillo medieval. En 2016, la capital de Eslovenia celebró sus 25 años de independencia respecto a Yugoslavia. Diminuta pero llena de estímulos, en este cuarto de siglo ha desarrollado un gran interés por la cultura y la creación de vanguardia. Sus talentos bien merecen robar la atención, aunque sea de forma momentánea, de destinos mucho más obvios como Venecia, de la que se encuentra a apenas dos horas de distancia.

javier belloso

9.00 Conquistar el castillo

A unos minutos del centro de la ciudad, la cafetería Kavarna Rog (1) ofrece variadas opciones para cargarse de fuerzas antes de visitar esta ciudad de poco más de 290.000 habitantes. El buen café y el buen ambiente son los acompañantes perfectos para catar los dulces caseros de este local. De camino al castillo, no olvidamos presentar nuestros respetos a los dragones que dominan el puente Zmajski (2), guiño art nouveau y parada inevitable para los visitantes primerizos. Un breve paseo lleva a los pies de la colina, sobre la que se erige el castillo (3) y se obtiene la mejor panorámica de Liubliana. Tras tomar el camino de vuelta en el funicular que conecta con la fortificación, el Mercado Central (4) congrega a diario productos locales procedentes de todo el país. Comparte espacio en la plaza Vodnikov con la catedral de San Nicolás, con todo el esplendor del estilo barroco.

El refresco de cola local, la Cokta, deja un ligero tono amargo; entre sus ingredientes está la rosa mosqueta

13.00 Talento alternativo

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Una de las claves para entender la rápida transformación que ha vivido la capital eslovena desde su independencia en los años noventa se encuentra entre los edificios ocupados del barrio de Metelkova (5). El enorme espacio que en su día ocupaba un cuartel militar, primero del Imperio Austrohúngaro y después del Ejército Popular de Yugoslavia, es ahora una explosión de color con un ligero toque de anarquía. Algunos de sus edificios autogestionados hacen las veces de asociaciones culturales, además de ser una buena opción de ocio nocturno para los veinteañeros. El talento alternativo convive pared con pared con el oficial, ya que parte de los muchos metros cuadrados de este barrio están dedicados al triángulo del arte de la ciudad. La vanguardia se aloja en el Museo de Arte Contemporáneo de Metelkova (MSUM, 6); a muy pocos pasos, el Museo Etnográfico (8). Y para ver el arte local, hay que dirigirse al Museo Nacional de Eslovenia (7). Quizá sea el momento idóneo para probar en uno de los bares del centro la Cokta, el refresco de cola local. La bebida comenzó a hacerse popular en el país en la década de los cincuenta, y deja un ligero tono amargo en el paladar como resultado de su particular ecuación de ingredientes, en la que se incluye la rosa mosqueta.

Exposición de fotografía en el centro creativo Poligon, en Liubliana, en Eslovenia.
Exposición de fotografía en el centro creativo Poligon, en Liubliana, en Eslovenia.Andrej Peunik

16.00 Arte en plena naturaleza

De camino al siguiente destino se puede matar el hambre con comida para llevar. El bureo ha logrado alzarse con el título de snack oficial de la ciudad. Esta empanada rellena es una de las exportaciones de la comida callejera turca más populares entre los peatones de Europa Central y del Este, y Burek Olimpija (9) es el establecimiento de Eslovenia que le da más lustre. Mirando en dirección opuesta, Brodo (10) intenta familiarizar a Ljubljana con el bagel. Su original combinación de sabores le dotan de una identidad propia. En el parque Tivoli (11), la zona verde del centro de la ciudad, siempre es fin de semana; cinco kilómetros cuadrados de tranquilidad diseñada al estilo decimonónico sobre la colina Roznik. Mientras se avanza hacia el Centro Internacional de Artes Gráficas (12), una exposición fotográfica al aire libre ilustra el paseo Jakopic (13), en la parte central de este parque que es otra de las creaciones de planeamiento urbano del arquitecto más conocido de Eslovenia, Joze Plecnik (1872-1957), discípulo del vienés Otto Wagner. Su mano está íntimamente ligada a la prosperidad de la capital. De Plecnik son el Mercado Central, la Biblioteca Nacional, las iglesias de San Francisco y de San Miguel en Crna Vas, y la llamada playa de la ciudad, un bonito embarcadero junto al río en el barrio de Trnovo, que prácticamente él construyó. En la zona sur del parque, Poligon (14) encierra entre las paredes de lo que era una fábrica de tabaco pioneros conceptos industriales. Este espacio de coworking amamanta desde 2014 a una comunidad internacional de emprendedores en campos como la economía creativa y el diseño.

19.00 Las huellas de Plecnik

Emprendemos el regreso al casco antiguo con destino a dos de las obras del arquitecto esloveno. De sur a norte, la primera parada nos lleva al puente de los Zapateros (15), que se distingue por su sobriedad y las características farolas que son marca personal de Plecnik. Mientras que el muy conocido puente Triple, de 1931, cuyo nombre original es Tromostovje (16), es uno de los muchos atractivos que se concentran en las inmediaciones de la plaza de Preseren (17). El que es el punto de encuentro principal de la ciudad contiene poesía, religión y lujo en un mismo espacio abierto. Los versos románticos los pone el autor que da nombre al lugar, France Preseren (1800-1849), y la fe queda representada por la iglesia de Santa María. El art nouveau de las galerías comerciales Emporium garantiza desde 1903 un toque urbano a esta plaza llena de contrastes. En torno a este puente Triple y a ambos lados del río que sortea, el Ljubljanica, es difícil elegir entre las opciones de ocio concebidas en torno a una mesa. Slovenska Hiša —casa eslovena (18) moderniza los platos tradicionales y Pritlicje (19) es una cafetería con aroma a arte urbano: sala de conciertos, tienda de cómics y mesas redondas en un mismo local, que cierra bien entrada la noche.

Terraza del local Estación Central (Centralna Postaja), uno de los bares de Liubliana que abren de la mañana a la noche.
Terraza del local Estación Central (Centralna Postaja), uno de los bares de Liubliana que abren de la mañana a la noche.

21.00 Diversidad nocturna

Quienes buscan un toque extra de sofisticación apenas tienen que alejarse unos pasos hasta llegar a As Aperitivo, un restaurante considerado de alta cocina precedido por un amplio patio interior. Bajo el imponente árbol que lo preside se celebra al caer la noche la comunión entre cócteles, diseño y DJ. También versátil es Centralna Postaja (20) (estación central), un bar igual para la diversión after hours tanto como para disfrutar de un bufé de desayuno por la mañana.

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Sobre la firma

Héctor Llanos Martínez
Redactor especializado en nuevas narrativas audiovisuales (streaming, pódcast, redes sociales) y en el género documental, con varios años como autor del blog 'Doc&Roll'. Formado en Agencia Efe y elmundo.es, antes de llegar a Verne y la sección de Madrid de El País, escribió desde Berlín para BBC, Deutsche Welle, Cineuropa, Esquire o Yorokobu.

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