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Microhotel en El Hierro

A la actriz Ana Labordeta la isla canaria la atrapó absolutamente

La actriz Ana Labordeta.
La actriz Ana Labordeta.Eduardo Parra (Getty)

Ana Labordeta ha regresado a los escenarios con la obra El padre, que representa junto a Héctor Alterio en el teatro Bellas Artes de Madrid durante el mes de noviembre. Además, comparte con su padre, el cantautor José Antonio Labordeta, el deseo de conocer mundo.

¿Nos va a contar el gran viaje de su vida?

Sí, nada exótico ni aventurero. Ni siquiera crucé el océano. Fui a Las Puntas, en la isla de El Hierro. Alquilé una casita allí, cerca del hotel Puntagrande, que a pesar de su nombre está en el libro Guinness de los récords por ser el hotel más pequeño del mundo. Fui con mi amor y con mi perrita Fortuna, y estuve un mes. La isla me atrapó absolutamente.

¿Qué buscaba en El Hierro?

Conectar con la naturaleza: ver el mar, el cielo y la tierra. Mi padre había estado allí antes y vino muy tocado de la isla.

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No, porque en su momento era una isla muy salvaje, nada turística, principalmente porque en esa zona no hay playas. Ahora no sé cómo estará… Los carteles y todas las señales no tenían ninguna sofisticación. En un trozo de madera ponía: ”La ermita”, y poco más, o “El sabinar”, como única indicación ante un bosque de sabinas. Eso me gustaba mucho.

O sea que naturaleza para desayunar, comer y cenar.

Estábamos rodeados de mar y montaña. Y algo precioso son las sabinas, unos árboles que caen por la ladera de un monte casi hasta tocar el mar. El propio viento, que sopla muy fuerte en El Hierro, las ha transformado y retorcido. Me recordaban a las Medeas y Electras de la mitología griega.

¿Cómo transcurrían sus días?

Íbamos a las pocetas, donde enseñamos a nadar a mi perra. Todas las tardes las pasábamos en la terraza del hotel Puntagrande viendo la puesta de sol. Y conocimos a gente muy agradable de la isla.

Calma total…

Era vida puramente contemplativa. Nuestra mayor travesura era tomarnos un gin-tonic en el hotel de vez en cuando.

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