Hesperia Toledo, el cigarral urbano

Como no podía ser de otro modo en una intervención de reminiscencias toledanas, en pleno barrio de las Covachuelas, el arquitecto Luis Emilio Cobos Gil y su equipo han sido los encargados de alumbrar un proyecto que cumple con las expectativas del historicismo mudéjar que acuña la imagen turística de la ciudad imperial. Su experiencia al frente de la rehabilitación del palacio de Santa Úrsula, también en Toledo, así como de la construcción en ladrillo del hotel AC Los Vascos, en Madrid, aconsejaba alguien diestro en la recreación de escenarios fotográficos para lograr el tan ansiado efecto Instagram impuesto por la era digital.

La fachada de mampuesto y ladrillos, rejería antigua y porche de cuatro columnas con volutas le habla de tú a tú en árabe a la plaza de toros diseñada hace siglo y medio por Francisco Jareño, carretera de salida a Madrid entre medias, no muy lejos del Zocodóver, la Casa Museo del Greco, el Museo Sefardí y otros distintivos turísticos toledanos.

Se ve la filigrana del patio desde el acristalamiento ideado para aislar el interior de la intemperie y los ruidos de la arteria de acceso. El suelo empedrado de mosaicos exhibe un escudo de armas con el águila imperial en el centro. Cuatro columnas de piedra sostienen un entramado de barandas y vigas de madera culminado por una vidriera con los símbolos nobiliarios de Castilla. El decorado instrumental nos lo podemos imaginar: aparadores, alacenas y arcones. Solo unos butacones tapizados y sendos sofás, en el atrio, ofrecen un sesgo hotelero más contemporáneo.

Sin llegar a tales extremos, la zona del desayuno ofrece la atmósfera adecuada para un bufé en condiciones, bien atendido y renovado antes de que haya queja. Existe la posibilidad de hacerse servir a horas madrugadoras. El amable personal del hotel está entrenado para solventar a veces situaciones poco deseables, como el cambio de una habitación por ruidos exteriores o porque su estado de conservación no es el deseado por el huésped. Todo lo que esté en manos de la plantilla se resolverá.

Los dormitorios del Hesperia Toledo presentan una apariencia neutra, ordenada. O lo que es igual, se ven anodinos en ambientación y en servicios. Como los de cualquier hotel en cualquier ciudad. El énfasis local se ha depositado en los suelos, de terrazo fresquito para aguantar los calurosos veranos de Toledo. O en los ventiladores del techo. O en las vistas al coso taurino, por pocas corridas que allí se celebren ahora.

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