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Al sol

La Barrosa, pedazo de playa

Más de cinco kilómetros y 16 chiringuitos en este gran arenal gaditano

La playa de La Barrosa, en la costa de Cádiz.
La playa de La Barrosa, en la costa de Cádiz. Jorg Greuel

Me voy a La Barrosa!”, se escucha en un bar a 650 kilómetros de la playa. Ningún parroquiano pregunta por el término municipal —Chiclana de la Frontera—; menos aún por la provincia —Cádiz—. Nadie oculta su envidia. No es para menos, refiriéndose a un arenal de medidas áureas —5,3 kilómetros de largo por 70 metros de ancho— reducido a categoría, a símbolo, a estereotipo; sobrepasando unas cualidades —bandera azul, ecoplaya, Q de calidad turística e ISO 14001— que la encumbran cada año en las listas como la playa semiurbana más agraciada de España. Solo su mantenimiento anual requiere un gasto de 1,9 millones de euros.

Javier Belloso

“La gema de los playeríos andaluces”, según el escritor chiclanero Fernando Quiñones, consta de dos sectores. La zona correspondiente al paseo marítimo se inicia en unos acantilados de arenas compactadas cuya base rojiza da nombre a La Barrosa. Admirable enclave al atardecer desde donde encuadrar la torre Bermeja y un sol incandescente abrasando la isla encastillada de Sancti Petri. Casa la Titi (www.grupolatitibarrosa.com) es lugar para el pulpo a la brasa con mazapán de almendras y aceite de vainilla, cuando no para los pescados de Conil. La zona residencial cuenta con la nueva incorporación del hotel Azalea Playa (azaleahotelplaya.es), vistoso chalé de 10 habitaciones—rara avis entre tanto megacomplejo—, aseadísimo, de los de atención personalizada.

Si hay algo de lo que Novo Sancti Petri puede presumir es de haber equilibrado decorosamente naturaleza y planta hotelera. Fue la planificación tardía de sus 3,5 kilómetros de litoral lo que permitió a los hoteles erigirse retranqueados respecto a la línea de costa acantilada —colonizada con enebros costeros—, guardando una prudente distancia entre sí.

El Novo reúne en un mismo espacio 10 hoteles de cuatro estrellas y 4 de cinco: la quinta estrella la ganó este año el Iberostar Andalucía Playa, cuyo restaurante Cataria (664 15 07 52) cuenta con el asesoramiento del asador vasco Elkano; el Meliá Sancti Petri, con vitola de Gran Lujo, atrae en especial por su patio andaluz, deslumbrante. Su flamante apuesta gastronómica, Alevante (956 49 12 00), la suscribe Ángel León, el chef del mar, con menús degustación de 110 y 120 euros, bebidas aparte.

Avenidas con palmeras

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El medio-alto standing no lo pone el turismo familiar foráneo, como suele ser la norma, sino el mercado nacional. La discreta presencia del famoseo español es recurrente en las tertulias, junto con las peculiaridades atlánticas (ojo, no mediterráneas) de los vientos de levante y poniente. Hay avenidas con palmeras al gusto californiano y un campo de golf diseñado por Seve Ballesteros.

El chiringuito Mojama Beach, en La Barrosa.
El chiringuito Mojama Beach, en La Barrosa.

El bañista, tan pronto desciende la pasarela, encuentra espacio de sobra para extender la toalla. Pese a recibir el oleaje sin estorbo, la rompiente resulta segura y representa un constante estímulo para la vista. Para hacer suyo el mejor tramo, el viajero tiene a mano el aparcamiento del chiringuito Atenas Playa y el que flanquea el único cinco estrellas de la cadena Barceló en la costa andaluza. A La Barrosa hay que acudir con el navegador activado: es fácil desorientarse, amén de resultar tedioso el tramo desde la autovía.

Hace dos años el glamur hotelero contagió a los 16 chiringuitos, hoy de moderna factura, elevados sobre una estructura pilotada que respeta los flujos de agua y arena. El juego volumétrico incorpora toldos que hacen el efecto de velas, pérgolas de una plasticidad semejante a las olas; minimizando el impacto visual e implementando medidas de eficiencia energética. El Mojama Beach (www.facebook.com/MojamaBeachChiringuito), con mesas exteriores respaldadas por dunas, fue declarado en 2015 chiringuito responsable por la Fundación Biodiversidad. En la pizarra, una frase diaria mueve a algo tan poco estival como es… la reflexión. Atún y cerdo ibérico, además de mojitos. Más próximo al concepto de beach club, el Atenas Playa (atenasplaya.com) dispone de camas balinesas, servicio de camarero a la hamaca, sabrosa comida y exposiciones: este año la del escultor local Pedro Luis Barberá, célebre por sus atunes.

Guía

Información

  • Turismo de Cádiz  (www.cadizturismo.com).
  • Turismo de Chiclana de la Frontera  (www.turismochiclana.es).
    chiclananatural.com.
  • Salina Santa María de Jesús  (www.salinasdechiclana.com). Visita guiada al centro de interpretación de la salina y a los tajos, pudiéndose combinar la excursión con el spa natural y una comida a la carta.

Tanta es la amplitud en La Barrosa que se han reservado 600 metros surfeables en cuatro tramos de playa, dos de ellos hábiles hasta las 11.00. Cuando no pasan los surfistas, es la policía municipal sobre quads. La torre del Puerco es el confín de Chiclana, donde muchos prismáticos, hasta finales de septiembre, atalayan el vuelo de las espátulas en su salto a África.

Para turismo activo, nada como navegar en kayak hasta la isla de Sancti Petri (www.sanctipetrikayak.net) reservando la visita guiada. Debería ser obligatorio acudir a la salina Santa María de Jesús (www.salinasdechiclana.com), artesanal y rodeada de caños.

Reservamos la primera copa, en Sancti Petri, al Bongo, y la segunda a La Casa del Farero (www.facebook.com/lacasadelfarero), otra novedad de este año, con vistas excepcionales de los caños. Organizan actuaciones a medianoche en un ambiente desenfadado.

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