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Escapadas

¡Llega la pesca!

De Finisterre a Palamós, en Girona, ruta costera por ocho activos puertos marineros

Gaviotas sobrevolando el puerto pesquero de Isla Cristina, en Huelva.
Gaviotas sobrevolando el puerto pesquero de Isla Cristina, en Huelva. Jose Manuel Azcona (Getty)

No son parques temáticos, sino muelles pesqueros donde bulle una vida rica en evocaciones en la que participan los cinco sentidos. Llega la flota entre una amalgama de formas y colores, redes, penetrantes olores a sangre y salitre. El caos es solo aparente. Allí son las maromas, las cajas apiladas, las manchas iridiscentes del aceite pesado y los graznidos. Al ser lugares de trabajo, es preciso no interferir en las tareas ni ponerse en peligro por un selfie pretendidamente original. Solo de lunes a viernes, asegurándonos de que no rijan vedas ni temporales.

Gambas en el puerto de Palamós, en Girona.
Gambas en el puerto de Palamós, en Girona.Jordi Ramisa (Getty)

El reino de la gamba

Palamós (Girona)

Palamós es un festín para los incondicionales de la parafernalia marítimo-pesquera. En primer lugar por su Museu de la Pesca, que juega en la primera división turística por la variedad de sus fondos. A través de monitores se realiza un recorrido de un día en la vida de un pescador, dependiendo del arte de pesca utilizado. Algunas de estas redes o herramientas, modernizadas, cobran vida durante el atraque de la treintena de barcos pesqueros, entre 16.30 y 18.00.

Lo que ha dado celebridad a la gamba local es tanto la calidad de su carne como el cuidado en su manipulación. El Menú de la Gamba (hasta el 24 de julio) se puede catar, entre otros, en Mas dels Arcs, restaurante con certificado de marca de garantía Gamba de Palamós. Cuesta 36 euros (24 por la noche) e incluye un plato con 200 gramos de gamba tamaño intermedio, bebida incluida.

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Si coincidimos un viernes, podremos apuntarnos a las visita guiadas vespertinas por la lonja que organiza el museo. También se realiza un show cooking en el muelle pesquero los viernes y sábados por la noche (20 euros) que tienen como protagonistas especies poco cotizadas, como la pota, la pintarroja o el pulpo blanco.

La moderna lonja de Fisterra (A Coruña), proyectada por Covadonga Carrasco.
La moderna lonja de Fisterra (A Coruña), proyectada por Covadonga Carrasco.Pascal POGGI (Getty)

La lonja turística

Fisterra (A Coruña)

El viajero no molesta en Fisterra, al contrario, se le mima y se le organizan recorridos guiados por la lonja, tanto por la cofradía como por la web mardegalicia.com. Este moderno mercado, proyectado por la arquitecta Covadonga Carrasco, tiene la plasticidad de un pez metálico rematado con un voladizo picudo de 17 metros bajo el cual se resguardan las visitas cuando llueve. Las escamas de la edificación son figuras trapezoidales con planchas de color azul metalizado que reflejan los tonos cambiantes del mar y el cielo de Finisterre. En el interior, las mamparas inclinadas de su galería permiten a los curiosos asomarse literalmente sobre las cajas de pescado, estableciendo una relación visual y olfativa entre el visitante y la subasta ritual a viva voz. Una exposición repasa los caladeros así como las artes de pesca, aunque lo mejor es escuchar las amenas explicaciones que dispensan en el Museo da Pesca, situado en el castillo de San Carlos.

La flota arriba a este puerto de 14.00 a 16.30, y en las cajas menudea el pulpo, la merluza, el típico longueirón. Por miedo a los temporales, muchas de las 87 embarcaciones -todas de artes menores- atracan bien separadas y sujetas a cadenas amarradas a muertos de hormigón.

Vista del faro del Cantil, en Isla Cristina, en Huelva.
Vista del faro del Cantil, en Isla Cristina, en Huelva.florenzo7 (iStock)

Un puerto de calidad

Isla Cristina (Huelva)

El distintivo “Pescados y Mariscos Isla Cristina” enaltece al primer puerto andaluz –y segundo de España– en capturas frescas y artesanales. Los muelles sobre la ría Carreras se quedan chicos para esta flotilla de 250 barcos, entre ellos 70 de arrastre, 25 cerqueros y 40 dragas hidráulicas, de las que se usan en el golfo de Cádiz para recoger chirlas limpias de arena. Muchos aguardan la llegada de los barcos –de 16.00 a 19.30– en la terraza del edificio El Faro, para después acercarse al puerto a presenciar la descarga.

Quien desee experimentar la subasta no tiene más que apuntarse a la visita guiada de lunes y miércoles en horario de tarde que programa la oficina de turismo (+34 959 33 26 94). Es el momento de señalar y hacer preguntas. El mejor souvenir lo encontraremos en la tienda de conservas Usisa, con su línea etiqueta negra de melva canutera, atún, mojama y sardinillas. Nos espera después la Bodega Dolores, con su pulpo y sus sardinas de temporada. Muchos regresan por la tarde para ver los muelles salpicados de rederos aplicando técnicas artesanales, junto a la flota abarloada, ya higienizada y lista para zarpar al día siguiente.

Puesto deportivo de El Campello, en Alicante.
Puesto deportivo de El Campello, en Alicante.Aleksandrs Tihonovs (iStock)

Aquí compramos todos

El Campello (Alicante)

Si hay una limitación habitual en las lonjas de pescadores es la prohibición a los pequeños consumidores de pujar en las subastas; como mucho, podrán comprar en los puestos instalados en el exterior. La excepción a la norma, es decir, la compra al por menor, son los 300 kilos que diariamente se reserva en El Campello para subastar entre el público, fruto de la faena de una flota integrada por una decena de barcos artesanales.

El subastador, después de cada toque de sirena, comparece con su micrófono inalámbrico, muestra el pulpo o el langostino a la concurrencia y procede a subastarlo. Tiene más de pescadero que de marinero. Las bandejas pesan entre un kilo y un kilo y medio y se rematan a la baja, es decir, hasta un precio mínimo que fija el armador. Basta decir ¡mía! para quedársela.

En la explicación se incluye el arte de pesca utilizado y las recetas que mejor acompañan a cada especie, así como las más aptas para el caldero típico de la costa alicantina. Las especies más humildes de la bahía también cobran protagonismo, sean bogas o jaboneros. De lunes a viernes, a las 18.00.

Puerto de Burela, en Lugo.
Puerto de Burela, en Lugo.Diego Velo (Getty)

Puerto bonitero

Burela (Lugo)

El concejo de Burela, de solo ocho kilómetros cuadrados de superficie, tiene una importancia pesquera que se proyecta por todo el Cantábrico. Barcos equipados con diversas artes de pesca se dan cita en sus malecones; una de las embarcaciones jubiladas, el Reina del Carmen, sirve de Barco-Museo Boniteiro. Sin la solemnidad de un museo, se encuentra ubicado entre la flota amarrada en el primer tramo de puerto y sus bodegas cumplen la función de espacios expositivos. De todos es conocida la importancia del bonito a partir de junio (y de la merluza todo el año). Al ser irregular la llegada de barcos pesqueros, lo mejor es consultar la “cartelera de entrada”, situada junto al restaurante Casa Miranda.

Martes y jueves, a las cinco de la tarde, se celebra subasta de marisco. Para acabar de burelizarnos, lo suyo es saborear el bonito en rollo o a la plancha en el restaurante A Lonxa (982 58 11 57). Se impone pasear por los muelles y, si impera mar de fondo, departir con los pescadores ociosos.

Un velero entrando en el puerto de Motril, en la costa de Granada.
Un velero entrando en el puerto de Motril, en la costa de Granada.

Quisquilla motrilera

Motril (Granada)

Se presentan sobre la cubierta del barco como una montaña de nasas blancas. Es el arte de pesca que, cebado con pollo, captura las codiciadísimas quisquillas de Motril. Las boyas a los lados delatan a los barcos palangreros, la grúas junto con la pequeña lancha a los profesionales del cerco y las puertas de acero en la parte posterior a los barcos de arrastre. Desde el puerto de Motril, las sierras costeras dan un respiro y abren un pasillo visual hacia el perfil de Sierra Nevada, que asoma grávida de misterios.

Motril es, también, ecopuerto, como vemos en el contenedor habilitado para recoger la basura pescada en el Mediterráneo: de arrastre, solo quedan 13 embarcaciones, lo que hace que todo sea más accesible.

Conviene llegar a eso de las 16.30 para contemplar la descarga y preguntar este verano por las excursiones en el catamarán Boatdil, dotado con telescopio y visores submarinos. Los pasajeros pueden apuntarse después a la estupenda visita a la lonja (16.00), cuyas guías pertenecen a familias marineras de toda la vida.

Puerto del pueblo asturiano de Tapia de Casariego.
Puerto del pueblo asturiano de Tapia de Casariego.Ignorant Walking (Flickr)

Rulenado en familia

Tapia de Casariego (Asturias)

Las siete chalanas (embarcaciones de aguas de poco fondo) que llegan habitualmente entre 12.00 y 13.30 hacen parecer familiares a todos los pescadores de bajura de Tapia de Casariego, pues zarpan y retornan a puerto en el día. Enfilan este puertito panorámico envueltos en mil colores y trasladan la carga a botes que, a su vez, les acercan hasta la lonja, donde esperan los lobos de mar  junto al retablo pétreo de la Virgen del Carmen y su lema: Salve Estrella de los Mares. Sin molestar, uno puede presenciar la rula (subasta de pescado), cantada y a la baja, en junio muy rica en salmonetes y lenguados. En la sidrería La Terraza, con su peculiar higuera, triunfa el bonito al horno. Para más nivel, reservar en El Palermo. Siempre pide repetir.

Barcas en la ría de Artibai, en Ondarroa (Vizcaya).
Barcas en la ría de Artibai, en Ondarroa (Vizcaya).I. Lizarraga (Getty)

Barcos de altura

Ondarroa (Vizcaya)

Alrededor del 15% de los ondarrutarras depende directa o indirectamente de la pesca, lo que convierte a este enclave montañoso en el puerto de altura en fresco más importante del País Vasco. Veremos las altas proas atracadas junto a los pesqueros de altura; a veces dos barcos gemelos cuya similitud sugiere el arte usado: la red de arrastre a la pareja.

Este es un puerto de actividad matinal: de 7.00 a 15.00 llega la pesca que tan buena prensa han dado a las conserveras. Empresas sicilianas introdujeron la industria salazonera de pescado: Ortiz y Marino son sus herederas. Quien tome la carretera curveada a Lekeitio obtendrá excelentes vistas del tráfico portuario. Tarde o temprano daremos cuenta del plato Exprés que guisa diariamente Pantxo Bedialauneta en el bar Cantábrico. Y antes o después fotografiaremos el escudo con campanario de la cofradía Vieja; actual oficina de turismo.

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