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Las 20 caras de México

De las playas de Yucatán a la selvática Palenque, pistas para un recorrido imprescindible por el país norteamericano

Un grupo de delfines de lados blancos del Pacífico en Puerto Escondido, en Oaxaca (México).
Un grupo de delfines de lados blancos del Pacífico en Puerto Escondido, en Oaxaca (México).Blaine Harrington III

Pirámides mayas, templos legendarios, ciudades coloniales, playas paraíso, fondos submarinos, museos, trenes panorámicos… Aquí van 20 pistas para hacerse una idea de cómo es el país.

01 La cara cosmopolita, Ciudad de México

La veterana capital política de la nación está en la vanguardia de la escena cultural mexicana. En ella dejaron su huella varios de los grandes muralistas del país: de los cinematográficos murales de Diego Rivera en el Palacio Nacional al realismo social de José Clemente Orozco en el Palacio de Bellas Artes. El arte, la música, la danza y el teatro están por todas partes, incluso un paseo en góndola por los antiguos canales de Xochimilco no resulta completo sin una apasionada balada mariachi.

02 Mérida, la cara colonial

Fachada del Palacio del Gobernador, en Mérida (México).
Fachada del Palacio del Gobernador, en Mérida (México).Jean-Pierre Lescourret

A la Mérida mexicana llegan cada año miles de turistas desde las cercanas costas de la Riviera Maya y Cancún camino del yacimiento de Chichén Itzá. La mayoría apenas se queda unas horas, pero la capital de la península de Yucatán merece algo más. Tiene un centro colonial encantador y bien conservado, de calles estrechas y plazas grandes, así como los mejores museos y galerías de arte de la región. Su Plaza Grande es una de las más bonitas de México, presidida por la Catedral y el Palacio de Montejo, ambos del siglo XVI. Solo por eso merecería la pena, pero además presume de una cocina exquisita y, en las afueras, de reservas naturales, elegantes haciendas y cenotes rodeados de jungla en los que nadar. Un poco más lejos, los yacimientos mayas de la Ruta Puuc, poco visitados, ofrecen un viaje al pasado sin turismo de masas.

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03 Tulum, la cara maya

Panorámica del sitio arqueológico de Tulum, en la Riviera Maya (México).
Panorámica del sitio arqueológico de Tulum, en la Riviera Maya (México).ML Sinibaldi

Arena que parece azúcar, un mar de color verde jade, brisas templadas y sol. No se puede pedir mucho más a una playa, pero en Tulum, además, hay un yacimiento maya, el único junto al mar. Es la postal perfecta que todos los turistas que visitan el caribe mexicano se llevan a casa. Si además se tiene en cuenta que hay todo tipo de alojamientos y para todos los bolsillos (desde cabañas de playa a resorts de lujo), fantásticos restaurantes y un montón de puntos de interés cercanos, es lógico que muchos de los que pasan por estas costas se queden mucho más tiempo del que pensaban.

04 La cara que mira al Pacífico

Surfistas en la playa de Zicatela, cerca de Puerto Escondido (México).
Surfistas en la playa de Zicatela, cerca de Puerto Escondido (México).getty

Se extiende desde las islas desiertas de Baja California hasta las verdes calas respaldadas por frondosas montañas tropicales, y desde infinitas extensiones de arena hasta lagunas con manglares llenos de aves. La costa del Pacífico impresiona por su belleza natural, en la que han crecido destinos turísticos –Mazatlán, Puerto Vallarta, Manzanillo, Ixtapa, Zihuatanejo y Acapulco– mezclados con excelentes enclaves surfistas, como Barra de Nexpa, Boca de Pascuales, Troncones y Puerto Escondido.

05 La cara relajante, costa de Oaxaca

Una de las calas de Bahías de Huatulco, en la costa del Pacífico de México.
Una de las calas de Bahías de Huatulco, en la costa del Pacífico de México.Macduff Everton

Tras pasar unos días recorriendo estos 550 kilómetros de playas de arena frente al Pacífico uno se queda tan relajado que no quiere marcharse. Se puede ir a Puerto Escondido, meca del surf y puerto pesquero, a la humilde Bahías de Huatulco o a los relajadísimos Zipolite, San Agustinillo o Mazunte. Empaparse de sol, saborear buena comida, ir de copas por los agradables bares de playa y, cuando apetezca, coger unas olas, bucear con tubo o embarcarse para avistar tortugas, delfines, ballenas, cocodrilos o aves.

06 La cara termal, San Miguel de Allende

Tras una larga mañana viendo tiendas, iglesias y galerías de arte por las adoquinadas calles coloniales de San Miguel de Allende no hay nada mejor que disfrutar de un descanso en una de las piscinas termales de las afueras de la ciudad: es una de las experiencias más relajantes de la región. Tras el baño se puede ir al vecino santuario de Atotonilco, fascinante imán de peregrinos mexicanos, y regresar para cenar en uno de sus excelentes restaurantes.

07 La cara arqueológica, Chichén Itzá

Turistas en la pirámide de Kukulcan, en las ruinas maya de Chichen Itzá.
Turistas en la pirámide de Kukulcan, en las ruinas maya de Chichen Itzá.Danny Lehman

Forma parte de todos los itinerarios turísticos por Yucatán y siempre está lleno de gente, pero hay una razón por la cual este yacimiento maya ha sido declarado una de las nuevas siete maravillas del mundo: es espectacular. Desde la imponente y monolítica pirámide conocida como El Castillo (donde la sombra del dios serpiente con plumas Kukulcán repta escaleras abajo durante los equinoccios de primavera y otoño) hasta El Caracol (cenote sagrado y de curioso diseño) toda la visita es una maravilla, aunque no seamos arqueólogos.

08 Mariposas en Michoacán

Migración de las Mariposas Monarca, en los bosques del santuario de El Rosario, en Michoacán (México).
Migración de las Mariposas Monarca, en los bosques del santuario de El Rosario, en Michoacán (México).Dan Guravich

Bandadas de mariposas anaranjadas cubren los bosques y las colinas de la Reserva Mariposa Monarca, en Michoacán, posiblemente el espectáculo natural anual más impresionante de México. Es uno de esos motivos excepcionales en el planeta que a muchos les hace plantearse un viaje. Entre noviembre y marzo, las monarcas migratorias cubren cualquier superficie –llegan a doblar ramas de árboles por el peso– y convirtiendo el paisaje en una eterna puesta de sol mientras pasan el invierno lejos de los gélidos Grandes Lagos, en una de las migraciones más espectaculares del planeta.

09 La cara crucerista, Puerto Vallarta

El nuevo muelle de la Playa Los Muertos, Puerto Vallarta (México), diseñado por el aquitecto mexicano Jesus Torres Vega.
El nuevo muelle de la Playa Los Muertos, Puerto Vallarta (México), diseñado por el aquitecto mexicano Jesus Torres Vega.Anne Rippy

Acurrucada entre montañas cubiertas de jungla, Puerto Vallarta es la segunda bahía más grande de Norteamérica y fue durante muchos años el centro turístico más bello de México, así como el principal centro crucerístico americano. Los españoles suelen preferir las playas del Caribe, pero aún así, es un lugar para visitar: a una hora de la ciudad hay playas recónditas, paseos a caballo, avistamiento de ballenas, submarinismo y pesca, con capturas que darán para contar una buena historia después en el bar.

10 La cara más bella

Playa del Amor, en el Cabo San Lucas (México).
Playa del Amor, en el Cabo San Lucas (México).Danny Lehman

Como parte del itinerario de un crucero o como final de una ruta por carretera, la bella formación rocosa del Arco de Cabo San Lucas resulta espectacular. Los pelícanos se sumergen en sus aguas turquesas, los bañistas se relajan en la playa del Amor, las pangas navegan cerca de la colonia de leones marinos y cuando el sol se pone tras el arco el entorno se vuelve mágico. Es perfecto para bucear y bajo el agua todo es igual de bello que en tierra; múltiples especies de peces esperan a los que se zambullen con aletas y gafas de buceo.

Pese al encanto incuestionable del lugar, el Cabo San Lucas es también un destino turístico para millones de americanos, con un toque un pelín absurdo y mucho desenfreno.

11 Pirámides en la jungla, Palenque

Para sumergirse con todos los sentidos en el antiguo mundo de los mayas hay que visitar el exquisito yacimiento de Palenque, un lugar donde las pirámides se alzan entre las copas de los árboles de la jungla y los monos chillan mientras se columpian en el denso follaje. Se puede deambular por el laberíntico Palacio y admirar su icónica torre, y después subir por la escalera de piedra del Templo de las Inscripciones, el elegante mausoleo de Pakal (el gobernador más poderoso de Palenque), para contemplar las extensas ruinas desde lo más alto.

12 La cara californiana, Isla Espíritu Santo

Travesía en kayak en la isla Espiritu Santo, en Baja California (México).
Travesía en kayak en la isla Espiritu Santo, en Baja California (México).Stuart Westmorland

Para los que buscan algo realmente especial, la costa californiana tiene rincones diferentes, como la isla Espíritu Santo, frente a la ciudad de La Paz. Es una isla maravillosa en todos los sentidos. El viento y las olas han erosionado la arenisca rosa dando lugar a formaciones que parecen dedos, y cada una de ellas alberga una bonita cala. Y por si la belleza del entorno no fuera suficiente, también se puede practicar buceo con tubo junto a mansos tiburones ballena, acampada bajo un cielo lleno de estrellas y rutas en kayak por una miríada de bahías azules. Incluso hay una colonia de leones marinos.

13 La cara subterránea, minas de Guanajuato

Plaza central de Guanajuato, al atardecer, en México.
Plaza central de Guanajuato, al atardecer, en México.Jeremy Woodhouse

Guanajuato le debe todo a sus inmensas minas de plata, que los españoles comenzaron a explotar en el siglo XVI. El resultado de estar sobre tanta riqueza es una opulenta ciudad virreinal, impresionantes plazas sombreadas, lujosas mansiones coloniales, casas de vivos colores y una disposición muy especial de sus calles, serpenteando alrededor de las laderas de las montañas. Ahora sus minas son un curioso atractivo turístico, pero además Guanajuato es famosa por su festival cervantino, por su animada vida universitaria y por sus curiosos túneles subterráneos –las principales rutas de transporte de la ciudad– que son una original y curiosa forma de desplazarse.

14 La cara azteca, Teotihuacán

La Pirámide del Sol y la Calzada de los Muertos vistas desde la Pirámide de la Luna, en el yacimiento de Teotihuacán (México).
La Pirámide del Sol y la Calzada de los Muertos vistas desde la Pirámide de la Luna, en el yacimiento de Teotihuacán (México).Jose Fuste Raga

Fue una de las más grandes ciudades de Mesoamérica y hoy es una popular excursión de un día desde la capital. Las descomunales pirámides del Sol y la Luna presiden los restos de una metrópoli que, siglos después de su colapso en el VIII, siguió siendo lugar de peregrinaje de la realeza azteca. Hoy es un imán para todos quienes buscan empaparse de las energías místicas que, supuestamente, convergen en la zona.

15 La cara zapoteca, Oaxaca de Juárez

Patio colonial de un restaurante en Oaxaca de Juárez, en México.
Patio colonial de un restaurante en Oaxaca de Juárez, en México.Macduff Everton

Esta singularísima ciudad del sur es una de las preferidas por los viajeros que recorren el país a fondo. Les suele gustar por su arquitectura colonial pero también porque es uno de los rincones más auténticos del país, con una exquisita artesanía y una sabrosa cocina que se puede probar en los restaurantes o en los puestos del mercado. Oaxaca está muy cerca de la magnífica antigua capital zapoteca, Monte Albán, de docenas de aldeas dedicadas a la artesanía con concurridos mercados semanales y de los frescos bosques de Sierra Norte, ideales para ir de excursión a pie, en bicicleta de montaña o a caballo.

16 El México de la plata, Guadalajara

La segunda ciudad más grande de México deslumbra a pesar de ser más una colección de pueblos que una gran metrópoli. Hay que visitarla por sus edificios coloniales, sus espectaculares espacios públicos y las maravillosas tiendas de artesanía de los artísticos barrios de Tlaquepaque y Tonalá. Además, cuenta con una joyería espectacular (destino ideal para comprar plata) y es la ciudad donde mejor se come al oeste de México.

17 La cara más viajera, el ‘Chepe’

Vías del tren Chihuahua-Pacífico, el 'Chepe', a su paso por las Barrancas del Cobre (México).
Vías del tren Chihuahua-Pacífico, el 'Chepe', a su paso por las Barrancas del Cobre (México).getty

La red nacional de ferrocarriles ya no funciona en México, pero la línea Chihuahua-Pacífico sigue en activo. Es un viaje insuperable: el convoy sube desde el nivel del mar en Los Mochis hasta las elevadas llanuras de Chihuahua a través de los sensacionales paisajes de las Barrancas del Cobre. Desde la ventanilla del Chepe, como se le conoce popularmente, se ven bosques alpinos, valles subtropicales y uno de los cañones más profundos del mundo. Uno puede apearse 15 minutos para tomar fotografías o quedarse unos días y salir de excursión a pie o en bicicleta.

18 La cara indígena, San Cristóbal de las Casas

Iglesia del Convento de la Merced, en San Christobal de las Casas (México).
Iglesia del Convento de la Merced, en San Christobal de las Casas (México).Corbis

Esta ciudad colonial de las alturas, en pleno corazón de Chiapas, es sobre todo famosa por su singular ambiente indígena. Combina lo moderno y lo maya, los cafés cosmopolitas y la cultura tradicional, pero ante todo es el punto de partida para visitar la zona de Chiapas y las fascinantes aldeas tzotzil y tzeltal. Se pueden dedicar varios días a explorar sus iglesias y mercados, realizar rutas a caballo y disfrutar de las noches frías junto a la chimenea.

19 La cara más artística

La pintura es la disciplina artística que mejor expresa las emociones mexicanas: desde los coloridos murales prehispánicos y la épica revolucionaria de Diego Rivera, hasta los torturados lienzos de Frida Kahlo y las instalaciones más vanguardistas. Ciudad de México, Oaxaca de Juárez y Monterrey son los tres epicentros del arte mexicano, pero cada ciudad tiene museos que albergan lo mejor de su pasado y galerías que exhiben las corrientes creativas del presente.

20 La cara más sabrosa

Cafetería del Mercado Roma, en México DF.
Cafetería del Mercado Roma, en México DF.Adam Wiseman

La cocina mexicana es una de las más populares del mundo, aunque cada región del país tiene sus propias especialidades basadas en el producto local y el género más fresco de cada día. Los viajeros más foodies deben probar en los restaurantes locales pero sin olvidarse de los puestos en los mercados más concurridos. Para cenar es buena idea buscar el local de alguno de los muchos chefs creativos que elaboran sorprendentes combinaciones de sabores al mezclar ingredientes tradicionales con elementos más novedosos. Otra buena táctica es apuntarse a un curso de cocina. Los hay por todas partes y son una experiencia diferente.

Más información en www.lonelyplanet.es y en la guía Lonely Planet de México

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