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Primer beso en Zaragoza

La bloguera Alena KH se maravilló al visitar El Corte Inglés cuando llegó a España desde su Bielorrusia natal

La bloguera Alena KH
La bloguera Alena KH

Alena KH es una especie de Elena Francis de la era Tinder. Esta bielorrusa con casa en el Raval barcelonés escribe (en perfecto castellano) el blog Intersexcciones, con más de 300.000 visitantes mensuales. Por si alguien lo dudaba, constata que El mercado está fatal en su primer libro (Roca Editorial). Empezó a flirtear con España a través de los libros de texto que llegaban a su Vitebsk natal, pero se enamoró del todo del país al llegar con 14 añitos a Zaragoza, en un intercambio escolar.

¿Qué es lo primero que le enseñaron?

El Corte Inglés. Para mí era mítico. Lo conocíamos a través de las revistas y entonces, a mediados de los noventa, en mi ciudad aún no había nada igual. La primera vez no compré nada, tenía los ojos como platos, pero a los cuatro días ya me había gastado todo el dinero que me dieron mis padres en chorradas inútiles.

¿Le sirvió el español que había aprendido?

A medias. Me decían: “Eres muy guapa”, y yo contestaba: “Ya lo sé, gracias”. Y eso que sabía recitar a Machado y a Julio Iglesias.

¿Sufrió choque cultural?

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Desde luego. Los profesores nos llevaron de marcha, a ver los bares. Yo parecía mayor, pero en realidad era muy pardilla. Se me acercó un chico y me dijo: “Oye, mi amigo se quiere enrollar contigo”. No entendí nada, pero le dije: “Muy bien”. Vino el amigo y me plantó un morreo, el primero de mi vida. Me hice famosa en el colegio como “la rusa que se enrolla con chicos mayores delante de los profes”.

¿Se hizo una foto con la Pilarica?

Por supuesto. Tengo todas las fotos de guiri. También fuimos a Madrid y me impactó muchísimo. El Prado, el Congreso… Lo único que no acepté es que me llevaran a los toros.

En 2001 volvió para quedarse. ¿Cómo se encontró el mercado?

Vi que las chicas estaban más liberadas que en Bielorrusia, que aún es muy machista, pero a la vez había mucho miedo a hablar de sexo y de relaciones. Allí son lobas en la cama para retener a sus hombres. No entendía nada. Cuando un chico me decía “te llamaré” pensaba que lo haría de verdad, y si no llamaba, le contactaba yo, en plan: “Oye, ¿qué te ha pasado?”.

Ahora vive en Barcelona. ¿Dónde lleva siempre a las visitas?

Al jardín de la escuela Massana, en pleno Raval. No es espectacular, pero para mí es especial. Suelo escribir el blog desde allí.

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