Infiltrada en Cannes

Poco después de ganar Eurovisión, Conchita Wurst viajó a Cannes. “Era uno de mis sueños”, cuenta la cantante, que actúa hoy en las fiestas del Orgullo de Madrid, dentro del festival Shangay Pride en el Vicente Calderón.

¿Se paseó por la alfombra roja?

Acudí como invitada a la gala amfAR, que apoya la lucha contra el sida. Y sí, tuve la ocasión de recorrerla.

¿Muchos nervios?

Un poco. Para tenerlo todo controlado, pedí que me vinieran a recoger al hotel bastante antes del evento. Cuando íbamos en camino, el conductor me preguntó cuál era la razón por la que acudía tan temprano. ‘Por nada en particular’, le dije. Me aconsejó que no llegáramos con tanta antelación; que eso no quedaba bien.

¿Y qué hizo?

Para hacer tiempo me dijo que me iba a llevar a un lugar muy especial.

¿A dónde fue?

A un mirador cercano a la ciudad, en medio de un bosquecito. Desde allí se veía todo: el boulevard de La Croissete, el Palais des Festivals y el hotel Carlton, donde Hitchcock rodó Atrapa a un ladrón.

Y ahí pasó el rato...

Llevaba unos taconazos y un vestido muy ajustado, pero me bajé del coche y me di una vuelta.

¿Llegó más relajada al evento?

Iba encantada. La experiencia fue única. Saludé a Sharon Stone, Heidi Klum y Leonardo di Caprio. Pero lo mejor fue cuando se me acercó Dita von Teese...

¿Quería compartir escenario?

No. Me pidió hacerse una foto conmigo para subirla a su perfil de Instagram. No me lo creía.