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Búscame ahí...

Córcega, la isla bonita de Obélix

Mediterráneo salvaje en la isla francesa que los antiguos griegos llamaban Kallisté, “la más sublime”

Isidoro Merino
Dos jinetes en la playa de la Roya, en la isla de Córcega.
Dos jinetes en la playa de la Roya, en la isla de Córcega. Claudio Cassaro

“Un soplo imperceptible de pino, un toque de artemisa, una pizca de romero y de lavanda”. Así resume René Goscinny, el guionista de Astérix, la esencia de Córcega por boca de uno de sus personajes. Para descubrir el Mediterráneo más salvaje hay que viajar a esta isla francesa de crestas montañosas y calas que miran por el Este a la Toscana y por el Oeste hacia la Costa Azul. Los antiguos griegos la llamaron Kallisté, que significa “la más sublime”. La fotografía está tomada en la playa de la Roya, en Saint-Florent, un puerto deportivo entre el Cap Corse y el desierto de los Agriates, una de las reservas naturales más grandes del Mediterráneo, donde se organizan rutas a caballo y en bicicleta de montaña. Vueling vuela a Bastia, a 23 kilómetros de Saint-Florent, desde 85 euros. 

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Sobre la firma

Isidoro Merino
Redactor del diario EL PAÍS especializado en viajes y turismo. Ha desarrollado casi toda su carrera en el suplemento El Viajero. Antes colaboró como fotógrafo y redactor en Tentaciones, Diario 16, Cambio 16 y diversas revistas de viaje. Autor del libro Mil maneras estúpidas de morir por culpa de un animal (Planeta) y del blog El viajero astuto.

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