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Donde Barcelona se hace urbe

Una ruta circular por el distrito de Les Corts repleta de secretos y sorpresas

Las sinuosas fachadas-cortina de las Torres Trade, en Les Corts (Barcelona).
Las sinuosas fachadas-cortina de las Torres Trade, en Les Corts (Barcelona).E. Riol

Les Corts es conocido básicamente por albergar un estadio universal, el Camp Nou, y poco más. Hordas de turistas abordan cada día el campo del Barça y, tan rápido lo visitan, regresan al centro de la ciudad dejando de lado una zona urbana llena de sorpresas y encanto. Por un lado, este distrito es el lugar donde Barcelona se hace metrópoli, con grandes edificios de oficinas, centros comerciales y un tránsito humano incesante. Pero por otro, alberga rincones con mucho encanto que nos hablan de un municipio que pasó a formar parte de la ciudad en 1897. Esta ruta circular permitirá descubrir algunos de sus secretos.

Paseando por la Diagonal

La gran arteria de Barcelona, la Avenida Diagonal, se convierte en Les Corts en una autopista domesticada enmarcada por palmeras y plátanos, e invadida diariamente por miles de trabajadores de cuello blanco, estudiantes de la zona universitaria y familias de la zona alta.

A la izquierda, los dos edificios de la sede de La Caixa y, a la derecha, las Torres Trade de José Antonio Coderch y Manuel Valls.
A la izquierda, los dos edificios de la sede de La Caixa y, a la derecha, las Torres Trade de José Antonio Coderch y Manuel Valls.E. Riol

El hub de la zona es la plaça Maria Cristina, donde se alzan algunos de los edificios más interesantes de la zona. Como la sede de la Caixa (Diagonal, 621-629), dos atalayas negras y geométricas que Francisco Mitjans y José Antonio Coderch construyeron en 1974, o el edificio Planeta, de Josep M. Fargas y Enric Tous (1976), que con sus setenteros módulos octogonales y su inconfundible aspecto de jardín babilónico sirve de contrapunto a la sobriedad imperante en la zona. Muy cerca de aquí se elevan las Torres Trade (Gran Via de Carles III, 84-98), uno de los hitos arquitectónicos de los años 60. José Antonio Coderch y Manuel Valls introdujeron las curvas en la arquitectura funcionalista de la época, legando a la ciudad cuatro bloques de sinuosos muros-cortina que todavía hoy mantienen su vigencia.

De camino hacia la plaza Francesc Macià encontraremos frente a frente dos grandes construcciones. La primera es el edificio Alta Diagonal (Diagonal, 640), antigua sede de Caja Madrid proyectada por Fargas & Tous (1993), que cuenta con un espectacular vestíbulo vidriado que puede visitarse en horas de oficina. Su cafetería también es un aliciente. La segunda es el complejo de oficinas y centro comercial L’Illa Diagonal (Diagonal, 557), de Rafael Moneo y Manuel de Solà-Morales (1993). De apariencia sobria y mediterránea, resulta fácil imaginarlo como un mastodóntico rascacielos horizontal (su fachada tiene 334 metros de largo). Constituye un excelente ejemplo de cómo la arquitectura comercial puede integrarse con gusto en el tejido urbano. Su fachada en travertino juega con la luz mediterránea y, según la hora del día, vibra entre el blanco y el beige. Vale la pena pasear por sus tres plantas de comercios y restaurantes que constituyen casi una ciudad en sí misma. Si hay hambre, pueden probarse las ostras y el atún del Fishhh (93 444 11 39) o tapear en el Vinitus (93 363 21 27), pidiendo sin falta sus láminas de alcachofa, son de escándalo.

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Murales literarios y terrazas escondidas

Ambiente de barrio en la plaça de la Concòrdia, en el distrito barcelonés de Les Corts.
Ambiente de barrio en la plaça de la Concòrdia, en el distrito barcelonés de Les Corts.E. Riol

Al salir de l’Illa por la calle Anglesola, que parte del interior mismo del centro comercial, cruzamos la calle Numancia para toparnos con dos murales literarios –uno dedicado a Salvador Espriu y otro a Mercè Rodoreda– que nos dan la bienvenida al núcleo histórico de Les Corts. Plagado de edificios con detalles modernistas y decimonónicos, así como pequeños comercios, parece mentira que el rugido cosmopolita de la Diagonal se encuentre a tan solo unos metros.

El corazón del distrito es la alegre plaça de la Concòrdia, en la que destacan el campanario amarillo de la iglesia de Santa Maria del Remei, del siglo XIX, y el Centre Cívic de Can Deu (93 410 10 07). Hay que entrar en este bonito edificio eclético de finales del siglo XIX, donde aguarda una cafetería con una terraza que, en pocas palabras, es un lujo. Además, algunos jueves el centro ofrece conciertos de jazz.

También aquí está el Fragments Café (plaça de la Concòrdia, 12; 93 419 96 13), un buen restaurante, también con terraza estupenda, donde comer o cenar platos de inspiración italiana y tapas. Para el dulce, lo mejor es dejarse tentar por las delicias de las pastelerías Mont-rodon (Travessera de les Corts, 269) y Ainhoa (Galileu 335).

Desde aquí podemos seguir por la calle Deu i Mata hasta la plaça Comas. Aquí se halla la sede del distrito, un palacete de inspiración Beaux-Arts de Antoni Rovira (1884), y la famosa escultura de Pau Farinetes, un pagès de aspecto bonachón muy querido en el barrio. Muy cerca queda el cercano espacio Roca Barcelona Gallery (Joan Güell, 211; 93 366 12 12), diseñado por el equipo OAB en 2012, un interesante ejercicio de depuración arquitectónica.

Modernismo entre jardines

El modernista Pavelló Central de los Jardines de la Maternitat.
El modernista Pavelló Central de los Jardines de la Maternitat.E. Riol

Ahora toca enfilar hacia el Camp Nou por la Travessera de Les Corts. Justo antes de llegar al estadio encontraremos a la derecha uno de los parques más bonitos de la ciudad: los Jardines de la Maternitat. Entre frondosos tilos, magnolios, falsos pimenteros, cipreses, pinos y tipuanas descubriremos una colección de edificios modernistas de finales del siglo XIX y principios del XX, construidos para albergar la Casa Provincial de la Maternidad y los Expósitos, aunque hoy en día sus usos son más contemporáneos y diversos. No hay que dejar de ver los Pavellons Central, Mestral, Olimpia y Garbí. El trabajo del ladrillo en todos y cada uno de ellos cautivará al visitante. También encontraremos un sugestivo palacete novecentista, el Pavelló Rosa.

Y para cerrar el círculo solo queda darse al consumismo. Vuelta a la plaça Maria Cristina, donde hay que prestar atención a un edificio con forma de cubo: Pedralbes Centre (Diagonal, 609), el centro comercial por excelencia de la zona alta. Dentro destacan Be (Planta C – local C7; 93 419 24 79) y su cuidada selección de prendas de marcas de culto indie y gadgets para la vida moderna, y también SUNE (PLANTA B - LOCAL B3; 93 160 05 86), donde encontraremos ropa y zapatillas para estar a la última, con un registro muy versátil y una buena atención al cliente.

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