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Hotel fugaz

Altaïr, un refinado caserón familiar del siglo XIX en Santiago de Compostela

Salón del hotel Altaïr, en Santiago de Compostela (A Coruña).
Salón del hotel Altaïr, en Santiago de Compostela (A Coruña).

Wabi-sabi es sinónimo minimalista de belleza y armonía con la naturaleza en la estética japonesa. Los hermanos Liñares, Ana y José Antonio, han querido diferenciarse del resto de hoteles compostelanos (entre ellos, el Costa Vela y el Moure, también de su propiedad) con un recurso estilístico al gusto nipón por la impermanencia, que es el minimalismo de la naturaleza por antonomasia. Tras el viejo caserón de hace casi dos siglos, no muy lejos de la plaza del Obradoiro, Altaïr esconde trazos de la fugacidad que se le supone a nuestra existencia, la oxidación de los espacios en los que habitamos, el fluir constante de los sentimientos y las emociones. Más allá de esta retórica, el hotel de los Liñares destila en sus muros la belleza a veces fría de la soledad. En su atmósfera, el alejamiento de lo cotidiano. En su propuesta decorativa, la saudade por lo simple, áspero, ingenuo y asimétrico. Una luz en la penumbra.

Puntuación: 8
Arquitectura7
Decoración9
Estado de conservación9
Confortabilidad habitaciones8
Aseos8
Ambiente10
Desayuno8
Atención8
Tranquilildad8
Instalaciones6

¿Y cómo conviven aquí la tradición románica y gótica de Santiago con la etimología oriental de la palabra wabi-sabi? Con un pudor casi religioso por parte de los propietarios. Los tapices llenan de elegancia las salas. El mobiliario de madera noble eleva la temperatura visual. Los arreglos florales juegan a ser ikebanas. La lencería instaura un orden haiku</CF> en los dormitorios. Las sutilezas musicales, o el mismísimo silencio, ejercen el contrapunto a la prosodia honkyoku de los monjes zen. A todas luces, los Liñares han querido desmarcarse de los tópicos compostelanos con un alojamiento diferente, profundamente sensorial.

El tiempo pasa acompasado del tañido repetitivo de las campanas. En el desayuno se combinan los alimentos naturales, el café recién hecho, los panes bien horneados, algunos quesos demostrativos de la artesanía local y, por supuesto, una suculenta tarta de Santiago. Así, para despabilarse temprano, el sabor auténtico de la ciudad.

Una de las habitaciones.
Una de las habitaciones.

Esta filosofía de vida se contagia a los huéspedes. Tanto que se pierde el sentido de la necesidad, los estereotipos del servicio a todas horas, la obligatoriedad del agasajo permanente. De hecho, la plantilla queda reducida a la mínima expresión. Pero nadie reclama más atenciones porque el wabi-sabi parece alimentar sobradamente todos los anhelos, las obediencias mundanas. Y a la hora de despedirse abonando lo que se debe, unas veces es Ana y otras José Antonio quienes atienden al cliente.

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Altaïr

  • Categoría: sin clasificación oficial.
  • Dirección: Loureiros, 12. Santiago de Compostela, A Coruña.
  • Teléfono: 981 55 47 12.
  • Web: www.altairhotel.net.
  • Instalaciones: salón, bar-cafetería y desayunador.
  • Habitaciones: 19 dobles.
  • Servicios: no hay habitaciones adaptadas para discapacitados, no admite animales.
  • Precios: desde 75 euros la habitación doble, IVA incluido; desayuno, 8,50 IVA incluido.

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