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Tres paradas ‘indies’ en Glasgow

La escena independiente de la ciudad escocesa se mueve entre el urinario del King Tut’s Wah Wah Hut, la tienda de vinilos de Mono y la rocola del Nice’n’Sleazy

Actuación de la banda Oh Land en el King Tut’s Wah Wah Hut, de St Vincent Street.
Actuación de la banda Oh Land en el King Tut’s Wah Wah Hut, de St Vincent Street.Vito Andreoni

Pese a su mal merecida fama de ciudad dura y agresiva –con sus divisiones sociales, religiosas y futbolísticas –, Glasgow destila cultura y, sobre todo, música. Su área metropolitana ha producido infinidad de grupos de fama internacional –desde los psicodélicos Jesus and Mary Chain, pasando por los poperos Belle and Sebastian, hasta los rockeros Franz Ferdinand–. La industria musical mueve aquí millones de libras, emplea a miles de personas e incluye cientos de negocios, entre los que se encuentra el gigantesco Hydro Arena, donde se celebrarán los premios MTV 2014.

Merchandising del King Tut's.
Merchandising del King Tut's.

Pero el talento local no fermenta en macro salas sino en una tupida red de pequeños pubs esparcidos por toda la ciudad en los que se puede beber, comer y descubrir nuevas tendencias musicales. Los hay de todo tipo, pero son los de naturaleza indie los que se han ganado renombre en toda Gran Bretaña. La lista es interminable. Los tres elegidos encapsulan la quintaesencia de la escena independiente de la ciudad, empezando con el todopoderoso King Tut’s Wah Wah Hut, situado en la elegante St Vincent Street. Aquí se firmó el contrato que catapultó a Oasis a la fama, iniciándose así la leyenda de este pub, cuya pequeña sala de conciertos ha sido votada como la mejor del Reino Unido. Se dice que el que actúa aquí, triunfa. La particularidad del bar está en el urinario de hombres, llamado Wonderwall, o muro de las maravillas, en honor a la canción de Oasis. En él está grabada una cita de Hunter S Thompson contra la cruel y superficial industria musical ("un largo pasillo de plástico donde campan a sus anchas los ladrones y los chulos").

Barra del Nice&Sleazy.
Barra del Nice&Sleazy.

En la paralela Sauchiehall Street se sitúa Nice’n’Sleazy. El nombre de este local, que podríamos traducir cariñosamente como ‘Guarrillo’, apunta a su (deliberado) desaliño, en el que radica precisamente su atractivo. Abajo, la sala de conciertos es una plataforma para artistas noveles o bien establecidos. A pie de calle, este bar pionero inició una especie de ‘semiótica de lo alternativo’ que ha sido replicada por otros: es oscuro, de decoración ecléctica y reciclada; sus paredes y ventanas están cubiertas de pósters de eventos artísticos; la clientela es bohemia o estudiantil y versada en música. Rezuma ese sentido del cool escocés, ajeno e incluso desdeñoso de los vaivenes de las modas londinenses. La selección musical de su rocola es legendaria; su menú culinario es básico pero variado.

Terraza del Mono.
Terraza del Mono.

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Al otro extremo del centro, entremetido en una esquina de King Street, se encuentra Mono, el arquetipo del pub independiente total: decoración intencionadamente destartalada, microcervecería, venta de discos de vinilo, restaurante para veganos y vegetarianos y, por supuesto, un espacio escénico para las nuevas bandas –todo un monumento a lo indie en la periferia del centro de Glasgow–.

Cada uno de estos pubs, y otros muchos como ellos, tejen una compacta malla en la que las bandas acaban convergiendo, creando así la particular atmósfera artística de esta ciudad que por su aportación, desproporcionada a su tamaño, fue nombrada merecidamente Ciudad de la Música por la Unesco.

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