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comer

Luminosidad para un clásico

ALDABA se renueva en Madrid y estrena como chef a Antonio del Álamo

José Carlos Capel
Restaurante Aldaba, en Madrid, con interiorismo de Isabel López Vilalta.
Restaurante Aldaba, en Madrid, con interiorismo de Isabel López Vilalta.Santi Burgos

Después de 20 años de singladura, el restaurante Aldaba, un clásico de la hostelería burguesa madrileña, ha remozado su estética sin alterar el alma de su cocina. Renovación acertada acometida por Isabel López Vilalta, que ha sabido respetar la elegancia de la sala mejorando su luminosidad y mobiliario. Cambios que han llegado acompañados de un relevo en sus cocinas, al frente de las cuales figura ahora Antonio del Álamo, profesional de largo oficio y amplios conocimientos de los platos clásicos españoles. “Cocina tradicional abierta al mundo”, reza una frase de la carta a modo de declaración de intenciones. Continuidad tras retocar ciertas especialidades e introducir algunas nuevas. En conjunto, platos aparentes que se fundamentan en productos de calidad y se interpretan con técnicas contemporáneas y criterios modernos. Al frente de la sala, el veterano José Luis Pereira. Y como nuevo responsable de la bodega, el canario Javier Gila, presidente de los sumilleres madrileños, que ha insuflado aires de renovación a la lista de vinos.

Puntuación: 7
Pan4
Café9
Bodega7
Aseos8
Ambiente8
Servicio7
Cocina7,5
Postres6

El clasicismo de la carta se aprecia en los aperitivos, unos sencillos buñuelos de bacalao junto a pimientos verdes de un bocado que llegan envueltos en jamón ibérico. En el listado de entrantes, la ensalada de gambas rojas con pasta y habas; las alcachofas con foie-gras y vinagreta de tomate; los huevos con crema de hongos boletos, foie-gras y garbanzos, y hasta un bogavante asado con butifarra negra y vinagreta de lentejas. Es decir, una decidida búsqueda de contrastes llamativos sobre la base de entremezclar lo lujoso con lo cotidiano. Pero donde se aprecia la sensibilidad de Del Álamo es en las recetas más sencillas. Es magistral la menestra, clásica y moderna al mismo tiempo, conjunto en el que las verduras mantienen su textura y sabor originales mientras que la salsa, ligada con harina, es de una ligereza encomiable. Y son suculentos los callos, con chorizo y morcilla asturianos. Impecables las cocochas de merluza al pilpil, y muy fino el pichón de Bresse a la salsa de miel y mostaza.

Lubina salvaje con crema de batata, verduras y vinagreta del restaurante Aldaba, en Madrid.
Lubina salvaje con crema de batata, verduras y vinagreta del restaurante Aldaba, en Madrid.Santi Burgos

La decepción llega con una de las presuntas especialidades de este nuevo cocinero, el arroz de liebre, que trata como risotto, y en el que la carne queda desdibujada por los lácteos. Bastante más conseguido está el steak tartar al estilo clásico, cortado a cuchillo y con un aliño impecable, que se prepara en la sala. En el balance final, mala nota para el capítulo dulce. El surtido de tartas (capuchina, chocolate) no vale gran cosa y la tarta Tatin es mejorable. Lo mismo que la manzana asada con helado. Y como alternativa, un aceptable surtido de quesos. Fallan los panes, de un panadero conocido pero de tamaños ridículos. En cambio, es sensacional el café, que incita a tomar dos o más tazas.

Aldaba

Alberto Alcocer, 5. Madrid. Teléfono: 913 59 73 86. Cierra: domingos. Precios:entre 70 y 90 euros por persona. Menestra de verduras, 25. Merluza a la romana con pimientos, 28,50. Rabo estofado con chalotas, 21. Carro de tartas, 8,70 euros.

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Sobre la firma

José Carlos Capel
Economista. Crítico de EL PAÍS desde hace 34 años. Miembro de la Real Academia de Gastronomía y de varias cofradías gastronómicas españolas y europeas, incluida la de Gastrónomos Pobres. Fundador en 2003 del congreso de alta cocina Madrid Fusión. Tiene publicados 45 libros de literatura gastronómica. Cocina por afición, sobre todo los desayunos.

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