Hacerse un largo en la piscina de la foto —proyecto de la empresa Crystal Lagoons en San Alfonso del Mar, un comercial complejo de apartamentos turísticos de la costa chilena a una hora en coche al sur de Valparaíso— tiene su mérito: es la mayor del mundo, según el libro Guinness de los récords, y durante su chapuzón puede que se cruce con algún velero, o con un buzo. Esta laguna artificial tiene más de mil metros de largo y tres metros de profundidad; contiene 250 millones de litros de agua salada que es extraída directamente del mar, y cubre una superficie de alrededor de ocho hectáreas, el equivalente de 6.000 piscinas familiares de ocho metros. La claridad y el color de sus aguas, típica de los mares tropicales, se consigue mediante un sistema de oxígeno a presión que permite purificar grandes masas de agua con un mínimo de productos químicos.
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