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Alta chocolatería en Bruselas

Las tiendas de chocolate más selectas de la capital belga

Mostrador de chocolate de una tienda de Bruselas.
Mostrador de chocolate de una tienda de Bruselas.Cristina Cuenca

En Bruselas el chocolate se convierte en artículo de lujo. Un ejemplo es la chocolatería Pierre Marcolini, que expone sus bombones en los pequeños escaparates de su establecimiento como si de una joya de Tiffany's se tratara. No es para menos, Bélgica ha sido el país que ha ido tallando este manjar desde que los españoles lo trajeran de América. Los belgas son los responsables de que ahora exista el praliné, por lo que es casi obligatorio degustar esta delicia en la ciudad que lo vio nacer. Y uno de los mejores chocolateros del país es Pierre Marcolinini, que ha recibido diversos galardones en ferias de repostería. Sus joyas más valoradas son la trufa con champán, el envol o el trianon fondant.

El cuidado exquisito con el que se trata al chocolate en este país también se aprecia en Godiva, marca conocida mundialmente. Sus tiendas ofrecen toda clase de variedades, como sus fresas bañadas en un chocolate que se solidifica al entrar en contacto con la fruta fresca. Junto a Pierre Marcolini, son de los establecimientos de alta chocolatería más caros de Bruselas; una caja de doce trufas puede costar 20 euros.

Sin embargo, estas no son ni mucho menos las dos únicas casas en las que encontrar chocolate de gran calidad en la capital belga. Para amantes de este manjar con bolsillos más modestos, cerca de la Gran Place está la chocolatería Elisabeth (rue au Beurre, 43). En ella, se puede encontrar chocolate artesanal de todo tipo desde 3,5 euros cada 100 gramos. Las tabletas expuestas en las vitrinas de la tienda se golpean con pequeños martillos de madera, desmenuzando así el chocolate con frutos secos y con la típica galleta speculoos de canela.

La maison du chocolate artisanal (Grasmarkt, 67) también destaca en la elaboración de estas especialidades belgas. En este establecimiento las tabletas de chocolate de 150 gramos se venden desde 3 euros y las cajas de bombones oscilan entre los 5 y 17 euros, dependiendo del tamaño y la variedad.

Para culminar la visita y disfrutar totalmente de este manjar, Bruselas cuenta con el Museo del Cacao y el Chocolate (rue de la Tête d'Or, 9-11). Desde el Xocoatl, la bebida con especias de los mayas, hasta el chocolate que se utilizaba para agasajar a los comerciantes o el que se servía en las cortes francesas, el museo recorre la historia de esta exquisitez. También se descubre cómo se cultiva el cacao y su proceso de transformación en chocolate, para culminar de la forma más dulce: un maestro chocolatero ofrece una degustación de chocolate artesanal elaborada in situ.

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