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VIAJEROS URBANOS

La comida más extraña y popular de Manila

El balut, un huevo cocido con un patito dentro, es todo un símbolo de la cultura culinaria filipina, pero difícil de 'digerir' para los turistas

Un puesto callejero de balut en Manila.
Un puesto callejero de balut en Manila.Adrián Fernández

Al caer la noche y hasta primeras horas de la mañana en la capital de Filipinas la relativa tranquilidad de las calles es interrumpida por el grito constante de "baluuuuut". Vendedores ambulantes a pie de calle, bien con su carrito o bien en bicicleta dan vueltas sin parar por los barrios vendiendo el preciado balut. Filipinas tiene comidas especiales y propiamente raras, como la degustación de grillos o de testículos de vaca, que se pueden encontrar en los mercados. Además, y pese a estar técnicamente prohibido en la capital, es sobradamente conocido que los perros ejercen un papel a veces diferente al de mascotas, en ocasiones terminando siendo carne de barbacoa. Pero ninguno de estas comidas extrañas se ha hecho tan popular y tradicional como esta que también se consume, aunque en menor medida, en China, Vietnam y Camboya.

El balut es un huevo de pato cocido con el embrión todavía dentro, ya bien formado debido a su corta vida de entre 16 y 18 días. Viéndolo por fuera cualquiera diría que se trata de un huevo normal de gallina y solamente a veces un pequeño puntito negro o rosa indica su contenido. Su popularidad es tal que forma parte diaria de la dieta de multitud de filipinos y hasta es vendido en las tiendas de pequeños supermercados como 7&11.

Lo que sigue puede parecer sacado de un relato de terror, pero es una experiencia gastronómica: nada más romper la cáscara un pequeño líquido se desprende (el cual debe de ser sorbido) y deja paso al feto de un pequeño patito plegado a la forma del huevo, con su pequeño plumaje, sus membranas al descubierto, sus patas y su pico. Es servido con un poco de sal y posee un potente sabor carnoso (similar al pollo), muy tierno y jugoso con un toque final amargo. El huevo contiene una elevada cantidad de proteínas y es popularmente considerado por estar dotado con poderes afrodisíacos, no demostrados. Ha pasado también a ser un plato de delicatessen en algunos de los mejores restaurantes filipinos y es servido en multitud de formas, como por ejemplo servido con una tortilla o con un adobado. Su precio varía desde los 40 centavos de euro en la calle hasta los 4 euros en los mejores restaurantes.

El balut, aun siendo muy tradicional hoy en día, está empezando a ser rechazado por algunas de las nuevas generaciones. Al igual que los occidentales, lo ven como algo intimidante, desagradable a la vista y difícil de digerir. El balut es todo un símbolo de la cultura filipina y muchos manileños suelen retar al turista a probar uno de estos famosos embriones, normalmente a altas horas de la madrugada.

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