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VIAJEROS URBANOS

Minifaldas en Estambul

Milenaria y moderna, la ciudad turca invita a conocer sus dos caras

Edificio de viviendas y oficinas Shappire, en Estambul (Turquía).
Edificio de viviendas y oficinas Shappire, en Estambul (Turquía).

Estambul es una ciudad bipolar. Hay quien llega a ella atraído por la magia de oriente. Otros la conocen como la ciudad de negocios, referente de modernidad y de fiesta. Y en verdad existen las dos versiones, y es recomendable tomarse el tiempo suficiente para conocerlas

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Para el que busque tradición y espiritualidad es indispensable visitar el barrio de Eyüp. Situado al otro lado de las murallas y al final del Cuerno de Oro, es uno de los distritos más conservadores de la ciudad. El motivo es que allí se encuentra la mezquita y el mausoleo de Abu Ayyub al Ansari, compañero y caudillo del profeta Mahoma a quien acompañó durante el primer intento de conquista de la ciudad por los musulmanes. Siete siglos más tarde, el sultán Mehmet el Conquistador mandó construir una mezquita en el lugar donde descansaba el cuerpo del guerrero y lo convirtió en un lugar de peregrinación para los musulmanes del Impero Otomano. Hoy en día el lugar sigue guardando gran importancia para los creyentes turcos. Por eso es muy habitual ver, especialmente en primavera y verano, multitud de bodas o ceremonias de circuncisión en los alrededores de la Mezquita. Convenientemente vestidos (no hay que olvidar que se trata de un barrio muy conservador) se puede acceder a los lugares de culto y pasearse por unas calles donde, milagrosamente, no transitan muchos turistas

La otra cara de Estambul se encuentra a lo largo del Bósforo. Los barrios de Bebek, Etiler y Arnavutköy son el terreno de las clases altas laicas. Sus habitantes se sienten orgullosos de su estilo de vida occidental. En Bebek, los bares sirven alcohol, las jóvenes llevan minifalda y el pelo descubierto y todos hablan inglés casi con tanta fluidez como turco. La costa del Bósforo tiene un delicioso paseo marítimo que lleva de barrio en barrio y pasa por delante de encantadores cafés a orillas del Estrecho, inmensas mansiones de madera transformadas en hoteles boutique y antiguos palacios Otomanos.

Para terminar la visita al Estambul más moderno es interesante acudir al barrio de Levent, el distrito financiero donde muchos de los residentes de Bebek trabajan. El barrio es una especie de Manhattan desordenado pero posé vistas que podrían rivalizar con las del mismo Empire State. Por 14 euros, uno puede subir las 54 planas del Estambul Sapphire, el edificio más alto de Turquía y ver, como si se tratar de un pájaro, toda la ciudad. En los días claros la vista alcanza a abarcar los dos océanos que bañan la ciudad. Un espectáculo único de Estambul

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