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Crítica:DORMIR
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Apoteosis plateresca

HOSTAL DE LOS REYES CATÓLICOS, santo y seña de Santiago de Compostela y de la red de Paradores

Fachada del hostal de los Reyes Católicos de Compostela, de principios del siglo XVI, de estilo gótico plateresco y obra de Enrique Egas
Fachada del hostal de los Reyes Católicos de Compostela, de principios del siglo XVI, de estilo gótico plateresco y obra de Enrique Egas

El hotel más espectacular de Europa. Así lo catalogan varias guías y publicaciones turísticas. Su historia disipa toda duda: fundado en 1499 por Isabel de Castilla y Fernando de Aragón como hospital real que debía acoger a los peregrinos jacobeos, maltrechos por el Camino y sus vicisitudes, no hay, que se sepa, otro alojamiento de viajeros más antiguo en todo Occidente. Y eso impresiona mucho a quienes a pie, en bici o motorizados se asoman por la plaza del Obradoiro y descubren la soberbia fachada plateresca diseñada en 1519 por los maestros Martín de Blas y Guillén Colás, junto a la mismísima catedral compostelana. Emociona, apabulla, el franquearla. No digamos recorrer sus cuatro patios cinco veces centenarios, asomarse a sus salones nobles, sobrevolar la capilla desde el coro, deslizarse por sus claustros hacia las habitaciones...

HOSTAL DE LOS REYES CATÓLICOS

PUNTUACIÓN: 8

Categoría: cinco estrellas gran lujo. Dirección: Plaza do Obradoiro, 1. Santiago de Compostela (A Coruña). Teléfono: 981 58 22 00. Fax: 981 56 30 94. Central de reservas: 902 54 79 79 (Paradores). Internet: www.parador.es. Habitaciones: 2 individuales, 120 dobles y 6 suites. Servicios: una habitación para discapacitados, no admite animales. Precios: desde 140 euros la habitación doble, desayuno e IVA incluidos; suites 123 y 124, 285 euros por persona.

Consciente del enorme valor histórico y monumental de este hospital de peregrinos -así como el de otros castillos, palacios y monasterios que hoy funcionan como alojamientos turísticos-, la red estatal propone un atractivo catálogo de paradores-museo que incluye los de Cangas de Onís, Cardona, Granada, León, Oropesa, Santo Estevo y Úbeda, abanderado por el de Santiago de Compostela, naturalmente. Todos con una visita guiada, folleto explicativo y PDF descargable en la web de Paradores de Turismo. En ocasiones, con un poco de suerte, el erudito director del hostal, Julio Castro, se encarga de guiar el recorrido. Todo un lujo que agranda aún más la imagen de la cadena.

Como hotel propiamente entendido, las instalaciones requieren una atención permanente y unos dineros en mantenimiento que no siempre se gastan. Pero eso es queja menor ante la pulcritud y el pundonor con que se emplea el servicio, pues no en vano el lugar está clasificado con el nivel máximo de la hotelería española. Gran Lujo es la práctica inveterada de mantener un turno de menestrales, vestidos de librea, solo para recibir al huésped y abrirle la puerta con mucha honra. Otros camareros, en retaguardia, lo conducen a sus aposentos por ese laberinto preciosista que son sus cuatro patios, dedicados a cada uno de los evangelistas, sus escalinatas y rellanos platerescos, sus recovecos insondables de cuando los peregrinos se retorcían en llagas, y sus claustros superiores, donde se distribuyen las 128 habitaciones del parador. Entre ellas, bajo la jerarquía marquetiniana de únicas, bien vale un roto en el bolsillo la Suite Real (número 301), en la frontal del edificio, con vistas sublimes desde el balcón al palacio de Xelmírez, que continúa la fachada barroca de la catedral, y al palacio de Raxoi, sede del Ayuntamiento; la 123, donde se custodiaba el antiguo archivo del hospital; la 124 (San Lucas), habilitada en 1898 por el administrador Nicolás de Neyra, y la Suite del Cardenal (329), donde la púrpura de Quiroga Palacios acogió al futuro mitrado Juan XXIII.

A quien se quede con las ganas de asomarse al Obradoiro siempre le cabrá la dicha de salir al balcón que remata el gran salón de convenciones, en la primera planta. Con la cámara preparada para disparar en retrovisión, que los campanarios de la catedral están ahí mismo y casi se pueden tocar con las manos.

Una de las habitaciones del hostal de los Reyes Católicos de Compostela
Una de las habitaciones del hostal de los Reyes Católicos de CompostelaFERNANDO GALLARDO

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