_
_
_
_
_
Reportaje:VAMOS A... DUBLÍN

Diez barras entre mil

El poeta Yeats entendió lo que era un pub en el James Toner y John F. Kennedy frecuentaba el Mulligan's. Oscuros, musicales, literarios y 100% dublineses

Ya lo decía Leopold Bloom, el héroe del Ulises de Joyce: "Buen rompecabezas sería cruzar Dublín sin pasar frente a una barra". Es que no hay tres o cuatro. Hay más de mil (para unos 500.000 habitantes). Elegir diez es como escoger los mejores granos de arroz de una paella. Fuera de tan escueta lista se quedan, sintiéndolo mucho, Messrs Maguire (Burgh Quay), que elabora su propia cerveza, o The Front Lounge (Parliament Street), donde los partidos televisados de rugby provocan el delirio de un público mayoritariamente gay.

01 James Toner

Más información
Niños y otros duendes
Dublín frenético y casi gratis

Es el primero de la lista porque recorremos la ciudad de Este a Oeste, pero también podría ser el último y no pasaría nada, salvo que llegaríamos cantando Drunken sailor. También es uno de los más antiguos (1818) y curiosos de ver. Cristales biselados, ventiladores pleistocénicos y barra baja de caoba con paneles divisorios de madera, como en una cuadra. Yeats fue un día arrastrado hasta aquí por su amigo Gogarty, se sentó en el reservado de la entrada, se tomó un sorbo de jerez, se levantó y dijo: "Ahora que sé lo que es un pub, ¿serías tan amable de acompañarme a casa?". Clientela carrozona, magnetizada por la televisión.

02 O'Donoghue's

A cinco minutos del anterior, junto al parque de St. Stephen's Green, se encuentra este viejo pub que está forrado hasta el techo de fotos amarillentas de The Dubliners, unos tipos con barbas y melenas estilo Viven (la película sobre la tragedia de los Andes), que comenzaron a tocar en el patio trasero en 1962 y aún siguen de gira mundial. También dicen que Robert Kennedy cantó aquí un día a pleno pulmón, pero no hay testimonio gráfico. Lástima. Es el singing pub más famoso de Dublín. El camarero, un crack que sirve la pinta con un trébol dibujado a presión sobre la misma espuma. Y el local, como un intestino delgado colapsado, sobre todo a partir de las 21.30, cuando empieza la música.

Boletín

Las mejores recomendaciones para viajar, cada semana en tu bandeja de entrada
RECÍBELAS

» 15 Merrion Row; 00 353 1 660 71 94; www.odonoghues.ie.

03 McDaids

En una bocacalle de la comercial Grafton Street, aislado del bullicio y del tiempo universal, como en una bola de cristal, hallamos esta reliquia casi sagrada del viejo Dublín, que ha sido morgue, capilla y pub. Nada de música. Sólo conversaciones, viejos libros y retratos de escritores. Un habitual fue Brendan Behan, el escritor y militante del IRA que solía bromear: "Cuando regresé a Dublín había sido sometido a juicio militar en mi ausencia y sentenciado a muerte en mi ausencia, así que les dije que podían fusilarme en mi ausencia"; el mismo que, un día que estaba tieso, se ofreció a pintar los lavabos a cambio de cerveza. Arriba hay un salón para estar aún más tranquilos. De paso visitamos los susodichos lavabos, del periodo cretácico.

04 The International

También junto a Grafton Street, y también ideal para escaquearnos de las compras. En el sótano, gente y ritmos jóvenes. En la planta superior, club de comedia y jazz. Pero es en el pequeño bar, a nivel de calle, donde se organizan las más gordas, pues ya desde mediodía se llena de guitarras, banjos, violines, panderos y un coro improvisado, y cada vez más tumultuoso, de nostálgicos que están a punto de hacer estallar los vasos al acometer los falsetes del Imagine.

05 The Stag's Head

Típico pub victoriano, con vidrieras de colores, sillones de piel, barra de caoba y mármol rojo de Connemara y un zorro momificado en el snug o reservado. Se abarrota a la hora del lunch -sirven platos irlandeses y un sándwich de jamón y queso rico, rico- y por la tarde-noche, sobre todo de estudiantes. El resto del día, parece una iglesia. Fue el primero que dispuso de luz eléctrica en la ciudad. Ahora gasta poca, la verdad.

06 The Palace

Una entrada de postal, con farola decimonónica y cristales grabados al ácido. A mano derecha, el minúsculo snug, el doble de alto que de ancho, reservado antaño para mujeres y policías de servicio. Y al fondo, un saloncito abovedado con butacas de escay rojo. Teníamos entendido que venían muchos jóvenes y turistas, pero ni una cosa, ni la otra.

07 Mulligan's

Establecido en 1782 entre el Trinity College y el río Liffey, tiene fama por haber sido citado en el Ulises (1922) y por no haber cambiado desde entonces, lo que se supone que es positivo. Parroquianos serios, silenciosos e introspectivos. Hasta que uno se arranca a cantar sin previo aviso y sin acompañamiento musical. Siempre ha sido frecuentado por periodistas, entre ellos uno que trabajó en 1945 como corresponsal del imperio Hearst: John Fitzgerald Kennedy. Aquí se reúne la Sociedad para el Fomento del Acento Dublinés.

08 The Temple Bar

Un clásico que no se puede evitar, potente aspirador de turistas que entran en manada, se hacen la foto y salen sin haber catado ninguno de los 450 whiskeys. Es casi una obligación tomar unas ostras frescas de la bahía de Galway con una pinta de Guinness o con champán francés.

También presumen aquí de su café irlandés, que hacen con whisky, como es de ley, o con Baileys, con Tía María, con Frangelico... Ofrece conciertos diarios de música tradicional.

» 47-48 Temple Bar; 00353 1 672 52 87; www.thetemplebarpub.com.

09 Brazen Head

De tiempos de la invasión normanda data el pub más antiguo de la ciudad y de toda Irlanda: ¡es de 1198! Está en lo que fue una esquina de la muralla medieval, y tiene un patio que recuerda el de un castillo, un comedor que parece una cueva y una zona más moderna y acogedora con fotografías de visitantes ilustres, como Adam Sandler o George Bush padre. Música folk todas las noches. Coge de camino a la fábrica de Guinness.

10 Guinness Storehouse

El museo de la cerveza más célebre, cremosa y adictiva del mundo es un lugar frío y decepcionante, con poca sustancia y enorme tienda de recuerdos. Lo mejor, el edificio, un almacén construido en 1904 siguiendo el estilo de la escuela de arquitectura de Chicago, con una deslumbrante estructura de vigas de acero. Y lo segundo mejor, el Gravity Bar de la sexta planta, panorámico y acristalado, que se eleva como un platillo volante sobre la fábrica dieciochesca de St. James's Gate, dominando toda la ciudad.

Más propuestas e información en la Guía de Dublín

Fachada del pub The Temple Bar en el barrio del mismo nombre de Dublín.
Fachada del pub The Temple Bar en el barrio del mismo nombre de Dublín.Andrés Campos

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_