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EXTRA EXTREMADURA

La comarca en forma de abanico

Asegur, Carabusino, El Gasco y otras muchas alquerías salpican de color los valles de Las Hurdes

Mi único hermano nació en Las Hurdes. Mi madre nació en Las Hurdes. Y también mis abuelos maternos y mis bisabuelos, el resto de mis antepasados. Mi padre, que es extremeño pero no hurdano, conoció a mi madre en Las Hurdes. Quizá yo mismo fui concebido allí.

Dicen que en las épocas prerromana y romana hubo oro y estaño en aquellas tierras, pero de niño, cuando yo acompañaba a mi abuelo hasta alguno de los huertos que él cuidaba junto al pueblo, nunca lo vi.

Dicen que en Las Hurdes se han hallado numerosas estelas e ídolos paganos de la Edad del Bronce. Nunca los vi. Aunque sí los petroglifos de El Castillo.

Crecí, cada verano, cada Navidad, cada Semana Santa, en un lugar que algunos habían llamado "áspero valle" y otros "paraíso terrenal", entre castaños y carrascos,

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Un alto en las Hurdes

cerezos y olivos, bajo cipreses, junto a tojos y helechos. Nunca supe demasiado del pasado. Nunca supe de Hurdes Altas y Hurdes Bajas, de Hurdes Blancas y de Hurdes Negras.

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Leí, sí, algunos textos de Miguel de Unamuno sobre esa tierra de mi familia, que también es mi tierra, y vi una película, Las Hurdes, tierra sin pan. Al contrario que otros hurdanos entendí que, en lo esencial, Buñuel nunca mintió. Es más, su película ayudó a que muchas miradas se dirigieran hacia la comarca. Unas para asentir, para darle la razón, y otras para rebelarse contra las imágenes del cineasta aragonés.

Leí, en fotocopias, y ya siendo adulto, el famoso estudio de Maurice Legendre sobre Las Hurdes y los hurdanos que daría, precisamente, pie al documental de Buñuel. (Y uno de mis tíos me habló de cómo conoció de niño a "don Mauricio").

Leí, en una edición de los sesenta de Barral, Caminando por Las Hurdes, el revelador libro de Armando López Salinas y Antonio Ferres.

Todos estos nombres propios son también Las Hurdes. Además, claro está, dirá cualquier hurdano, de Gregorio Marañón, el rey Alfonso XIII y muchos de los peculiares personajes de la intrahistoria de cada pueblo, de cada alquería: buenos tamborileros y flautistas, inventores de crecepelos y crecepenes, los mejores artesanos y apicultores, falsos patriarcas, curas con novia.

Las Hurdes es una comarca más hermosa que fabulosa, en el sentido que algunos han querido darle a esta palabra: misteriosa. Ríos transparentes y serpenteantes en las zonas de montaña, flanqueados por choperas y alamedas bellísimas, grandes extensiones repobladas con pinos (ya desde la posguerra civil) y delicados bosquecillos, vaguadas y bancales que conservan aún la vegetación original.

Las Mestas, la primera población que recibe al viajero que llega desde las famosas Batuecas, en Salamanca, se ha convertido en una de las capitales imaginarias de las nuevas Hurdes, que no son ya las capitales administrativas de cada municipio (constituido por varias alquerías o aldeas, amén de algún pueblo mayor: Caminomorisco, Casar de Palomero, Casares de Hurdes, Ladrillar, Nuñomoral y Pinofranqueado), sino aquellas poblaciones, por minúsculas que sean, que parecen ofrecer más singularidad y belleza; más, dicen las guías al uso, autenticidad; además de, por supuesto, lo que ofrece Las Mestas: buenos hoteles (Hospedería Hurdes Reales), alojamientos rurales con encanto (Las Cabañas de Mestas o los Apartamentos Rurales La Olla) y una de las mejores piscinas naturales de Extremadura, el Charco de la Olla. La autenticidad de alquerías antaño inaccesibles (un poeta las llamó "los enclaves perdidos"): Asegur, Las Herías, La Horcajada, La Batuequilla, El Cerezal (con su magnífico valle de los Tejos), El Gasco (con la cascada o Chorro de la Miacera, que surge de un antiguo volcán apagado), Carabusino, Riomalo de Arriba... Sembradas aquí y allá en los diferentes valles que, casi en forma de abanico medio desplegado, constituyen Las Hurdes.

Hay quien echa de menos las antiguas casas de piedra con techo de pizarra, sin ventanas apenas, incluso sin chimenea. Quizá no sus antiguos moradores, que prefieren las comodidades del presente, pero es cierto que el desarrollismo descontrolado ha acabado en algunos puntos con las mejores arquitecturas y tradiciones vernáculas. Una realidad y un pasado cuya memoria conserva el interesante Centro de Documentación de Las Hurdes, situado en Pinofranqueado, y que tratan de recrear con todo detalle los diferentes centros de interpretación de la comarca.

Fue en 1922 cuando el rey Alfonso XIII visitó Las Hurdes. Esta fecha, ya tan lejana, es todavía hoy uno de sus grandes hitos, si no el mayor. Acaso junto a la llegada de la democracia y el posterior Estatuto de Autonomía. Las crónicas cuentan que a partir de Casar de Palomero, y a caballo, aquel rey recorrió la tierra sin pan, la tierra hecha por los propios hombres. Algunos nunca entendieron para qué, pero mis abuelos, buenos e ingenuos, siempre creyeron que cuando el Rey volvió a Madrid llegó cierta prosperidad, algunos cambios, alivio y mejora, o limosna, según otros, para los menos favorecidos. Los mismos que poblaron las crónicas de García Mora y Campúa (quienes formaron parte de la comitiva real), los relatos antropológicos de Legendre y los sueños surrealistas y redentores de Buñuel. Todo ello, aún, en blanco y negro.

» Julián Rodríguez (Ceclavín, 1968) es autor de Cultivos (Mondadori, 2008), donde narra algunas historias y paisajes de Las Hurdes.

El gran meandro de El Melero en el río Alagón, en Las Hurdes (Cáceres).
El gran meandro de El Melero en el río Alagón, en Las Hurdes (Cáceres).GONZALO AZUMENDI

GUÍA

Información

» Centro de Documentación de Las Hurdes (www.centrodocumentacionhurdes.com; 927 67 41 33) La Era, 3. Pinofranqueado. De martes a viernes, de 9.30 a 14.30 y de 16.00 a 18.00. Sábados, de 9.30 a 14.30.

Dormir

» Hospedería Hurdes Reales (927 43 41 39). Ctra. de la Factoría, s/n. Las Mestas-Ladrillar. La doble, desde 56,07 euros.

» Las cabañas de Mestas (www.lasmestas.com; 927 43 40 25). Finca La Viña Grande. Las Mestas. Cabañas equipadas para dos (45 euros por día) o cuatro personas (55).

» Apartamentos La Olla (www.turismoenlashurdes.com; 620 35 23 74). Teso, 5. Las Mestas. Dos bungalós equipados. Para 2 (55 euros por día) o 4 personas (75).

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