Cuñada
Vaticino conflictos familiares entre un alumnado que confía más en lo que dice el móvil que en el arcaico y falible conocimiento de papá o mamá
Es escritora. Desde 1995, fecha de publicación de 'El frío', ha escrito narrativa, poesía y ensayo, y obtenido numerosos premios. Actualmente publica con la editorial Anagrama. Sus dos últimos títulos son 'pequeñas mujeres rojas' y 'Parte de mí'. Colabora con EL PAÍS, Hoy por hoy y da clase en la Escuela de escritores de Madrid.
Vaticino conflictos familiares entre un alumnado que confía más en lo que dice el móvil que en el arcaico y falible conocimiento de papá o mamá
Veo, aun sin bola, un futuro difícil que pasa por un presente mejor que un pasado dictatorial y tremebundo, pero que dista mucho de ser redondo
Spotify me conoce mejor que yo misma
En el nuevo libro de Selva Almada resuenan voces de esa magnífica tradición literaria que funde el Romanticismo tardío con un realismo de hablas y costumbres
A veces los emporios del azúcar adictivo y otros edulcorantes se ven obligados a pinchar sus refrescantes burbujas y despedir a gente
En ‘Como la perra’ se catalogan exhaustivamente sombras y dolores de una feminidad reducida a estigma. Pero sin espacio para el claroscuro
Consumiremos fármacos que nos costarán un riñón porque queremos vivir, y nuestra ansía de vida enriquecerá a quienes nuestra vida les importa más bien poco
La gente es buena, arrima el hombro y todo es precioso, pero después, cuando enfermemos y vayamos a los hospitales públicos y no nos atiendan porque estén devastados, pensamos si no habría sido mejor que se nos comieran la nieve y la mierda
Esto que nos pasa no puede estar pasándonos. Sin embargo, nos pasa y, a todas luces, es inmoral
Clara Obligado reflexiona en ‘Una casa lejos de casa’ sobre su experiencia como escritora argentina exiliada en España
Feministas y allegadas no somos ‘lesboterroristas’ que roban huevos de nidos para cascarlos con picos de pájaras. Nosotras somos la alegría.
La ciudad reconvertida en anuncio también me lleva al límite entre la realidad y la ficción, y a cómo ese límite afecta al concepto de verdad
Elmer Franklin Brannigan y Alicia Gómez Pinillos hablan de leyendas navideñas y ríen, preventivamente enmascarados, cuando reparan en que a veces la leyenda adquiere un tinte supersticioso y homogeneizador
Las buenas familias colocan lazos naranjas para perpetuar desigualdades nacionalcatólicas y bancarias, mientras que las familias buenas educamos a nuestra infancia en el hedonismo del baile, el laicismo y la poesía
Hay mujeres que deben ser nombradas más allá de toda condescendencia. Otras, también más allá de una condescendencia misógina, merecen un toque
A la vista de los comentarios del general retirado que higienizaría el país fusilando a veintiséis millones de españoles y de españolísimas como yo, esta columna bien podría titularse ‘Antígona’
Me ha llegado un pelín tarde el momento de asistir a la destrucción de las rancias tradiciones. Pero ha llegado y le doy gracias a Dios porque, pese a mi escucha atenta de Radio María, el socialcomunismo me ha abducido
Una cosa es que tu intimidad parisina, existencialista y literaria, se haga pública, y otra cosa es que archiven los aspectos menos fascinantes de tu vida
Me ha dado mucha tristeza pensar en el país que se nos quedaría sin todas las que nos tenemos que ir a nuestro país
Pediría a las fuerzas de seguridad que, desde esa lucidez de clase, no desplegaran actitudes más represivas en las concentraciones de perroflautas que en las de ‘cayetaners’
La poesía de Nona Fernández en ‘Mapocho’ no hermosea la catástrofe, sino que la hace visible entre el humo de la demolición
¿Por qué no volver a tener confianza en los metarrelatos emancipadores, en la poesía después de Auschwitz, en la verdad como horizonte de la filosofía y en el optimismo cognoscitivo?
Hoy esta columna quiere acordarse de esos seres humanos que de manera altruista nos prestan su organismo para experimentar en él vacunas y medicinas
Un clima de mal sueño impera en los relatos y los poemas de estos dos libros, en los que Mónica Ojeda expresa una dañada vivencia de mujer a través de la exploración lingüística
Me esfuerzo para que el europeísmo y la democracia me sigan pareciendo importantes, pero ya no somos clase media y, en ocasiones, sueño con colas del hambre y respiradores
Reniego del patrioterismo, me esfuerzo por ponerme en el lugar del otro y me enervo cuando alguien es injustamente tratado por haber nacido en un determinado país
Me preocupa que la única caja de resonancia de nuestro cerebro sean los contenidos ofrecidos por plataformas digitales y empresas de telefonía