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Reportaje:RUTAS URBANAS

Los rincones venecianos de Corto Maltés

Tras los pasos de Hugo Pratt y su marino errante por la ciudad italiana

El dibujante y guionista italiano Hugo Pratt (1927-1995) era un "veneciano de corazón" que trasladó a las aventuras de su personaje más conocido, el marino apátrida Corto Maltés, su pasión por ese doble laberinto de agua y de tierra que es Venecia. "Busco los lugares que conocí de niño, pero muchas veces no los encuentro", recordaba Pratt, considerado por Umberto Eco como el Salgari del siglo XX. Tanto él como su personaje regresaban siempre a Venecia. "Me paseo por sus callejuelas", decía el dibujante, "cruzo los canales, me detengo en los puentes y me doy cuenta de que en las orillas ya no se ven esos cangrejos que por la tarde holgazaneaban al sol".

Los crustáceos aparecen en una receta de cangrejos a la muranesa (los mejores son los de la isla de Murano) en una singular guía de Venecia, escrita por dos amigos de Pratt, Guido Fuga y Lele Vianello, que han recuperado el "vagabundeo anárquico y mágico" que durante 30 años practicaron con el maestro. El libro, La Venecia secreta de Corto Maltés, publicado en España por Norma Editorial, establece siete itinerarios "fantásticos y ocultos" por la Venecia que crearon Pratt y Corto Maltés en sus aventuras, a través de personajes o rincones de la ciudad ilustrados en numerosas viñetas y dibujos, y también en aventuras completas, como ocurre en Fábula de Venecia.

El fantasma de una ciudad

Autor y personaje van de la mano por Etiopía, Brasil o China, pero siempre llevan en la narración los misterios de una historia y una ciudad. "Venecia sería mi fin", dice Corto Maltés con la basílica de San Marcos al fondo. Hijo de un marino británico y de La Niña de Gibraltar, una gitana nacida en Sevilla, el personaje desapareció, por voluntad de su creador, en la guerra civil española cuando combatía junto a las Brigadas Internacionales en 1936. Aun así siempre se le podrá encontrar en Venecia.

Fuga y Vianello recuerdan que el único objetivo de sus paseos junto a Pratt era el de "comer y beber en compañía", alejados de las masas de turistas que hormiguean entre Piazzale Roma y la plaza de San Marcos. Aunque advierten que entraban más en los bares que en las iglesias, debido al agnosticismo de Pratt, ambos recuperan los lugares mágicos y misteriosos que indicaba el excepcional guía: los personajes e historias de palacios, monumentos, tiendas y plazas, los gestos de la gente o detalles arquitectónicos.

Pratt defendía el mundo de la fantasía, escribía y dibujaba una mezcla de realidad y ficción, identificado en la aventura romántica y con una postura libertaria. "Corto es un individuo que me ayuda a encontrar otras biografías, me sirve de unión con otras personas. Yo veo a través de Corto. El mundo de fantasía existe siempre", decía a finales de los setenta en Madrid en una de sus visitas a la librería Tótem, de Mariano Ayuso.

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Con la guía en la mano y las numerosas ilustraciones de Pratt y otros artistas (sólo hay una foto), la ficción se refleja en las calles y plazas, como en esas páteras veneciano-bizantinas de las paredes.

Acompañado por los autores del libro y los dibujos de Pratt, el visitante accede por siete puertas distintas a lugares mágicos y escondidos. Esos siete itinerarios se marcan en un mapa previo y se pueden recorrer con la mirada atenta a todas las sorpresas ("esta ciudad es una sorpresa", decía el marino elegante de las patillas y el pendiente), con paradas en bares y restaurantes, que son citados con frecuencia en el relato y aparecen en el margen de las páginas. En total se citan 115 bares, restaurantes, hosterías y cafés, además de cuatro enotecas, que al final del libro se sitúan con todos sus datos. Pratt y sus amigos se detenían con más frecuencia en lugares como el bar del hotel Danieli, el café Florián, los restaurantes Al Graspo de Ua, Al Mascaron y Ai do Forni, la hostería Alla Vedova y numerosas tascas que se habrán convertido en pizzerías.

Recuerdos de infancia

Los textos y las numerosas viñetas de Fábula de Venecia establecen un recorrido por los misterios del viejo ghetto (origen de la palabra gueto de los barrios para judíos), donde se puede apreciar el interés de Pratt por reflejar los escenarios de una forma casi fotográfica. Son los lugares que recorría con su abuela y en los que jugaba con niños hebreos "diestros en el arte de contar las cosas antiguas y en escalar los muros de los cercados prohibidos" como escribió Pratt en el prólogo de Fábula de Venecia.

Las puertas de la aventura, del mar, de Oriente, del oro, del amor, del color y del viaje son las que se abren a los turistas de hoy, con las descripciones personales de una ciudad admirada por Lord Byron, Casanova, Thomas Mann, Wagner y Henry James; que tiene edificios de Palladio y Sansovino; colores de Bellini, Tiziano, Veronese, Canaletto y Guardi; historias de navegantes y viajeros, ratones y gatos, leones y góndolas; el aperitivo spritz (agua mineral, vino y un golpe de Campari) y las zapatillas Friuliana. Pratt mira la ciudad a través de su historia, de las tradiciones judías y griegas, de sus personajes (Marco Polo, Goldoni, Franchetti, Casanova, Tommaseo, Baffo), de los símbolos y juegos, las reliquias o las órdenes religiosas, los restos de monasterios o los lugares donde habitaron escritores y artistas, como la casa de Tiziano, en la que también se supone que vivió Corto Maltés. Se detiene con más gusto en el ambiente de la Via Garibaldi (barcazas llenas de frutas y verduras), el Arsenal y el Museo Naval, el Campo de los Moros, otras plazas como Santa Maria Formosa y Santo Stefano, los itinerarios secretos del palacio Ducal, el palacio de Mariano Fortuny, las iglesias de San Pietro y de la Salute o los jardines de la Giudecca.

Cuando Pratt pensaba en Corto Maltés, deambulaba por las muchas calles que bordean los canales (los fondamenta) en busca de los cangrejos de su infancia y se refugiaba en su casa de Malamocco, en el Lido, donde conservaba una llave sefardí de Toledo que su abuela le había dejado en herencia junto a todo su irónico fatalismo.

GUÍA PRÁCTICA

Datos básicos- Prefijo internacional: 00 39.- Venecia tiene alrededor de 250.000 habitantes.Cómo llegar- La aerolínea de bajo coste My Air (www.myair.com) vuela a Venecia, desde Madrid y Barcelona, a partir de 40 euros, más tasas y gastos de emisión.- Iberia (www.iberia.con; 902 400 500) tiene vuelos a Venecia a partir de 200 euros, tasas y gastos de emisión incluidos. Tarifas de ida y vuelta con salida desde Madrid y Barcelona.Comer y dormir- Ostería Alla Vedova (04 15 28 53 24). Cannaregio, 3912. Especializado en entrantes. Unos 25-30 euros por persona.- Al Mascaron (04 15 22 59 95). Castello, 5.525. El precio de una comida completa ronda los 40 euros por persona.- Trattoria Ai do Forni (04 15 23 21 48; www.doforni.it). San Marco, 468. Con una solera de más de dos siglos. Especialidades de pescado. Entre 60 y 90 euros.- Hotel Rio Alto (04 12 41 39 31; www.rioalto.it) San Marco, 5.466. Pequeño y acogedor hotel. 110 euros la doble.Información- Oficina de turismo de Italia en Madrid (915 67 06 70; www.enit.it).- Oficina de turismo de Venecia (04 15 29 87 11; www.turismovenezia.it).

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