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Crítica:HABITACIONES
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Un convento para hedonistas

Mave, románico palentino con la impronta del arquitecto Jesús Castillo

No es un hotel, no tiene estrellas (excepto las de la noche), no tiene recepción. Son los enunciados, más poéticos que agresivos, con que se presenta esta posada real instalada en un viejo monasterio a las afueras de Mave (Palencia). El convento, desamortizado y abandonado en el siglo XIX, entró en un lote de tierras de labor que compró José Antonio Moral. Hace 20 años restauró el cenobio y abrió el hotel. Desde hace tres, sus hijos, Nacho y Begoña, comenzaron a transformar "un monasterio del siglo XII con arquitectura del XXI" (es otro de sus eslóganes). De la mano del joven arquitecto Jesús Castillo, el proyecto está adquiriendo un sesgo que va más allá de la hostelería. No cierra por obras, sino que estas se realizan por partes y en momentos que no interfieran la actividad. Las habitaciones Monacales son las que siguen sin reformar. En las Superiores y Especiales es patente la nueva sensibilidad. Materiales "en crudo" como la piedra, la madera o el hierro y alardes técnicos: la luz puede modularse para crear diferentes "sensaciones", a lo que contribuye la posibilidad de elegir también aromas. Los detalles obedecen, en lo técnico, a los nuevos postulados de sensorización e interacción con una estética ascética (el negro y la oscuridad se imponen, como una condición para la luz, pero sobre todo como rasgo de elegancia).

EL CONVENTO DE MAVE

Antiguo monasterio de Santa María de Mave (Palencia, acceso por la A-67, salida 94). Teléfono: 979 12 36 11. Web: www.elconventodemave.com.

Dentro del edificio queda englobada la iglesia románica, cuya portada el arquitecto hace presente a través de auténticos guiños de magia. El antiguo claustro parece un jardín zen, con lámina de agua y ventanas sin marco. Hay un comedor minimal y otro aún sin reformar. En suma, este "convento sin monjes" es un espacio singular en el que, más allá de pernoctar o alimentarse, se puede vivir una experiencia singular. Casi religiosa, que diría Enrique Iglesias.

Patio con una lámina de agua en El convento de Mave.
Patio con una lámina de agua en El convento de Mave.

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